Llegan tarde a todas las fiestas.

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Jennie cerró los ojos. Mientras intentaba no hacer ruido. Apretó su camisa con mucha fuerza y tomó respiraciones lentas. El lugar siendo sofocante.

El padre de Min Yoongi entró. Su rostro se transformó al ver el estado de su casa. Con la rabia siendo lo único presente, apretó sus puños. Buscaba a su único hijo y principal dolor de cabeza en la vida.

—¡Min Yoongi!

El chico salió de la cocina. Le temblaban las piernas, pero escondía su terror con aquel semblante frío que siempre tenía.

—¡Min Yoongi!

Casi salta del susto, cuando la voz profunda e intimidante de su padre resonó por toda la casa. Apresuró el paso, para llegar más rápido a la sala.

Y nunca quiso haber llegado.

Su madre, estaba sentada en uno de los sillones. El hermoso rostro que la caracterizaba, estaba lleno de moretones. Unos cuantos de color verde y otros morados. Era un desastre. Pudo llegar a ver un poco de sangre seca en su labio, como si la hubieran golpeado recientemente.

Sintió la sangre hervir.

—¿Qué le hiciste a mi madre?—Reclamó.

—¿Qué le hiciste a la casa?

Yoongi quiso golpearlo. Su madre estaba hecha mierda y a él sólo le importaba su pedazo de casa.

—Tuve una fiesta.—Respondió indiferente. Sabía que eso lo molestaba y ahora sólo quería provocarlo.

Grave error.

—Maldito insolente.—Dio un más cerca del chico.

La madre de Yoongi se alarmó y se levantó, poniéndose en medio de ambos.

—Por favor, no el hagas nada.—Le rogó, sabiendo lo que venía.—Sólo quería divertirse, está en su derecho.

El hombre apretó más los puños. Sus manos picando por abofetear la piel que aún estaba sana en su esposa. Sus ojos queriendo ver cómo está rogaba por piedad, mientras es golpeada con fuerza.

—No en mi casa.—Dijo entre dientes.

Y se veía tan aterrador que Yoongi quiso salir corriendo. Pero al ver a su madre siendo reprimida por ese hombre, todo rastro de miedo podía irse a la mismísima mierda.

—Es tu hijo.—Le recordó. El corazón en la mano.

—Este marica no es mi hijo.

—¡Sí lo es!—Gritó.

Ella le había gritado.

Lo único que sintió fue como su cuerpo era empujado al frío piso de la sala. Sangre brotando de su nariz. Sostuvo su cabeza y dejó salir un quejido cuando su esposo la tomó del cabello. Le dolía tanto.

—¡¿Quién te crees que eres para gritarme, maldita zorra!?—Gritó contra su oído. Su respiración cerca le daba tanto asco, que sintió arcadas.

Jennie no sabía que hacer. Escuchaba los gritos. Las manos le temblaban y recordó que había dejado su teléfono afuera. Todo era un desastre.

¿Debería salir? Yoongi le había literalmente rogado que se quedara ahí.

Tapó su boca llena de miedo cuando el sonido de un vidrio rompiéndose, llegó a sus oídos. Sintió los ojos húmedos del miedo y necesitaba saber cómo estaba Yoongi.

—Por favor.—Susurró. Su voz casi que inaudible y un poco temblorosa por las lágrimas que estaba reteniendo.— Que no le pase nada.

Yoongi corrió de vuelta a la cocina. Su padre detrás de él mientras sostenía su nuca llena de sangre.

El chico le había roto uno de los floreros en la cabeza. No logró que se desmayara, pero ahora había dejado ir a su madre.

El único problema es que estaba detrás suyo y no tenía ni la menor idea hacia dónde huir.

Tal vez...

—¡Eres un hijo de puta!—Rugió.

Se sentía tan cerca, pero no dejaría que lo atraparan.

Llego a la cocina. Sus ojos cayeron en la  puerta del armario cerrada. Casi suspira de alivio, pero no tuvo tiempo para ello.

Dos manos fuertes y bruscas le dieron la vuelta. Llevando su cuerpo hasta que chocara con una de las paredes de la habitación. Yoongi gimió de dolor y pudo ver una sonrisa escalofriante en el rostro de su papá.

—¿Quién te crees que eres?—Preguntó con rabia saliendo por sus poros. Yoongi quiso encogerse.—¡Eres un pedazo de mierda!

El sonido del golpe, le heló los huesos a Jennie. Llevo la mano con intención de tomar el pomo. Pero recordó las palabras de Yoongi. Su labio tembló y decidió alejarse de la puerta.

—Eres un maldito drogadicto. Eres la desilusión de la familia. Yo que te di todo. Maldita sea, te lo di todo ¿Y así me pagas? Eres una deshonra. La oveja negra de la familia.

Lágrimas acumuladas le nublaban la vista. Apoyo la manos en el piso y cuando quiso pararse, un golpe en las costillas le saco el aire.

Mierda, sí que dolía.

Esta vez un apr de lágrimas salieron y sintió que se desmayaba. Abrio la boca buscando aire, la mirada fija en el techo. La voz de su padre se escuchaba lejana. No tenía sentido de nada.

Apoyó una mano en el lugar lastimado y dejó salir un suspiro lento, que le dolió hasta lo más profundo. Soltó un sollozo inaudible.

Alzó la mirada, su padre parecía hablar por teléfono de espaldas. Era su oportunidad. Saldría y le diría a Jennie que se fuera por la puerta trasera. Él no se quedaría ni un momento más allí con él.

Se arrastró, porque sentía que si intentaba pararse le fallaría la mitad del cuerpo. Cada movimiento que hacia contra la dureza del piso, le provocaban gemidos que se tragaba.

Estaba tan cerca.

—¿A dónde mierda vas?

No pares. No pares. Tú puedes. No eres una deshonra. Ya no serás un drogadicto, porque Jennie te ayudará. Todo estará bien. Eres fuerte.

—¿A dónde mierda vas?

Lo ignoró. Estaba casi que saliendo de la cocina, hasta que sintió algo caliente caer en su antebrazo

El grito que Yoongi dio le rasgó la garganta y le humedeció los ojos. Llevó la mirada a su antebrazo y miró con horror como la carne viva le ardía.

Su padre le había lanzado agua caliente encima.

Gritó de nuevo porque dolía como el infierno. Gritó de nuevo porque le dolía el corazón. Gritó de nuevo porque sentía impotencia. Gritó de nuevo porque alguien como él no podía ser feliz. Gritó de nuevo cuando su padre se fue. El corazón ardiendo al ver que se llevaba su madre.

El corazón partiéndose al ver la mirada de terror que ella le dio, antes de desaparecer por la puerta.

Y gritó otra vez, cuando Jennie lo envolvió entre sus brazos.

xanny » yoonnieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora