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"¿Por qué siendo nuevo me tengo que quedar yo?, si algo sale mal sería mi culpa ¿no?, y si hablamos de anoche se suponía que era un sueño ¿verdad?, o ¿será que realmente está pasando esto?" "¿por qué me encuentro con una naranja parlante que puede volar?". Se preguntaba Kageyama recargado su cabeza en la vitrina de aquella cafetería en la que se encontraba.

Su primer día de trabajo lo había imaginado de una manera muy diferente,  el azabache pensaba que todo lo que le había pasado la noche anterior era tan irreal que tan solo recordarlo le daba jaqueca.

Por otro lado Hinata se encontraba husmeando la cafetería entera, necesitaba saber si era un buen lugar para el azabache, Hinata empezaba a tener hambre y mucha, aunque fuera un espíritu o algo parecido también tenía que comer.

—No eres nada discreto— el azabache soltó una pequeña risita al ver al pelirrojo mirando con atención los postres que había en la vitrina.

—Kageyama tengo hambre—hizo un puchero mientras se tocaba el estómago.

—Pensé que tú no comías—suspiró sacando un muffin para luego servir un poco de café con leche—Toma deberías comerlo adentro.

—Tranquilo, mientras yo pueda tocar un objeto este se vuelve invisible a la vista de los demás menos para ti—tomó su desayuno para después sentarse junto al azabache.

El pelirrojo le dio el primer bocado al muffin, "¿cuánto tiempo llevo sin comer algo así?, me he perdido de muchas cosas" pensaba delicadamente  y, es que realmente en la asamblea no había mucha comida que supieran tan jodidamente bien.

—¿Por qué nunca se me ocurrió robar comida?—murmuró para sí mismos llevándose el vaso que contenía café a sus labios.

—No creo que sea buena idea.

—Nadie se daría cuenta que alguien se llevó una pequeña porción de comida.

—Eres un pequeño idiota—soltó una pequeña carcajada.

—Mira quien lo dice—susurró para que Kageyama no lo pudiera escuchar, lo cual no fue buena opción ya que el azabache lo había escuchado.

Kageyama estallaba de carcajadas y aunque Hinata se estuviera haciendo el serio con él, por dentro estaba tan feliz de poder volver a ver la sonrisa de su esposo. Cuando el azabache dejó de reír posó su codo derecho en la vitrina para después recargar su cabeza en su mano, su mirada viajó hasta el pequeño que tenía a su lado y lo observó comer.

Era pequeño y eso le causaba ternura y al mismo tiempo un poco de gracia, su cabello tenía un color naranja rojizo que resaltabas en cualquier lugar, su piel un poco lechosa, una hermosa y pequeña nariz de botón que hacía que el pelirrojo se viera aún más tierno y hermoso, el azabache no pudo evitar ver los pequeño y finos labios que el menor tenía, Hinata al sentirse observado decidió voltear a donde sus instintos le decían que mirara.

Sus ojo conectaron, Kageyama pudo ver los Iris del pelirrojo un color sencillamente hermoso. Grandes y marrones como la madera, el chocolate y el café, el azabache simplemente se había cautivado de lo hermoso que era aquel espíritu que estaba a su lado y eso no era lo único que lo cautivó, el aroma que emanaba era exquisito para él.

Por otro lado Hinata al conectar su mirada con el más alto sus ojos tomaron un brillo hermoso e intenso, el pelirrojo empezó a toser ya que se había sorprendido haciendo que trocitos de muffin se atoraran en su garganta.

TRES DESEOS -KAGEHINA- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora