•Cap 4: Mentiras.

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Ya me encontraba en la dirección. Esperando que la directora entrara, ya que ella estaba en una reunión.

No quise oponerme ante la acusación de los chicos, sería estúpido. Ya que resulta evidente que en verdad había golpeado a Toni.

No tardó en venir la directora Amelia. Entró y se sentó en su escritorio en frente de mí, mientras que los niños que me acusaron se encontraban de pies a mis

—Y bien ¿Qué ocurre?— Nos miró fijamente la directora.

—Jayden a golpeado a Toni, nuestro compañeros de clases. Lo a dejado tirado en medio de la calle.— Me acusó Isaac.

—Jayden Explícame ¿de verdad hiciste eso? Quiero creer que es mentira... No deberían seguir saliendo acusaciones hacia tí.

—Yo no le hice nada a Toni profe Amelia. Ellos sólo están inventado cosas. Además, yo hace un rato estaba en el baño. Usted me vio cuando entré al colegio. No quise entrar al salon porque quería refrescarme un poco.

—Nosotros estuvimos allí, vimos todo. Él miente.— Dijo Luka.

—Es verdad yo te ví cuando entraste... Pero, igual venias un poco tarde ¿Por qué llegaste a esa hora?— Dijo, arreglándose su chaqueta.

—Se me hizo tarde, no recordaba que tenía que venir a clases. Además si esto en verdad hubiese ocurrido, se supone que no sería problema del colegio, no sucedió aquí.

Todos se quedaron callados por unos segundos. Porque es verdad, La escuela no se responsabiliza por las cosas que ocurran fuera del plantel.

—¡Ya cállate idiota! ¡acepta que lo golpiaste!.— Me agarró fuerte del hombro Luka.

—No voy a aceptar algo que es mentira. Además de que, si no mal recuerdo ustedes empezaron a mitad del camino a insultarme. Y yo no los estoy acusando.

—¡Cálmense ya!— Grita Amelia.

—¡Eso es lo que te mereces loquito, que todos te traten mal. No mereces a nadie bueno en tu vida! Para que, ¿Para que lo mates? No por favor.— dijo Luka.

—¡YA BASTA! Luka porque dices esas cosas, no tienes derecho de eso. Lo acusan de hacer algo que no hay pruebas de, si lo hizo o no. Pero ustedes tampoco son unos santos. Ya no me sorprende porque debió haber golpeado a Toni, llamaré a sus padres ahora mismo. Mientras, vayan a sus salones.— dijo posando su mano en su rostro. Amelia se veía muy molesta. Se levantó de su silla, abrió la puerta de su oficina y nos dió señal con su cabeza de que saliéramos.

—Las vas a pagar, Jayden.— me miró de reojo y musitó cabizbajo Luka.

Sólo me quedaba esperar que Toni no dijera nada, o que la escuela no se hiciera cargo de esto. Ahora no quiero cometer otro error, esto ya me tiene estresado. Tengo que olvidarme de esto y enfrentar lo que viene.

• • •


El resto de día transcurrió "tranquilo" a pesar de las mirabas que tenía encima en el salón.

Ya era la hora de salida, todos estaban felices de salir de ese pequeño infierno. Salí del colegio y me senté en una de las banquetas de la entrada, esperando a que mi papá fuera por mí, como de costumbre. Mientras veía como los demás se divertían y salian del colegio junto con sus amigos.

—¡Hey! ¿Eres Jayden no?— se acercó y se sentó a mi lado aquella niña con la que me había tropezado antes.

—Hola Haily si, ¿Todo bien?— la miré extrañado.

—Ten para ti.— Extendió su brazo dándome una gaseosa igual a la que se me cayó en la mañana.

—No, no. ¿Como crees? Te dije que no te preocuparas...

—Pues no me importa ya la compré, ahora te la tomas.— Me dió una sonrisa burlona.

—Bueno, muchas gracias.— dije tímido. Sorbí la gaseosa y estaba muy buena, súper fría. —¿Quieres un poco? Digo, es que esta muy rica Gracias.—

—No tranquilo.— Rió. —Si me disculpas, me tengo que ir. ¡Nos vemos mañana Jayden!— Me dió un abrazo y salió corriendo a un auto que se estaba estacionando.

Diablos... Hace tiempo que una niña no me abrazaba.

Se sintió raro... Pero, me sentí felíz. Ojala pueda tener ahora con la ida de Toni una amiga, pero no me ilusiono, apenas la conocí hoy. Y se nota que no me conoce, es una ventaja que no me conozca pero una desventaja también.

A los pocos minutos llegó mi papá.

—Hola papá.— saludé sin recibir respuesta. No la esperaba tampoco, hice un poco mal en la mañana... Y por lo menos debía saludar el ambiente en el carro era muy tenso.

—¿Te tomaste la pastilla de la tarde?—Preguntó, con indiferencia.

—Lo siento...

—¿Qué?

—Es que... Se me olvidó, tenía muchas cosas en la cabeza hoy.— Saque la pastilla rápido y la ingerí con un traguito de agua.

—Y ¿la que te tocaba en la mañana te la tomaste?—

—Si, aunque un poco tarde...

—No le digas a tu terapeuta esto.

—¿Cuando me toca cita?

—A las 3 de la tarde y son las 2:30 en media hora llegamos.

No puede ser... Tendré que contarle al psicólogo lo que hice hoy y no quiero que mis papás se enteren...







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