Tú me das las razones

3.

Había sido un fin de semana largo, o así lo había sentido. Entre hacer ensayos o análisis sobre la importancia de la publicidad, llamar a mis padres y asegurarme que nada estuviese fuera de control, así todo transcurrió.

No vi a Allie hasta el lunes en la universidad, entre los pasillos, caminando rápidamente porque se podía notar que iba llegando tarde a su primera clase, así que supongamos que la había pasado bien. Mientras entraba a mi salón de clases pude observar cómo todos enteraban rápidamente para buscar un buen puesto, antes de mirar a mi alrededor pude fijarme que ya había llegado Natalie, una compañera con la cual me llevaba muy bien y en parte se había percatado un poquito (mucho) de mi post-duelo de mi relación (la cual aún no superaba del todo). Desde que había empezado el trimestre, mis ojeras y mi falta de interés en clases, fueron muy notorias hacia ella, así que sólo pudo acercarse, como si no existiera la palabra "disimulo" para ella, pero al fin de cuentas, estuvo bien conocerla.

Me senté a su lado y ella me permitió ver su torcida dentadura.

—Hey, Addi. ¿Qué tal tu fin de semana? —mientras miraba al frente fijándose que llegará el profesor y sacaba una agenda donde anotaba todos sus apuntes. Le sonreí e hice el mismo trabajo.

—Bien. Ya sabes, lo mismo.

—¿Con lo mismo te refieres a revivir uno que otro recuerdo que no quiero mencionar o observar cómo Allison termina con su vida amorosa cada fin de semana? —me reí fuertemente mientras negaba con mi cabeza y Natalie se quedó quieta en su lugar esperando mi respuesta. La miré fijamente y suspiré.

—Nada de recuerdos. Y Allie creo que puso la palabra seriedad en su vida amorosa, por lo que pude fijarme. No estuvo desde el viernes en la noche en la residencia. —esta vez fue ella quien rió y quedamos en silencio en el momento que vimos al profesor entrar al salón.

*

—Por donde podría empezar... —Allie se pasea por la cocina mientras da unos bailecitos en los cuales varias veces trastabilla y hace una mueca de dolor al pensar que se pudiera haber caído. Yo la observo desde el sillón qué hay en la pequeña sala, pacientemente, esperando a que me cuente que es lo que tanto quiere empezar a decir. —Bueno querida amiga, hay algo obvio en esta historia, ¿no crees?

—¿Que Josh es tu novio? O algo raro en tu vida. —Allie dio un suspiro dramáticamente mientras colocaba su mano en su frente y hacía un papel de sufrida. Se sentó rápidamente a mi lado y tomó mis manos.

—¡Que he encontrado el amor! Ahora podré cantar todas esas canciones sobre de One Direction sin tener que sentirme culpable de no tener a alguien por el cual dramatizar. —deshice mis manos de las de ella y le dio con mi palma en la cabeza, Allie se llevó rápidamente su mano hacia la parte dolida e hizo una mueca de dolor.

—Creo haber escuchado eso varias veces.

—¡Bien! Cómo sé que últimamente no te va mucho el rollo amoroso y que te preocupas por tu mejor amiga —remarcó fuertemente el "mejor amiga" —Josh vendrá esta noche a cenar con nosotras, así lo conocerás en el rol de novio y de no de chico que acabas de conocer un viernes por la noche en una fiesta desastrosa la cu...

—¡Bienvenido sea! —dije cortándola, exasperada notablemente. Allie río y achino lo más que pudo sus ojos mientras tomaba mis mejillas y las pellizcaba. Me gustaba verla así, se lo merecía. Haciendo a parte todas las veces que varios chicos llamaron a la puerta del apartamento buscándola y que había "ghosteado" a estos chicos. Quitando todo esto, se lo merecía y eso me hacía feliz.  Dejo de hacer lo que hacía ya que notó que me irritaba y se apartó y solo sonrió mientras colocaba sus piernas en forma de indio y se acercaba a mi como si fuese a contarme el mayor de sus secretos.