Sip, eso pasaría.

Entramos al aula junto al profesor y él miro fijamente a la clase, mientras la clase miraba directo a nosotras, yo... Bueno, yo veía la pared.

Hola pared, vieja amiga... ¿Acaso es eso un chicle pegado allí?

- Clase.- Me sobresalté ante su potente voz y desvíe la mirada a él. - Ellas son las nuevas alumnas y nuevas en la ciudad. Las señoritas...- Él nos miró y yo reaccioné después de parpadear un par de veces.

- Brooks, Kelsey y Tris Brooks. - Él asintió.

- Bien, quiero que todos presten atención a lo que voy a decir...

Y ante esas palabras mi atención volvió a la pared. No era una persona con problemas de atención para decir verdad. Pero si combinas 'Biología' con 'Profesor rechoncho'... Exacto. Nunca tienes que combinar esas palabras. Jamás.

Corrí la mirada cuando sentí a Tris jalarme de la muñeca y acercarse a mi oído.

- Repíteme por qué nos apellidamos Brooks y no Steven. - Dijo entre dientes.

- Porque Tris Brooks suena mucho más sexy que Kelsey Steven, y tú lo sabes. - Ella revoleó los ojos.

- ... Y sin más que decir, les damos la bienvenida a este templo de sabiduría y aprendizaje, pueden tomar asiento. - Saqué mi mirada de la pared otra vez para ver a los asientos.

Dios, sé que me odias, pero en serio no tenías razones para hacer esto.

Solo había dos malditos asientos desocupados en los pupitres de dos personas. Y ambos estaban separados. Uno estaba al final del salón, junto a un chico al que no podía verle la cara, pero estaba segura que era un chico, porque las mujeres no pueden tener esa espalda y ese cabello.

Bonito cabello.

Y el otro estaba en medio del salón junto a un chico de tez un poco morena, cabello oscuro y bonitos ojos marrones. Estaba sonriendo.

Corrección, le estaba sonriendo a Tris.

- Yo tomo el del chico bonito, suerte.- Dijo sonriente.

Maldita sea Tris. Tú y tus malditas hormonas alborotadas.

Suspiré y acomodé mi mochila firmemente sobre mi hombro, mientras caminaba por el pasillo hacia el final del aula, fulminando con la mirada a Tris, que no dejaba de mover sus pestañas ante el chico de la resplandeciente sonrisa.

Llegué al pupitre y miré fijamente al chico que seguía mirando hacia abajo. Parecía que estaba escribiendo. Carraspee con mi garganta.

- Disculpa, ¿Este asiento está ocupado? - Él ni siquiera se inmutó. Fruncí el ceño y puse un dedo en su hombro. - Oye, ¿Puedo sentarme aquí? - Sentí como se tensaba ante mi tacto y mi voz. Levantó su cabeza de lo que sea que estaba haciendo y miró directo hacia donde estaba mi dedo, presionado en su hombro. Su mandíbula se tensó al verlo y me miró directo a los ojos mientras respiraba profundamente.

Santa mierda.

Definitivamente ese era el chico más atractivo de todo el mundo. Su cabello oscuro como el carbón estaba perfectamente desaliñado y tirado hacia arriba. Sus ojos eran igual de oscuros e irradiaban ira. Sus labios eran lo suficientemente carnosos como para comérselos en un instante y maldita sea, mi dedo podía sentir sus músculos a pesar de la remera negra que llevaba puesta.

Lo que intento decir, es que yo saldría con este chico, si no fuera por su maldita mala actitud y su mirada que me ponía de los nervios.

Quité mi dedo de su hombro y desvié la mirada a la pared. Otra vez. Podía sentir sus ojos mirándome de arriba abajo sin descanso. Y sí, sonaría estúpido, pero la energía que irradiaba era oscura.

De repente ya no sentí más ganas de sentarme junto a él. Y mucho menos de salir con él.

- Señorita Brooks... - Pegué un pequeño salto al escuchar la voz del profesor y me giré a él, liberando un suspiro de alivio.

Ni siquiera me había dado cuenta que estaba conteniendo la respiración.

- Por favor, tome asiento. - Dirigió su mano hacia el único asiento vacío y asentí con la cabeza. Volví a girarme, evite su mirada otra vez y me senté sin hacer más escándalos.

Apoyé mis libros sobre el escritorio y saqué un bolígrafo de mi bolso. Desvíe apenas mis ojos para ver qué era lo que él estaba haciendo. Sus ojos estaban hacia abajo, y sus manos estaban concentradas en un pequeño dibujo que, al parecer, estaba haciendo. Era una chica. Una muy bonita chica. Dibujada en lápiz, de espaldas, con una larga cabellera que caía hasta su cintura. Estaba sola, en el medio de un bosque o eso parecía.

AaronWhere stories live. Discover now