Príncipe De Dos Mundos

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El barco había zarpado para una nueva aventura, aquel gran e imponente mar cantaba con sus olas meciendo el barco de manera cauda, sus murmullos eran como un canto celestial; tanta calma era indescriptible y hermosa de igual forma.
La tripulación de aquel barco cenaba tranquilamente a la espera de que su capitán diera las buenas nuevas, en el comedor del barco había un verdadero banquete regocijante de toda delicia existente y de aquella por existir, las bebidas tampoco faltaban, desde barriles de cerveza hasta botellas del mejor vino; esa era una noche especial, todo lo demostraba, las aguas tan quietas, la luna llena brillando con tal magnitud que te hacía sentir que podías tocarla con tan solo estirar la mano, el susurro frágil del viento golpeando con las velas del barco, el canto de las criaturas marinas que festejaban en honor al futuro heredero del reino de los mares y del palacio en la tierra firme.

A las afueras del camarote principal, se encontraba el capitán de tan imponente barco dando vueltas como león enjaulado, comiéndose las uñas de los nervios, sudaba como si sobre su cabeza tuviera al sol mismo, el rechiñar de sus botas sobre el desgastado piso de madera lo ponía aún más nervioso, deseaba tener noticias pronto pero para ello, debía mantener la poca calma que le quedaba; dentro del camarote una bella damicela era atendida por el doctor de la tripulación y mano derecha del capitán, aquella tan bella mujer había entrado en labor de parto sorpresivamente, justo dos horas después de haber zarpado; poniendo a toda la tripulación en verdaderos apuros, ni siquiera los médicos del barco sabían bien a bien como atender un parto pero harían lo que estuviera en sus manos para ayudar a su amada doncella (porque si, para todos en la tripulación, la reina era, además de una dama de cuidado, la adoración de la tripulación completa. Por quien serían capaces de dar la vida si era necesario.)

Las olas parecían más calmadas de lo habitual, como si quisieran arrullar a la tripulación y de pasó apaciguar los nervios del temido capitán de una igual temida tripulación.
El capitán había decidido despejar su tempestuosa mente, caminando por los alrededores del imponente barco; recargado en uno de los barandales del timón de mando, observaba las calmadas olas cuando oyó un grito a sus espaldas.

-....¡Capitán! .......- Grito una voz a unos metros del capitán.

Aquel castaño capitán de piel apiñonada y vestimenta digna de un rey, con ojos color del sol y una cicatriz adornando la mitad de su rostro; giro en dirección a la voz de su mano derecha.

-¿Cómo están?.......Habla de una maldita vez Jhons- el capitán, aún con todo y los nervios aflorando en su piel, seguía viéndose tan imponente como de costumbre.

-Ha nacido un varón Capitán. Un fuerte y sano varón. Lady Marie a pedido que vaya a verla.- contestó el pirata dejando de lado la cercanía con la que usualmente no trataba a su capitán.

Ni tardo ni perezoso, el capitán corrió en dirección al camarote principal. Ansiaba ver a su esposa y a su hijo, ansiaba llenarse el pecho de orgullo al entrar por esa puerta de madera y admirar a la mujer que amaba con el alma, teniendo en brazos al fruto de su imparable amor.

Al llegar al camarote principal, sus nervios habían vuelto haciendo meya en su actuar, sus manos sudaban y de su frente caían gotas de fino sudor que no se debían a la estrepitosa forma en la que llegó al lugar, era sudor de nervios y sabía que al entrar, su amada se burlaria de él.
Antes de abrir la puerta que parecía comerlo, se tranquilizó lo mejor que pudo, limpió sus manos en su pantalón y pasó el antebrazo por su frente; no iba a mostrar signo alguno de haber estado al borde de un colapso, era el capitán Lewgras después de todo.

-Gabrel, es un varón, estoy segura que será tan fuerte y valiente como su padre, acércate por favor.- La voz de la reina sonaba algo cansada pero incluso así, guardaba cierta alegría.

One-Shots JuabyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora