Despertando al amor

2

El tiempo siguió su curso hasta que llegó el fin de semana tan esperado por el hombre, era viernes por la noche y después de haber tomado su ración de té negro acompañado de Hange, se dirigió a su casa. Arregló su equipaje llevando solo lo elemental, no le gustaba cargar con cosas innecesarias en sus viajes. Al finalizar tomó su móvil y lo miró pensativo mientras algo se le ocurría. ¿De verdad iba a hacerlo? Elevó la cabeza y miró el techo como si mirara una interesante obra de arte. Al segundo comenzó a teclear un número en el aparato, contuvo la respiración unos segundos mientras sus manos comenzaron a sudar levemente, ¿por qué le pasaba eso?

—¡Hola de nuevo, Levi! —respondió la mujer.

—Hange.

—¿A qué debo el placer de tu llamada? ¿Olvidaste decirme algo? No tiene mucho tiempo que nos vimos.

—¿Tienes algo que hacer este fin de semana?

—¿Te refieres a mañana y el domingo?

—Sí.

—Mmm, a ver, déjame pensar. ¿Dormir hasta tarde cuenta como algo importante?

—Para mí no.

—Pues para mí sí. Pero por ti podría dejarlo pasar —bromeó para después preguntar con seriedad—, ¿qué necesitas?

—Acompáñame al concurso —lo dijo tan tenue que se aclaró la garganta para repetir su petición.

—¡Me encantaría!

En días pasados, concretamente una semana antes, Levi le reveló a Hange su apasionada afición, ella se mostró muy emocionada al ver que alguien como el varón frente a ella tuviera esa clase de pasatiempos, sabía que le gustaba leer, la limpieza y beber té, así que saber ese pequeño gran detalle le causó ternura. Le gustaba la manera en que él se abría poco a poco ante ella y el que le hablara sobre ese concurso donde él participaría le emocionó.

—Entonces no tendrás inconveniente en levantarte muy temprano para irnos. Recuerda que está a cinco horas de aquí.

—Por supuesto que no tengo problema en ello, ¿dónde nos vemos?

—Pasaré por ti a tu casa.

—¿Estás seguro? Por lo que me has contado, tu casa está algo retirada de la mía y eso haría que se te hiciera tarde.

— No te preocupes por eso.

La mujer lo pensó durante un par de segundos, realmente estaba sorprendida por la manera de actuar del hombre al otro lado del teléfono. Estaba siendo demasiado amable y eso no era lo que ella esperaba y no quería confundir lo que estaba sintiendo y que cada vez crecía más.

Iba a darse la oportunidad de escaparse un fin de semana, desde la muerte de su esposo que ella no salía a pasear con amigos o conocidos por más que le insistían, ella no daba su brazo a torcer. Se vio sorprendida al verse aceptando esa invitación de un casi desconocido, pues medio año no es suficiente para conocer a alguien, aunque claro, tampoco una vida es suficiente para conocer a una persona.

—¡Aaah! —exclamó la fémina de repente, asustando ligeramente al varón de cabellos negros.

—¿Qué pasa?

—¡Olvidé que no tengo ropa de playa!

—Eso no es algo de lo que debas preocuparte, no es relevante.

—¿Estás seguro?

—Por supuesto, entonces paso por ti a las seis de la mañana.

—Perfecto, te mando la dirección por mensaje, comenzaré a preparar mi equipaje —pronunció emocionada.