1. Un omega inusual

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Me encontraba corriendo hacia la casa de Vegetta, me dolía todo el cuerpo, y en mi cabeza retumbaba una frase "Vegetta te protegerá" aunque "protegerme" no era precisamente lo que en ese momento mi lobo quería que Vegetta me hiciera, maldito celo.

Lo que había comenzado con una pacífica excursión por el bosque se había convertido en una verdadera pesadilla. Mi celo nunca se había descontrolado de esta manera, podía pasar épocas sin supresores y no pasaba nada, hasta hoy.

Me encontraba aporreando la puerta de Vegetta, siempre estaba destruida menos cuando uno lo necesitaba.

Unas lágrimas se deslizaron por mis mejillas, lo único que quería en ese momento era que los fuertes brazos de Vegetta me llevarán a un lugar seguro.

Un omega solo en celo y por la noche era un combo mortal.

Afortunadamente vi a lo lejos a mi salvador.

~Mi dios ojimorado había venido a salvarme.~

- ¿Rubius me oyes?.- dijo Vegetta. Me sorprendí estirado en la cama de Vegetta, con un paño de agua fría en la frente y con un pelinegro con cara de precupado delante.

- Así que este es el lugar donde Vegettita hace cosas sucias.- dije con una débil sonrisa.
El ojimorado emitió una suave risa de alivio, mi lobo se regocijaba con ello.

Me acerqué lentamente hacia él y me acurruqué en su regazo, por mi parte no había sido un gesto familiar pero me parece que él así lo notó.

- Estás especialmente carinyoso hoy, te habías desmaiado, ¿te encuentras bien Doblas? - Dijo Vegetta con una tímida sonrisa.

- ¿Vege no te estás dando cuenta de lo que está pasando?- Dije con una sonrisa traviesa.

-Aparte de que hoy estás especialmente tontito?. - Dijo él pasando sus manos por mi pelo.

- Y tu estás especialmente sexy. - Dije con voz ronca. Mi lobo estaba deseoso por culpa de mi celo, y poco a poco se imponía sobre mi razón.

- Rubius no te metas en la boca del lobo.- Dijo mirándome a los ojos.

Me senté sobre su regazo y empezé a moverme suavemente, nuestras miembros se rozaban y lo oí soltar un pequeño gemido.

- Tu lo has querido pequeño osito. - Dijo él con voz ronca. Me tiró con brusquedad encima de la cama, colocó mis brazos por encima de mi cabeza y prosiguió a besarme y lamerme el cuello, me sorprendí soltando leves gemidos. Tenía al alfa más fuerte de karmaland immovilizándome a lo Christian Grey y no podía estar más excitado.

- Hazlo vege porfavor.- Dije suplicando entre gemidos. El ojimorado me estaba besando lamiendo cada parte de mi cuello, estaba a punto de explotar. Movía mis caderas para tener más contacto con él y gemía sin pudor.

- ¿Que es lo que quieres?- Me susurro mientras me acariciaba la entrepierna con la mano libre.

- Follame porfavor, necesito tu polla dentro de mi, Vegettaaa.- Dije entre suspiros.

Noté como me acariciaba suavemente mi entrada.

- Veo que ya estás más que preparado. -Dijo él notando mi entrada húmeda a causa del lubricante natural.

Me besó con furia, definitivamente esto era el puto cielo.

~Narra Vegetta~

Tenía a un Rubius jadeante aprisionado entre mis brazos, sus labios inchados y sonrosados gimiendo mi nombre, su olor a chocolate inundaba mis fosas nasales haciéndome perder el control, mi lobo estaba definitivamente descontrolado. Una débil voz dentro de mi me advertía que quizás...
¿Y si estaba en celo? ¿Me estaba aprovechando de la situación?

- Vege te deseo... Porfavor. - Las palabras del rubio me sacaron de mis pensamientos, mi lobo tenía el control total.

Lo volví a besar con furia mientras me preparaba para entrar.

- No te va a doler osito te lo prome- Las palabras del ojimorado fueron interrumpidas por un fuerte golpe.

- ¡Vegetta asqueroso pervertido aprovechado apártate! ¡Está en celo no lo ves, no razona! - Alexby había entrado en la habitación gritando.

Así que era eso, Rubius se había comportado de esa manera por el celo, debí haberlo imaginado, pero por alguna razón tenía la ilusión...

- ¡Alexby encuéntrate a otro que te folle este es mío! - Dijo el omega gruñendo y aprisionándome como si fuera un koala.

- Alexby tiene razón, no estabas en tu pleno juicio, no me había dado cuenta, lo siento. Alexby vamos fuera a hablar sobre que hacer al respecto. - Dije intentando sonar impasible.

El osito me miraba con ojos de cordero degollado, pero lo aparté rápidamente y salí de la habitación.

Alexby salió conmigo y cerró la puerta.

- ¿Vegetta en que estabas pensando? - Dijo el pelinegro.

- La verdad es que no me había dado cuenta, lo siento. ¿Lo llevo a tu casa? - Dije intentando arreglar las cosas, me sentía muy mal.

- ¿Tu no sabes nada del asunto de Rubius verdad? - Dijo Alexby.

- Yo no sabía ni que era un omega. - Dije aún más nervioso.

- Rubius se puede passar meses sin tomar supresores, él dice que si le va a venir el celo él lo nota y se lo toma antes, le debe haber fallado el cálculo esta vez, yo ya le decía...

- Pero esto no es normal en un omega. - Dije, por eso había tenido dudas sobre si era o no un omega, él no se comportaba como tal.

- No, y la verdad es que no sabemos por qué. Pero aun hay algo más, solo ha tenido el celo dos veces, esta y otra, y esto es lo que ahora más me preocupa, resulta que la última vez que lo tuvo se encontraba en casa de Mangel, se quedó en su cama y lo intentamos llevar a su casa, pero cada vez que salíamos se ponía a agonizar de dolor, como si le estuvieran apuñalando, lo mismo pasaba cuando Mangel se alejaba mucho o salía de la casa. Tengo miedo de que le pasé lo mismo contigo y tu no puedas aguantar. - Cuando acabó de decir estas palabras lo notaba más aliviado como si se hubiera sacado un peso de encima, yo por el contrario sentía a mi lobo agitarse.

- ¿Me estás diciendo que me tengo que quedar aquí con él mientras me ruega que le folle y aguantarme?

- Eso mismo.

Mi debilidad {Rubegetta} {Omegaverse}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora