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Limón y Uva

Ahí estaba el rizado, acostado en su litera mientras veía la superior y unos truenos se escuchaban a la lejanía.
     Era cerca de media noche y toda su familia estaba dormida, excepto él y Billy, su Billy. Pero... ¿Billy dónde estaba? Por ahí, por allá; combatiendo criminales. «Seguro no tarda en volver». Pensó Freddy.
     Miró a la ventana y solo vio unas gotas golpeando la ventana; pensando que tardaría más en regresar se volteó para mirar la pared, haciendo que su pierna le doliera algo, pero no mucho: estaba acostumbrado al dolor.
     Soltó un sonoro ronquido y se quedó dormido...

• • •

Horas más tarde, un golpeteo en la ventana lo sobresaltó de su cama. Se sentó en esta y miró con cara de pocos amigos a Billy, a su hermano, su mejor amigo, su novio. Tomó su muleta y caminó hasta ahí, abriendo la ventana donde ingresó un Billy completamente empapado, sus mejillas tenían un color rojo al igual que si nariz y si cabello estaba pegado al cráneo.

—Te vez muy adorable— soltó Freddy, mientras le sonreía.

     Billy estornudó.

—Salud...— lo miró a los ojos el rizado y después su vista bajó a sus labios—. Te besaría, pero seguramente tuvieras la enfermedad esa de la que todo mundo habla así que no gracias.

     Billy estornudó de nuevo.

—Creo que me voy a enfermar— habló Billy por fin, viendo a su pequeño novio —. Hace demasiado frío afuera.

     Mientras Billy le contaba que patió a un criminal que controlaba las plantas, ambos se sentaron en la litera de Freddy, sin dejar de sonreír. Terminó de contar y ambos se quedaron en un silencio cómodo, viendo hacia la litera superior.

—Sabes...— exclamó Freeman, incorporándose —. Vete a cambiar, mojarás toda mi cama.

—Bueno, pero aún así eso no me quitará el frío.

—Batson, puedes dormirte con una cobija muy calientita— Freddy le miró mientras se cambiaba enfrente de él, claro, volteado a otro lado Billy. Terminó y se puso un pants y una camisa de color azul eléctrico.

     Se volvió a sentar en la cama y hacia gracia, Freddy tenía una sudadera roja (la cual casualmente se parecía mucho a la de Billy y este último la había perdido) y unos shorts.

—¿Por qué te pones sudadera y shorts?— preguntó Batson, viendo a su novio sentado y mientras el mismo se sentaba en la cama.

—No sé, es bastante cómodo.

—Eres raro, Freeman.

—Así me amas— dijo Freeman, queriendo parecer molesto pero dando ternura.

—Sí, pero eso no te quita lo...

—Cállate, vayamos a dormir ya.— sentenció el rizado, bostezando.

—No me andes diciendo cállate porque yo sí te beso— torció Batson, acercándose peligrosamente a Freeman.

—C-cállate.— sonrió el rizado.

     Billy se acercó lentamente al rostro de su novio y Freddy hizo lo mismo y se dieron un suave pico, el cual después se separaron y se vieron a los ojos.

—Cállate.

     Billy sonrió pícaro, y se acercó de nuevo y otro pico.

—Cállate.

     Freddy ahora se acercó, no con la intensión de un pico, sino con la intensión de algo más genial. Tocó sus labios con los del castaño y empezaron un vaivén suave pero dulce... los labios de Billy sabían a uva y los de Freddy a limón. Billy se separó un poco y saboreó con la lengua los labios de su novio.

—Sabes a limón, amor— dijo Billy, para después darle otro pico y separarse.

     Ahora Freddy se acercó y lamió los labios de Billy, sintiendo un sabor a uva intenso, algo delicioso que quería seguir probando.

—Sabes a uva, powerboy— se acercó y dió un pico y se alejó.

     Ambos se miraron a los ojos y volvieron al vaivén que hace unos instantes tenían, un vaivén delicioso y genial que marcaría a ambos.
     Después de dichos besos (que duró como cincuenta minutos), se acostaron ambos en la cama de Freddy. Freddy abrazando a Billy y con su cabeza sobre su pecho y Billy viendo al techo tocando los rizos de Freeman.
     Billy le hacía un delicioso masaje mientras Freddy estaba muy cerca de caer dormido. Y así fue, Billy se detuvo hasta que escuchó unos ronquidos de su pequeño hermano, de su pequeño novio.