"El gran invierno a caído, con su potente rugido, al sacudir su melena, la primavera llega"
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Los hijos del gran león despertaran de su sueño eterno cuando el invierno haya caído, para traerle la paz a Narnia, una profecía que no m...
NO MUY LEJOS DEL CASTILLO TELMARINO, dentro del oscuro bosque, había una cueva oculta, con un pequeño pasadizo, que los llevaba a un escondite dónde vivían muchos narnianos, era como una pequeña aldea, pero lo que más abundaba dentro de la pequeña aldea, eran los lobos.
Todos los que vivían allí, eran los que querían vivir en paz y no crear una guerra contra los telmarinos, para ellos vivir escondidos era su mejor arma.
En una pequeña casa hecha de madera y otros materiales, dentro se encontraba una mujer mayor que no parecía tener más de cuarenta, con un hermoso aspecto, tenía un largo y abundante cabello rubio ceniza, sus ojos que eran completamente negros podrían asustar a cualquiera, pero en realidad el brillo que tenían estos hacían que se vieran hermosos.
Se encontraba en una pequeña cocina, cortando unas manzanas mientras tarareaba alegremente, pero se detuvo cuando escucho una puerta abrirse atrás de ella.
—Buenos días, Ceres—Dijo una dulce voz detrás de ella
—¿Cómo te sientes, Ada?—Pregunto la rubia preocupada
Adelaida, una hermosa joven de diecisiete años. Era la mayor de sus hijos adoptivos, tenía un hermoso cabello castaño tan brillante que le caía por sus hombros hasta la mitad de su espalda y sus ojos eran de color verde manzana, la joven le enseño una sincera sonrisa a su madre.
—Tranquila, siéntate—Dijo, invitándola a sentarse—Siempre has sido algo enfermiza, prepararé tu té favorito de manzana
—Me conoces muy bien—Comento la joven con una gran sonrisa—Sabes que el té de manzana siempre me pone de mejor humor
—Claro, llevamos 13 años los 6 juntos—Comento la rubia viendo a la joven castaña con una tierna sonrisa
Hace exactamente trece años, Ceres fue encontrada por Aslan, quien le dio el poder de cambiar su forma de lobo a una humana, dándole la misión de que debía proteger a sus cinco hijos y criarlos como si fueran suyos, volverlos fuertes para que un día ellos tomaran sus puestos como reyes de Narnia.
Hace exactamente trece años, en las ruinas de Cair Paravel, detrás de una roca en forma de puerta, se escuchaban llantos de un bebe, así que rápidamente la abrió y se dio paso para bajar unas escaleras, el lugar estaba completamente a oscuras.
