Dos semanas pasaron desde que Changkyun y Minhyuk se encontraron en el departamento.
Catorce días en los que Kihyun se encargó de vigilar cada llamada y movimiento, cuidó de su pequeño, quien lloraba por el coraje, la sensación de soledad y la tristeza que seguía creciendo en su pecho.
Y aun así, dándole todo su cariño no podía terminar de entender cómo algo tan hermoso pudo nacer de una sensación tan podrida como la tristeza.
Ambos observaban a los estudiantes transitar frente a la oficina del Señor Park, existía la amplia posibilidad de que esa oportunidad fuera la última que tendría para poder alzar su nombre en la universidad y entre jóvenes literarios.
Las azules ojeras adornaban los ojos de los chicos, tenían parciales a todas horas y les tocaba estudiar en sus trabajos. Solo cruzaban los dedos para que llegaran al último año de sus carreras con creces.
—¿Im Changkyun? —un chico con hombros anchos y piel morena salió de la oficina, miraba con detalle a todas las personas sentadas en el pasillo.
—¿Sí?
—Te toca pasar —explicó, apartándose de la puerta.
Kihyun lo miró frunciendo sus labios, palmeó su espalda y le empujó, dándole ánimos.
—Si no te acepta esta vez es porque le hace falta una buena follada —lo hizo reír y tras eso se levantó—. Te espero aquí, ve.
Suspiró con audacia, tomó un nuevo manuscrito y dejó a su amigo evaluar algunas fotografías. Se adentró en la oficina, el aire acondicionado erizó su piel y sin recibir una mirada atenta tomó asiento frente al profesor.
—Changkyun.
—Señor Kim.
Ambos hombres observaron sus rostros, los detallaron y se retaron. No era la primera vez que lo hacían.
—Espero que hayas escrito algo que valga la pena, Chang.
—No me menosprecie, que me vea como una mierda no significa que mi trabajo sea una.
El superior sonrió, le agradaban los estudiantes que siempre retaban su paciencia. Veían aprobar como un reto y eso les aseguraba a un noventa por ciento, una nota máxima. Generar presión a cambio de la superación, un acto sublime.
Changkyun dejó el manuscrito en la mesa y apenas leyó el título, deseó golpear a su estudiante.
—¿Rosas muertas? —miró al muchacho por encima de sus lentes—. Vamos, ¿escribiste de amor o de biología?
El escritor observó su rostro con enojo, no discutiría con ese hombre.
—Escribí sobre la decadencia de la vida incluso si ella sigue vigente.
—Vaya —tras un silencio solo dijo aquello, apretando el papel entre sus dedos—. ¿Qué te pasó en estas dos semanas?
Sonrió sin mostrar sus dientes y la quietud que emanaba dio paso a qué el hombre comenzar a leer las letras impresas.
¿Qué no pasó?
No le afectó dejar de hablar con Minhyuk, ni enfocarse en su salud y mucho menos tener a Kihyun respirando en su nuca a diario.
Lo que más dañó su corazón fue tener que verle todos los días y fingir que no lo conocía, aceptar que solo son dos cuerpos que se conocen e ignoran,
Le dolía que sus piernas temblaran cuando llegaba a la universidad y que su estómago se cerrara con tanta intensidad que prefería no comer.
Pero lo que más le pudría ver era cuando usaba las camisetas que él usó, tapando cicatrices que él conoció y mucho más odiaba cuando lo observaba y pasaba de él.
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Deadroses | Wonkyun + Changhyuk
FanficCuando las palabras acompañadas de un significado indescriptible se plasman y sus lectores se ahogan entre ellas, el escritor reconoce haber creado un desastre. La fantasía es solo una mera expectativa y la realidad se convierte en una cruel vivenci...