Capítulo 2

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11 años antes...

Hoy estoy de pésimo humor, las clases iniciaron hace unas semanas, y ni Abner ni Hernán han asistido, los extraño.

Cada recreo desde que los conozco se la pasaban corriendos a Fátima y a mi, eran nuestros amigos, y ahora de la nada ¿Desaparecen? Agh, son unos tontos.

Lo peor es que hoy iremos con mi mamá a la casa de una de sus amigas, significa que me iré a aburrir con una plática para nada entretenida, y eso no mejora mi humor.

Ni siquiera cuando salimos a receso, ni cuando nos avisa la maestra - que por cierto, este año es otra, y no recuerdo su nombre - y menos cuando tocan para irnos.

Cuando llegó a mi casa, lo primero que hago es tirar mi mochila en el sofá de la sala, saludar a mi mamá - ya que como vivimos a una cuadra de la escuela y mis hermanos mayores asisten a la misma, caminamos juntos de regreso a casa - me quito el uniforme quedándome en un pequeño short y una camiseta, me coloco mis tenis y espero a que mi mamá me avise que es hora de irnos.

Salimos de la casa juntas, creí que caminariamos bastante, pero la casa de su amiga esta casi frente a la nuestra, mientras ella toca la puerta yo me pregunto que diablos haré para no aburrirme.

Una señora un poco más baja que mi mamá abre la puerta, es muy bonita, de cabello negro y liso, no es muy delgada pero tampoco gorda, ojos bonitos y cafés, que me recuerdan a alguien, y una encantadora sonrisa, ellas se saludan, mi mamá nos presenta y entramos.
Hay un pequeño patio donde hay un árbol, una amaca y algunos juguetes.

Mientras mi mamá va a la cocina con la señora, que ahora se que se llaman Sara, yo me quedo en la amaca observando el lugar.

Mientras pensaba en que excusa decirle a mi mamá para que me dejara ir a la casa a molestar a mis hermanos escucho que alguien toca la puerta, observó hacia la cocina para ver si la señora irá a abrir la puerta o no, cuando escucho que me hablan a mi:

- Me harías el favor de ir a abrir la puerta - me dijo la señora en tono amable. Como vi que estaba cocinando y mi mamá la ayudaba, decidí dejar de ser tan floja, le hice una pequeña seña con mi cabeza y fuu a abrir la bendita puerta.

Cuando abrí la puerta vi a dos niños y una niña, la niña de unos 12 años aproximadamente era bastante delgada y bonita, el chico más grande debía tener 15 aunque seguro tenía menos y solo se veía mayor.

Pero lo que me dejó muda y en estado de shock fue el segundo niño, esos ojos café no podría olvidarlos nunca y entonces, caí en cuenta, yo estaba en su casa y no sabía que decir.

- Rayos - fue lo único que salió de mi boca mientras me hacía a un lado para que ellos entraran a su casa, los tres entraron saludando con un simple "Hola", pero Abner me dedico una sonrisa.

La sonrisa más bonita que jamás había visto.

Involuntariamente también sonreí.

Actualidad

Desde ese preciso momento empecé a amarlo.

Se metió en mi corazón de una forma tan estúpidamente increíble.

Se adueñó de mis pensamientos y de mis sueños.

No había futuro en el que no lo imaginara junto a mi, sin él no había vida.

Sin él no tenía sentido nada.

Y sigo observan el gillette que a penas roza mi piel, mientras las últimas lágrimas caen por mis mejillas.

Pero, ¿Podré hacerlo?

TRAGEDIAS DE MI VIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora