🌹; Capítulo 26

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Chenle dejó de mirarlos enseguida y desvió la cabeza, tomando la bandeja entre sus pequeñas manos, disponiéndose a salir de la habitación a pasos rápidos.

Jisung abrió la boca y sólo atinó a apartarla de inmediato, empujándola con todas sus fuerzas.

—Vete a la mierda. —Espetó y sus músculos se le paralizaron y sólo logró ver como Chenle dejaba la habitación con rapidez y desaparecía de su vista.

Maldición.

Jisung se quedó estancado un movimiento, mientras su cabeza daba vueltas, repasando la escena que acababa de ocurrir una y otra vez y sus músculos se activaban poco a poco.

—Uy, qué humor, ¿trabaja acá...? ¿en serio son novios? Esa vez que los vi besándose en la cocina, no pensé que la cosa iba tan en serio. Lo siento, Jisunggie, pero creo que tendrás que terminarlo, ya has escuchado a tus padres y no creo que, si les dices que, en lugar de novia, quieres novio, se pongan felices. Y mucho menos si es un trabajador, tú sabes, hay ciertas cosas en nuestra sociedad que uno tiene que respetar y acostarse con un trabajador no en una de ellas, ¿comprendes...?

Mierda.

Como reaccionando al fin, se levantó del asiento como una bestia, parándose en seco frente a la puerta cuando su madre se acercó con el teléfono en mano, sonriendo.

—Ya está, lo siento mucho, era la compañía que necesita unos papeles urgentes, pero mandaré a que luego los lleven. —Ingresó con una media sonrisa dibujada en su rostro antes lacrimoso y lo observó en silencio. —Bueno... supongo que ustedes quieren conocerse más y debo irme un rato para no resultar molestosa.

—No, no se preocupe, ¿cómo cree?, usted nunca molesta. Más bien, yo me tengo que ir ahora. Sólo vine para verlos un momento, porque tengo un asunto pendiente con mi padre y no deja de timbrarme todo el rato.

—¿Pero no te quedarás a cenar con nosotros? Quédate un rato, hija, siéntete como en casa.

—No, de verdad, tengo que irme. Con gusto, vengo otro día y almorzamos juntos.

La muchacha se recogió el cabello moreno en una coleta y se ajustó el bolso negro sobre su hombro.

—Acompáñala a la puerta, Jisung. —La mujer suplicó, pero no obtuvo ninguna respuesta. —Discúlpalo, no está pasando por un buen momento ahora...

—No se preocupe, puedo hacerlo sola. Cuídese mucho, nos vemos. Adiós, Jisunggie.

Jisung controló la respiración cinco segundos más, mientras las veía desaparecer frente a su vista y el estudio se quedaba tan solitario como antes, sólo con la destacada presencia de su madre, que se cubría los labios y extendía los labios y extendía una mano hacia él, tomándolo del brazo.

—Cielo, quería decirte que... —Susurró, pero el sonido de su celular vibrando la interrumpió y le hizo un ademán de espera, al tiempo que respondía. —¿Aló? Sí, estoy acá en casa... exacto, no... sí, sí, estoy yendo en unos minutos, espérenme.

Se soltó de su agarre con brusquedad y le dio una fría mirada, que reflejaba toda su rabia comprimida y salió disparado del estudio, moviéndose hasta la cocina con mucha urgencia. Frunció el ceño cuando no vio nada más que la bandeja sobre la mesa y otros platos más.

—Chennie, ¿estás ahí?

Atravesó la otra puerta, dirigiéndose hacia el pasadizo de las habitaciones, pero se detuvo al ver, a través de una de las ventanas, a Chenle sentado de espaldas en una silla del patio, escribiendo algo sobre un cuaderno. Se movió rápidamente y se metió por la otra puerta, exhalando ante el aire frío de la noche infiltrándose por sus fosas nasales.

Inocencia Pasional || ChensungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora