Y sigo bebiendo coca-cola

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—Deberías cambiar eso por algo más fuerte.

— ¿Para eso vinimos aquí?

— ¿Qué haces aquí?

Y tal vez el tono fue muy frío e indiferente. Pero le dolió el corazón ver cómo se dirigía a ella.

Es doloroso ver como puedes pasar de conocer a alguien completamente, a sentirlo como un verdadero extraño.

Porque antes de ser su novio, Yoongi era un amigo incondicional; un hombro donde podía llorar, su psicólogo personal, era la sensación reconfortante después de un día feo y era su sol cálido después del invierno. Lo era todo.

Y es que terminar amistades duele más que las mismas relaciones amorosas.

Porque nunca te lo esperas. Nunca esperas la traición, mentiras o dolor por parte de un amigo. Jamás ha sido así. Se supone que cuando tienes el corazón triste, esa persona viene y te consuela.

¿Pero qué se hace cuándo ella es la causante de todo ese dolor?

— Los chicos me dijeron que no estás bien.

Yoongi ahogó una risa sarcástica. Sabía que aquello molestaría a Jennie.

— Nunca estoy bien.

Jennie se llamó estupida más veces de las que respiró. Había sido un gran error. El peor en mucho tiempo. Mierda, debió quedarse en casa.

Pero necesitaba una explicación. Necesitaba un por qué. No podía soportar quedarse como una tonta, viendo como todo se iba a la borda.

— Necesito una explicación.

Inconscientemente apretó su vaso de coca-cola, un intento por calmar sus nervios y descargar la tensión que sentía.

— ¿Sobre qué?

— Sobre todo. Sabes a qué me refiero.— Comenzó. — Quiero saber desde cuándo te drogas, por qué lo haces y qué te hace pensar que eso mejorará las cosas. También, necesito saber por qué te estás haciendo esto.

No tocó el tema de la infidelidad. A Jennie ya no le importaba. Sólo necesitaba un pequeño descanso para su mente y corazón. Sabía perfectamente que después de esa conversación, ella desaparecería de su vida para siempre.

— Me drogo desde hace un año. Lo hago porque todo me agobia y esto me tranquiliza. Tal vez no lo mejore, pero sí me hace sentir mejor por un segundo de mi miserable vida. Y lo estoy haciendo porque esta es la manera más lenta, dolorosa y placentera que tengo para acabar con todo.

Acabar con todo.

Esas palabras ardieron hasta el infierno. Generaron tanta impotencia en Jennie. Quería hacer algo por él. Sólo si se lo permitiera.

Escucharlo hablar así. Tan indiferente con todo. Hasta con él mismo. Le dolía. Le dolía demasiado a Jennie, porque lo amaba. Y ver como alguien que amas, se está rindiendo ante la vida es lo más desesperante del mundo.

— Sé que quieres saber si te fui infiel. Pero no lo preguntarás.— Dijo en tono amargo. La mirada fija en el vaso rojo que estaba en su mano.

— No necesito saberlo.

Yoongi alzó la mirada. Porque el tono de voz que ella había utilizado sonaba tan seco, que casi duda que hubiese sido Jennie.

— Escuché suficiente.— Dijo lentamente.

Se levantó de la cama y cuando planeaba salir de aquella habitación, la figura ahora delgada de Yoongi se mostró frente a ella.

No la dejaba pasar.

Ella se sentía pequeña ante sus ojos. Como si fuese su títere.

Y él estaba tan cerca. Tan cerca que podía fácilmente inclinarse y sus labios rozarían. Tan cerca que sus respiraciones se mezclaban, creando sensaciones que Jennie habia extrañado sentir. Tan cerca que se sintió vulnerable. Tan cerca que tal vez podría olvidar las ganas de llorar y abrazarlo de una vez por todas.

Tan cerca que...

— Me faltó decir algo.— Susurró. Su aliento a cigarro y ron llenado las fosas nasales de la chica.— Lo siento tanto.

No lo esperaba. Esperaba todo menos una disculpa ¿Ya para qué? El daño estaba hecho. Era como llorar sobre la leche derramaba. En este caso, sobre los trozos de su corazón derramados.

— Te amo.— Continuó. — Pero no puedo tenerte cerca.

Yoongi tomó una respiración.

— Podría herirte. Y eso es lo único que no me perdonaría.

xanny » yoonnieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora