Semana de poda

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Vamos caminando por el lateral de la ruta, admirando la costa y hablando de lo lindo que fueron los últimos 15 meses que llevamos juntos.

- Mira ese lugar. - Me dijo mi amado señalando lo que parecía un jardín de infantes abandonado, ese lugar me recordaba a la secundaria a la que fui, en la que pase los peores años de mi vida y ya entenderán por qué. - ¡Vamos a entrar! -

- No estoy segura amor... -

- ¿Por qué no? - Si bien él ya sabe las cosas horribles que pasé allí no quiero tocar el tema, no hoy, no en nuestro aniversario, no en la costa con su familia. - Dale, va a ser divertido. - Creo que podría hacer el esfuerzo. Asiento y cambiamos nuestro rumbo sin rumbo hacia la pequeña casa del gran ventanal con un cartel en la parte superior, en él estaba escrito lo que supongo era el nombre del jardín de infantes abandonado pero no fui capaz de leerlo, estaba hundida en mis horribles recuerdos.

Al abrir la puerta mis miedos se materializaron, ese jardín de infantes era en verdad mi maldita secundaria, estaban mis compañeros de tercer grado repartidos en los grupos de siempre, llevaban todos el uniforme en verde inglés y blanco con el pantalón o la falda gris, siempre odiaré esa combinación de colores. Sonó el timbre y como en mis días en aquel lugar nos dirigimos al que era mi salón. La estufa de leña estaba allí como era de esperarse pero algo era diferente, en las paredes no habían carteles de biología, geografía o alguna otra materia, si no que estaba repleto de carteles de un salón de preescolar. La pared, en la que yo solía escribir mi nombre cada día para ver que tanto movían las limpiadoras los asientos, estaba cubierto de dibujos de niños con títulos como "Mis vacaciones" o "Bienvenida primavera".

En la pizarra frente a todos hay muchas fotos y encima del todo en marcador está escrito "Semanas especiales...". Él y yo nos acercamos al igual que varios compañeros más a mirar las fotos, sobre la esquina cerca de la puerta había un dibujo hecho en acuarelas y su autor se encontraba junto a él explicando su dibujo. Mathias se llama el chico y a quien se lo explicaba era Gonzalo, ¿justo a él tenía que ser?, pienso para mis adentros.

Sigo sin saber por qué mierda lo hice pero me acerqué a ver ese dibujo, era una pareja tomada de las manos, me pareció romántico hasta que sentí las risas a mis espaldas. Al mirar con más detalle pude notar que el chico tenía cara de desagrado (de la forma que un niño la puede dibujar) y la chica una gran sonrisa que, por algún motivo, me parecía falsa. Seguí observando aquel dibujo de cielo verde y suelo celeste y note que la chica tenía una gran cantidad de pelo y mucho volumen, también que el volumen de sus cuerpo era bastante mayor que el de su acompañante pero no en altura y lo último que note fue lo que me desmoronó. En la parte superior de la hoja decía "Cutting week" cosa que entendí como semana de poda.

Sentía las lágrimas amenazando con salir pero recordé algo, ahora él estaba conmigo y me protegería de todo eso que me lastimaba, de todos esos que me lastimaban. Me gire sobre mis talones para encontrarme con su hermosa sonrisa pero no junto a mi si no que junto a ellos, riéndose del dibujo y de mi. Escuchó que le hablan, que le cuentan cosas y que me vuelven a llamar por los mismos apodos que tantos años me atormentaron en secreto, cuando de su boca salen las palabras "Que asco." No lo resisto más y me desmoronó.

Corro al baño de esa casa, secundaria, jardín de infantes o lo que sea, ese en el que tantos secretos nos contamos con mi mejor amiga, ese que escondió mis angustias cuando lo necesité, ese mismo en el que estoy ahora. Cuando levanto la mirada que tenía pérdida en mis manos sólo veo oscuridad, han pasado días y yo sólo estuve aquí, sentada en el suelo, llorando. Tal vez podría llamarlo... Cuando reúno el valor lo hago, dígito a toda velocidad su número y le doy al botón de llamar antes que me de el tiempo para arrepentirme, hubiese sido mejor no haberlo hecho. Cuando me envía de gusto al buzón de voz temo lo peor, que tras que le dijesen las miles de razones que tiene para no estar conmigo finalmente haya recapazitado y no quiera volverme a ver. Me pasan los días y sigo aquí, llamándolo y él no contesta, finalmente lo hace y siento que mi corazón vuelve a latir. - Amor... -

- No me digas amor, ¿te pensas que voy a volver contigo? ¿Te miraste? Me das asco, en la puta vida le daría bola a alguien como vos. - El llanto incontrolable vuelve a apoderarse de mi ser, cierro los ojos con fuerza deseando estar en otro lugar.

Al abrirlos demoró unos segundos en razonar los ocurrido, fue simplemente otra pesadilla. Limpió las lágrimas que corren por mis mejillas y vuelvo a abrazarme a su torso desnudo para seguir durmiendo juntos, mañana será nuestro aniversario y necesito estar bien.

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Nota: El dibujo de la carátula del capítulo es el que hay colgado en la pizarra.
Esta historia es algo que me ocurrió hace tan sólo algunos días, les parecerá absurdo que algo como el bullying pueda llevar a una persona al punto de pertenecer a sus pesadillas, pero la realidad es que el bullying en sí es una pesadilla. Yo sufrí 6 o 7 años de él por varios "motivos" (el principal, ser yo misma) y sé de lo que hablo cuando digo que fue lo peor que pido ocurrirme. Cree mi personalidad en función a las cosas que me decían y como reaccionaba a ello y ahora que pude salir de ese infierno tengo que darle un giro de 360° a mi forma de ser para poder adaptarme en general. Si les parece exagerado está bien, no a todos les afecta lo mismo, yo hace dos años que me alejé de esa situación y las pesadillas aún me persiguen.

I'm fineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora