4. El ángel calenturiento

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~Narra Rubius~

Me encontraba en la cama de Vegetta, esperándolo mientras probablemente él se estaría tirando a Willy.

¿Por qué coño Vegetta no quería acostarse conmigo?

Me dijo que era por mi celo, pero si se me acaba el celo, entonces ya podrá follarme.

Puedo disimular, puedo hacer ver que ya se ha terminado, el dolor es fácil de esconder y la excitación es normal en mí.

Tengo un plan.

Decidí dormir un poco, tenía que acumular energía para la maratón de sexo que me esperaba.

Cuando desperté me sorprendí abrazando a Vegetta en mi cama como si fuera mi oso de peluche, obviamente mi osito es mucho más cuqui y suave, pero no es el dios del sexo que ahora tenía agarrado.

Se veía tan hermoso durmiendo, con la boca medio abierta, el pelo revuelto, la ropa se le pegaba al cuerpo marcando sus perfectos músculos, ese olor a canela que me hacía perder la razón, el miembro se le marcaba a causa de esos apretados...

Mis pensamientos fueron interrumpidos por un pequeño gruñido emitido por el alfa.

- ¿Estas tontito Doblas? ¿Por qué me miras así? - Dijo con voz ronca, esa voz con la que deseaba que gimiera mi nombre.

Y yo tenía un plan para que así fuera.

- Vegetta te tengo que contar algo. - Dije incorporándome en la cama.

- Dime chiqui. - Dijo con una adorable cara de ternura mientras me acariciaba la mejilla, iba a ser difícil intentar no pedirle que me follara...

- Mi celo ha terminado, todos sus efectos han cesado, no tengo dolor, mi apetito ha vuelto y no me siento tan excitado. - Dije bajo su mirada atónita.

- Así que se acabó. Y dime; ¿Puedes razonar como antes? - Dijo mirándome con intensidad.

- Mi capacidad de  razonar nunca ha estado muy desarrollada pero supongo que sí. - Dije sin comprender mucho.

- Por eso eres mi tontito. - Dijo soltando una pequeña risa.

- Vege... - Dije acercándome lentamente. - Creo que mi celo interrumpió algo que ha quedado pendiente. - Añadí soltando fermonas, un leve gemido del alfa me indicó que mi plan estaba saliendo a la perfección.

- Entonces; ¿Ahora eres consciente de tus deseos? - Dijo susurrando.

- Vege ya te lo expliqué, el celo no me hace cambiar mis deseos, sino sacarlos a la luz, y yo ya te deseaba desde hace tiempo, pero lo había enterrado en mi subconsciente por miedo. - Le dije sentándome en su regazo, y joder, podía notar su endurecido miembro.

- Así que me mirabas el culo mientras picábamos. - Dijo con voz ronca, mientras con sus grandes manos me recorría la espalda, yo me dedicaba a mover mis caderas procurando presionar bien su entrepierna, lo cual le provocaba algún que otro gemido.

- No solo cuando picábamos. - Dije acortando el espacio entre nuestros labios, nos besamos con furia, liberando así toda la tensión acumulada.

- Joder. - Dijo el alfa entre gemidos cuando nos separamos de nuevo, tenía sus labios de un tono rosado y se encontraban hinchados. 

Su camiseta me estaba molestando profundamente, me apresuré a sacársela, se quedó tendido jadeando mientras yo recorría con mis manos todos y cada uno de sus músculos.

- Te veo muy lanzado. - Dijo con una sonrisa burlona.- Me parece que  has olvidado quién es el alfa aquí. - Añadió intercambiando nuestras posiciones, me aprisionó los brazos con una de sus fuertes manos mientras que con la otra me cogía de la barbilla, immovilizándome así la cara.

- Ahora mírame y dime que eres mío. - Dijo obligándome a mantener su mirada, un gemido involuntario salió de mis labios, estaba a punto de explotar y ni siquiera habíamos empezado.

- Soy tuyo, eres mi alfa Vegetta. - Dije gimiendo.

Mi debilidad {Rubegetta} {Omegaverse}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora