Tercer día

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Mañana

Tan sólo faltaba un cuarto de hora para que el reloj marcara las cinco, cuando por fin Heather pudo pegar el ojo y conciliar el sueño. Durante toda la noche no pudo dormir como era debido y, si lo hacía, se despertaba en mitad de una terrible pesadilla. Sudorosa, se sentaba en medio de la cama, se sostenía la cara con las manos y sollozaba, como una niña pequeña. Soñar nuevamente con el doloroso entierro de sus padres la hacían sentir profundamente desgraciada. Tan desgraciada que llegó a pensar en que hubiera preferido morirse también, antes de verse en su temible y cruel realidad.

La lluvia que caía rítmicamente sobre los cristales de las ventanas se convertía en un apacible arrullo. A eso, y gracias a el intento de alejar sus mortificantes pensamientos, pudo cerrar los ojos y dormir, justo cuando el alba se acercaba.
Abrumador y triste. Palabras que describian a la perfección el amanecer en el pueblo. El cielo se conservaba opaco y anubarrado. El ambiente no perdía su aura de silencio, espasmo y desconsuelo, el día parecía estar enfermo. Y es que, en la noche, Helltown era como un animal nocturno, atento y vigilante, mientras que en el día, todo lo contrario, dormido, aperazado, calmoso y también silencioso, como un cementerio. Dios mío ¿y ahora qué?, fue lo único en que pensó al abrir los ojos y visualizar a su alrededor su inmerecida soledad. Concentró la mirada en el techo de madera oscura y, se preguntó qué haría el día de hoy.

El tic de unas gotitas de agua golpeando el hierro del ventanal era lo único audible. Hubiera deseado despertar y ser iluminada por los rayos del sol, escuchar el canto de algún pajarillo revoloteando y ver entrar por la puerta de su habitación a Georgia con tazas de un inigualable café caliente. Pero no era así, la habitación se conservaba silenciosa y aun oscura, como si no hubiera pasado la noche.

Mientras se ponía de pie, miró en la pared de enfrente un viejo reloj que marcaba las ocho menos cuarto. De nuevo, quiso saber cómo fue posible que su vida diera ese cambio tan drástico. Hacía tan solo unos días en los que sus mañanas consistían en levantarse enérgicamente, preparar el desayuno y tomarlo junto a su tío Marcus.

Luego se iría a la universidad en dónde se encontraba con su grupo de amigos con los cuales vería clases de investigación judicial. Puede que fuese una rutina marcada, pero era de ese tipo de rutinas llevaderas y que no restan ningún atisbo de alegría. Ahora, en Helltown, su tiempo avanzaba lento y con martirio. Pero otras veces, las horas se esfumaban en un pestañeo. Se sentía vagamente cohibida y sin la más remota idea de cómo sobrellevar sus días.

El cristal de la ventana estaba empañado, quizá por la neblina abrumadora de la mañana. De pie frente a él, Heather apretó el puño y lo frotó un par de veces sobre el vidrio frío. Un circulo quedó despejado, dando una nítida visión a lo que era afuera. Heather observó las calles desoladas, las casas deshabitadas, la mañana triste y gris. Y escuchó el silencio como único sonido. Nada nuevo. Sintió miedo, tal vez no lo soportaría. Fue por eso que elevó la vista hacia el cielo y, con toda su alma, deseó no llegar a enloquecer. Aquel acababa de convertirse en su deseo más grande.

Sin parpadear, con la mirada fija en la suave llovizna que de nuevo descendía con lentitud, lloró muy silenciosamente. Y sintió que el cielo también lloraba con ella, podía ver las lagrimas rodando por la acera. Esas gotas de agua fría las sintió como lagrimas propias. No quería ya sentirse así, por eso decidió ocuparse para distraerse, quizá terminando de desempacar su ropa y guardarla en la desgastada cómoda que se hallaba en la habitación. O tal vez leería un libro sentada en la terraza mientras tomaba un café frío y amargo, como lo era ahora su vida. Sí, lo haría, pero en el instante en que se iba a dar la vuelta, vio a una persona cruzar su porche y seguido el antejardín. Se había acercado a su casa por alguna razón desconocida. Se llenó de susto al recordar la visión fugaz de la pasada noche. Pero esta vez estaba segura que lo que veía era real. ¿Habrá tocado la puerta? ¿Pero por qué no he oído? Pensó Heather mientras curiosa, se acercaba aun más a la ventana.

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⏰ Última actualización: Oct 21, 2023 ⏰

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