Espíritu navideño

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   ¿Frustrada? Un poco. ¿Molesta? Muchísimo. ¿Decepcionada? Si bien siempre es igual sigo teniendo esperanzas de que cambié, así que sí también decepcionada. ¿Con esperanzas de que la cosa sea diferente algunavez? Por algún extraño motivo sí. Algo tan hermoso y especial para mí como la navidad arruinado por él. ¿Soy infantil? Tal vez, creo que la época de las fiestas es ideal para reencontrarse a uno mismo y pasar tiempo en familia y con amigos, ya saben, para el amor y los milagros. Sin darse querer, o al menos así quiero creer que fue, arruino mi espíritu festivo. ¿Cómo? Todo empezó hoy a la mañana, la vispera de navidad, todos los años el ritual es el mismo, mi madre trabaja desde las 7 de la mañana hasta las 9 de la noche por lo que yo me encargo de limpiar la casa y mi padre de cocinar y preparar algunas ensaladas y demás.

   Este año todo fue muy distinto, para empezar ambos nos dormimos pero claro eso no era culpa de que él no escucho su alarma si no que era la mía por no poner mi alarma dos horas antes. Tras una pequeña "discución" (uso las comillas porque es la manera en la que llamo a cuando el simplemente me insulta y humilla mientras las lágrimas brotan, sin que yo pueda evitarlo, de mis ojos oscuros de tristeza); no permití que eso arruinara mi día. Corro a la carnicería a retirar el pedido para mi familia, yo no como carne hace algún tiempo, y luego paso por la verdulería por lo que será mi cena navideña, choclo y papa asada con distintas ensaladas. Al volver empiezo a lavar los pisos y ordenar los cuartos a lo que me llama gritando. Al llegar a la otra punta de la casa él protesta por la demora, le explico que estaba aspirando y no había escuchado pero hace caso omiso a mi comentario y me ordena sin más que e alcance la sal que está a poco más de medio metro de su alcance. Deben estar pensando que estaría cocinando a tres manos pero no, simplemente estaba haciendo una ensalada.

   Mi día continua de esta manera y yo, a pesar de que esta noche pasaremos en lo de mis abuelos, me dedico a dejar la casa impecable ya que mañana vendrán mis tíos a almorzar. En un destello de paz en el ambiente preguntó dónde comerémos mañana, si en el comedor o en el patio y me arrepineto al instante. sin querer que fuese así arruiné yo misma mi día. Él dice que le gustaría comer afuera pero se percata que estará claramente soleado y caluroso, como acostumbra ser en mi país en estas fechas, por lo que decide ir justamente hoy a comprar un tejido para cubrir parte del fondo y poder así dejarlo feliz comiendo allí.

   De pasada a la ferretería dejamos a mi hermana con mi abuela, cosa que agradezco, a veces puede ser muy amable pero otras totalmente odiosa o peor, absorvente como toda niña de 7 pequeños años de edad. 2 horas y media esperando ser atendidos y 30 minutos más para pagar, al salir de aquel lugar estaba agotada y sofocada, no corría una gota de aire, mientras que mi padre solo se quejaba una y otra vez por la tardanza y repetía que no debimos haberlo hecho hoy, que mejor comeríamos adentro de casa y que solamente a mi se me ocurría un disparate tal como hacer todo esto para cumplir mi capricho. Un atrevimiento total de su parte, yo nunca querría comer en el patio por muchas razones, la primera es que hay cientos de bichos que terminarán aterrizando en mi comida, la segunda es por el obvio calor que habrá por más que pongamos el dichoso tejido, y por último, como consecuensia de la segunda, me bajará la presión y estaré mareada y con nauseás. 

   Al llegar a casa me tira las cosas a los brazos y dice que lleve las herramientas necesarias mientras él va al baño, intento decirle que no tengo idea cuales son las herramientas necesarias pero me deja con la palabra en la boca. Salgo simplemente con lo que me dio y vuelvo por lo básico, martillo, pinzas, taladro y clavos. Al ver qué herramientas consideraba yo necesarias una mezcla de gracia y enojo atravesó su mirada segundos antes de comezar con sus halagadoras palabras "A ver decime, ¿te pensas que con un clavito de mierda vas a tener un alambre así de pesado tenso? Si no sabes no toques, guarda todo esto que es al pedo, es más andate de acá lo único para lo que servís es complicar. Y así mis ojos vuelven al ocsuro tristeza habitual y mientras se me empaña la mirada corro y me encierro en mi cuarto.

   Por un momento pienso en desahogarme, pero prometí no hacerlo más de esa manera y no quiero romper esa promesa en noche buena. Patea la puerta de mi cuarto repetidas veces hasta que finalmente la abro, lo miro con recelo esperando que me ataque pero se limita a decirme que lo ayude y lo sigo a regañadiente. Luego de tratar de aportar mis ideas de qué es lo que se podía hacer para que quedará mejory que me mandará a callar o me tirar las herramientas frente a mis pies y me dijera que si tanto sé mejor sería que lo hiciera yo sola y el se fuese a dormir, el trabajo finalmente queda echo. Corro a bañarme y alistarme para ir a lo de mis abuelos a esperarlos, tanto a él como a mi madre, que llegarán más tarde. 

   Llega la hora de la cena al poco rato que mis padres aparecen, para recibir la navidad y con ella los regalos que el barbudo de traje rojo trae (o al menos eso aún cree mi hermana) estaremos juntos mis padres, mi hermana, mis abuelos, una de mis tías con su esposo, que vinieron a sorprender a mi abuela y yo. Antes de cenar cada quien llena su copa con lo que le plazca y brindamos, en el momento en que mi padre, con su mal humor por no poder ver la televisión en la cena, choca mi copa esta se parte cayendo la bebida mayoritariamente sobre él. Inmediatamente me disculpo y busco desesperada una servilleta para que se pueda limpiar chocando con el codo la botella, ya vacía, de champagne y haciendo que estalle en pedazos al tocar el suelo. Me siento una completa inutil y sus comentarios no me ayudan, "¿No podes hacer nada bien vos? ¿Siempre la tenes que estar cagando? En lugar de ayudar la complicas, no servís para nada, confirmado."

   Las lagrimas se abren paso entre el delineador y el rimel que cubren mis ojos y llegan al mantel en un tono grisaseo. Me siento tremendamente humillada y no me gusta en lo más mínimo la idea de que todos me vean así, me levanto, susurro algo parecido a una disculpa y salgo corriendo a enserrarme en el baño. Y acá estoy, sentada hace 10 minutos y sin parar de llorar mientras limpio la sangre que sale del pequeño tajo en mi muñeca; escuchó como todos se saludan por navidad y no puedo evitar reirme por la ironía. Mi época favorita en el año y yo humillada, lastimada y hundida en el baño de la casa de mis abuelos, sin más compañía que el reflejo de una chica destruida, es decir, mi propio reflejo.

I'm fineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora