Capítulo 5

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Lizbeth comenzó a despertar, aturdida ¿Donde estaba? ¿Qué había sucedido? Quiso abrir los ojos, pero igualmente no pudo ver nada: Los tenía tapados. Y no solo los ojos, la boca también la tenía tapada con un trapo viejo. Comenzó a sentir pánico y trató de incorporarse, dándose cuenta de que estaba atada de pies y manos. Todo a su alrededor se movía en ligeras vibraciones y podía escuchar el galope de un caballo. Estaba en un carro, fue lo único de lo que estaba segura.

- Ha despertado -Escuchó una voz cercana a ella.

Era una voz ronca y grave, de chico. Quizás la voz de sus secuestrador. En su mente, comenzaba a repasar todo lo que había sucedido hasta ese momento: Se había escabullido con Marc para ir al festival, este le iba a enseñar un buen lugar en el que ver los fuegos artificiales y entonces fueron atacados.

- Buenos días, princesita ¿Qué tal ha dormido? -Preguntó aquella grave voz, quitándole la mordaza de la boca.

- ¿Quienes sois? ¿Q-Que queréis? ¿Donde... Donde está Marc? -A menuda que hablaba, la voz se le iba entrecortado cada vez más, con miedo.

- Estoy aquí -Escuchó la voz del chico cerca, lo que le alivió en cierta forma.

Era consciente de quién era y de que esos tipos podían pedirle lo que quisieran a su padre por un rescate. Sin embargo, Marc era un simple ayudante de jardineria, innecesario para los ladrones. Temía que le hubiesen hecho daño o que le hubiesen matado.

- D-Dejenle libre, él no tiene nada que ver en todo esto, solo me queréis a mi... -Trató de convencerles para que soltasen al contrario.

De pronto, unas sonoras carcajadas invadieron el lugar, aterrorizando aún más a Lizbeth. Sintió como se acercaban a ella y le quitaban de mala manera la venda de los ojos. Poco a poco, Lizbeth fue abriendo los ojos, parpadeando varias veces seguidas para que su vista se acostumbrase.

- ¡Marc! -Exclamó emocionada en cuanto vió el rostro del viven frente a ella.

- Te equivocas en una cosita, princesa. Yo he tenido mucho que ver en todo esto -Confesó el chico con una sonrisa- Sin mi gran actuación, nada de esto hubiese sucedido.

- ¿Gran... Actuación...? -Miró a Marc con sorpresa, dándose cuenta de que el joven no estaba atado como ella- No... Debe ser una broma ¿Verdad, Marc? N-Nosotros somos amigos...

- ¿De verdad piensas que iba a ser amigo de la hija del hombre que me quitó todo?

- ¿D-De qué habla? Por favor, Marc...

- ¿No sabes de lo que hablo? Muy bien, te contaré una historia que no es sólo mía -Agarró a Lizbeth de la barbilla con brutalidad y le mostró el costado derecho, en el cual tenía una vieja marca grabada a fuego- ¿Te suena de algo?

Lizbeth abrió los ojos con sorpresa, reconociendo la marca al momento. Era el escudo del viejo emperador. Al acabar la guerra, todos los que lo habían apoyado y seguían defendiendo lo fueron despojados de todos sus bienes y de su estatus social. También se marcó a todos los familiares directos para que todos supieran que habían apoyado a aquel monstruo. Por lo general, todos eran nobles caídos.

- Por tu cara, veo que si sabes lo que significa -Agarró con un poco más de fuerza el mentón de ella y acercó su propio rostro a solo unos centímetros de él de Lizbeth, estado furioso- ¡Tu padre nos arrebató todo! ¡Él tiene la culpa de que mi padre fuese ejecutado y de que mi madre se suicidase! ¡Él tiene la culpa de todo lo malo que nos ha pasado!

La princesa lo miró completamente aterrada, con lágrimas en los ojos. ¿De verdad estaba sucediendo todo aquello? ¿De verdad el chico que había considerado su amigo y que incluso le había llegado a gustar le estaba hablando así? Todo era como una pesadilla de la que quería despertar cuanto antes.

- M-Marc...

- ¡No digas mi nombre! ¿Acaso creías que realmente iba a ser tu amigo? ¿De verdad pensaste que realmente me importabas? ¡Eres tan ingenua! -Exclamó soltandole la barbilla, aunque siguió pegado junto a ella. Metió la mano en el bolsillo de su vestido y sacó la bolsita con dinero- Ah, y esto me lo quedo. Ya te dije que me lo terminarías devolviendo.

Marc se giró para entregarle el botín a sus compañeros, los cuales habían pasado desapercibidos para Lizbeth hasta ese momento. A parte del chico, había otros dos jóvenes en el carruaje y otro más llevando las riendas de los caballos. Todos parecían ser mayores que Marc y eran bastante intimidantes.

- ¿Q-Qué vais a hacerme? -Se atrevió a preguntar, sin poder evitar que las lágrimas recorriesen sus mejillas.

- Vamos a darle una lección al emperador que jamás olvidará -Dijo uno de los otros secuestradores.

- Tu padre nos lo arrebató todo, así que nosotros le arrebataremos a él lo que más aprecia -Continuó Marc, cogiendo un cuchillo y acercándose de nuevo a Lizbeth, quien comenzó a negar con la cabeza, aterrada, intentando alejarse- Es estúpido resistirse. Aquí no tienes a nadie que te proteja.

El chico la agarró del pelo con una mano mientras apuntaba con el cuchillo al cuello de la princesa con la otra. Lizbeth lo miró a los ojos, notando la ira, el odio, el rencor... qué él sentía. Estaba completamente a su merced, sin poder resistirse. Murmuró un leve "Por favor, no lo hagas..." pero de poco pareció servir. Cerró los ojos con fuerza y esperó el golpe final.

Pero no llegó. Lo que si notó fue un nuevo tirón de pelo y como, usando el cuchillo, se lo cortaban a la altura de los hombros. Abrió nuevamente los ojos, viendo a Marc con su cabello trenzado en la mano, sonriendo de forma malévola.

- Sería un desperdicio que murieras aquí mismo. Será más divertido ver como tú queridísimo padre desespera por encontrarte y que, cuando lo haga, ya sea demasiado tarde.

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⏰ Última actualización: Jan 06, 2021 ⏰

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