Veintiuno (parte I)

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Wooyoung.

Tras una larga semana de trabajo extra atendiendo y decorando la cafetería, pasteles y haciendo cafés especiales, al fin llegó el fin de semana.

Pensar en San activaba automáticamente una sonrisa en mi rostro y coloreaba mis mejillas. Pensé que las cosas se pondrían incómodas entre nosotros, así que decidí tomar un poco de distancia para no hostigarlo demasiado y para poder pensar. A pesar de que él hubiese dado el primer paso para el beso, debía reconocer que aún tenía bastantes dudas al respecto, no sobre lo que yo sentía, porque eso estaba más que claro. Me gustaba San. Pero sí tenía dudas sobre él, quizás en definitiva yo le guste, pero como nunca se ha planteado el hecho de estar con un chico, ha de ser difícil para él. Lo sé porque yo mismo pasé por ese proceso hace unos años.

De todas formas las cosas iban de maravilla, lo extrañaba demasiado, pero hablábamos a través de texto todos los días y de vez en cuando nos llamábamos. Seguir sintiéndolo igual e incluso más cariñoso que antes conmigo me dio una sensación de calidez en el pecho.

Eran las 1 pm cuando dos jirafas llegaron a mi apartamento. No tienen una maldita idea de cuánto los había extrañado.

-Así que solo aparecen cuando los invito a una fiesta. Serán bastardos ustedes dos.- intenté hacerme el ofendido, pero vaya poco que me duró. Era imposible ver la linda sonrisa de Yunho y los pequeños ojos de Mingi y no sentirse feliz. Eran dos rayos de sol.

-¿Cómo está nuestro bebé gritón favorito?- ambos me abrazaron con fuerza, amaba la amistad que tenía con este par. Ambos vivían juntos al otro extremo de Seúl, iban a una prestigiosa Universidad privada gracias a sus esfuerzos, Yunho estudiaba medicina y Mingi arquitectura, así que comprendía totalmente la falta de tiempo de ambos, no podía quejarme de que nos juntáramos en pocas ocasiones, porque podíamos pasar meses sin vernos, pero cuando lo hacíamos es como si el tiempo no hubiese transcurrido. Éramos los mismos buenos amigos que se conocieron en primaria, junto a Yeosang éramos el cuarteto perfecto.

Después de almorzar, conversar mucho y jugar videojuegos un rato, nos comenzamos a arreglar para la fiesta. Yunho se vistió de camisa blanca y pantalón negro, pensé que sería algún tipo de agente secreto hasta que se colocó una bata de médico algo rota y sacó de la mochila un corazón de plástico el cual se llevó al bolsillo, y un cerebro de goma atravesado con un gran cuchillo de plástico. Mingi en cambio simplemente se vistió de policía, le quedaba bastante bien el traje junto a las esposas que según él le servirían para "castigar a alguna muchacha que se portara mal en la fiesta". Vaya casanova.

Mi disfraz era bastante sencillo, en la cafetería me habían hecho vestir de zombie durante la semana, así que eso es lo que usaría, pero le haría unos arreglos para que se viera mucho mejor. Me puse una polera de manga larga a rayas blancas y negras con bastante agujeros en ella, la original no tenía ninguno, pero decidí que romperla le daría un toque especial, aparte de que mostraría un poco más de piel, también me vestí con unos pantalones holgados blancos y maquillé mi cara con una base muy clara para dar un aspecto fantasmal, me coloqué lentes de contacto celestes y manché mi cara y ropa con pintura roja. Yunho aprovechó la pintura y también se manchó con ella, Mingi pasó sus dedos por la bata de médico para que se viera mucho más aterrador, nos desordenamos el cabello y nos pusimos en marcha.

En el trayecto mi estómago comenzó a doler, intenté aparentar que nada pasaba pero estaba muriendo de nervios, le había contado a los chicos sobre San omitiendo el detalle del beso, aún no estaba seguro de nada, así que preferí no hacerme falsas ilusiones. Pero ahora a unas cuantas cuadras de su departamento, la ansiedad me comenzó a carcomer.

¿Cómo debería saludar a San?, ¿como siempre?, supongo que si.

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Draw Away [Woosan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora