you should see me in a crown.

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Chan realmente ya no sabía qué hacer.

Era difícil controlarse, especialmente cuando Seungmin había comenzado con ese comportamiento tan descarado y atrevido, con esas sonrisitas y pestañeos coquetos, y es que, joder, el niño era demasiado obvio y ni siquiera esforzaba por fingir que no estaba interesado en él. Estaba siendo dominado por la belleza de Seungmin, de todas formas, no era como si existiera alguien que pudiera resistirse a eso.

Y es que Seungmin era como un postre, tan apetitoso y dulce a la vista, por eso en estos momentos, mientras el dulce castaño se encontraba junto a su amigo en la cafetería, él se encargaba de observarlo. No es que fuera un acosador o algo por el estilo, solamente le llamaba la atención la particular forma en la Seungmin podía ser tan inocente pero sucio al mismo tiempo, los rosados labios del menor envueltos alrededor de una banana.

Tenía que ser una broma. Una sucia broma que casi lo obligaba a gemir al ver como Seungmin introducía más la fruta en su boca. ¿Eso era una especie de castigo? Debía serlo.

-Otro poco y se te cae la baba aquí. -Rodó los ojos Jisung, quien se encontraba sentado a su lado-, deja de ser tan asqueroso y obvio.

Obvio. Estaba siendo demasiado obvio, tenía suerte de que Sana no había asistido, así podría admirar a Seungmin; sonaba muy mal si lo decía así, pero ese era uno de los secretos mejor escondidos de Christopher Bang: que estaba terriblemente loco de ese chico de apariencia inocente. Claro, sólo hablamos de apariencia, porque Seungmin de inocente no tenía nada.

Podía comprobarlo en esa sonrisita satisfecha en su rostro, cuando veía como todos caían uno por uno, arrodillados bajo su encanto. Esa mirada de ángel, esos pestañeos coquetos, todo parecía indicar que Kim Seungmin era una dulce oveja, cuando en realidad él era el lobo que dominaba el juego.

-Oye, ¿puedo sentarme aquí? -Alzó la mirada ante esa melodiosa voz y ahí estaba: Seungmin, con esa camisa bonita color celeste y esa boina en su cabeza que le daba un toque más tierno.

-Claro, siéntate. -Respondió con una sonrisa.

Jisung, incómodo, se había levantado de la mesa y simplemente se había ido, dejándolo a solas con el bonito chico. Todos estaban demasiado sumergidos en lo suyo como para prestar atención a la mesa en donde se encontraba él, así que no importaba realmente.

-Así que tu novia no asistió hoy a clases, ¿estaba enferma? -Preguntó, preocupado, o al menos fingiendo perfectamente que lo estaba. -Espero que se mejore si es que lo está.

-No, sólo tenía unos pendientes familiares. -Dijo con simpleza, puesto que eso era lo que Sana le había dicho cuando preguntó el motivo de su ausencia-. Me sorprende que hayas dejado a tu amigo solo.

-¿A Changbin? -Kim arqueó una ceja, y se rió. Esa risa tan melodiosa y dulce -, a él realmente no le importa, creéme.

-Entonces supongo que no hay problema.

-No, realmente no. -Seungmin se cruzó de piernas, jugando con el anillo en su dedo, mientras un rastro de juguetona sonrisa se esbozaba en sus labios-. Entonces... ¿tienes la tarde libre?

Arqueó una ceja sonriendo ante aquella implícita propuesta. Él no era tonto y reconocía perfectamente ese tono de voz sutilmente sugerente, por supuesto.

-Sí, ¿por qué? ¿tienes algún plan? -Seungmin podría ser el que mandaba en el juego, pero él también sabía jugar muy bien.

-Podrías ir a mi casa y vemos una película. -Se encogió de hombros, mientras le daba esa mirada de cachorrito-. Si a tu novia no le molesta por supuesto.

A Chan realmente no le importaba lo que pensara Sana, es más, ni siquiera se había acordado de ella. Estaba más inmerso en esos preciosos y profundos ojos color café, en esos labios rosas, en esa sonrisa que oscilaba entre dulce pero al mismo tiempo coqueta, estaba muchísimo más centrado en ese chico que parecía estar jugando con él.

Vaya, Seungmin realmente era precioso. Tanto como un príncipe. Lo vio sacar una libreta de su mochila, y luego una pluma, escribiendo algo en una hoja y luego arrancándola y extendiendosela.

-Es mi número de celular. Nos encontramos después de clases. -Dijo guardando sus cosas y poniéndose de pie.

Inclinándose después para dejar un sonoro beso en su mejilla, Chris se permitió aspirar el dulce aroma del menor al tenerlo tan cerca.

-¿Crees que soy lindo? -Murmuró antes de irse-. Pues deberías verme con una corona.

No entendió bien a lo que se refería, viéndolo marcharse por los pasillos, con ese meneo en sus caderas. Sí, ese chico terminaría por volverlo loco.

𝐆𝐎𝐎𝐃 𝐈𝐍 𝐁𝐄𝐃. (@CHANMIN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora