2. Mudanza

796 52 8
                                    

2

Mudanza

────────────────────────

También agonizan los fantasmas de tus besos

────────────────────────

.
.

—¡Vamos, Hiccup, apresúrate! Todavía tenemos muchas cajas que llevar.

La enorme y nada liviana palmada de Stoick sobre su hombro le dio a Hiccup una sacudida, tuvo que aferrarse a la caja de ropa que rodeaba con sus brazos y balancearse sobre su pie-prótesis para encontrar el equilibrio nuevamente. Dándole una mirada plana a su padre, soltó una protesta apenas audible.

Había sido cosa suya pedirle a su padre que le ayudara a encontrar departamento, ¿en qué estaba pensando entonces? Trató de no mirar demasiado el largo camino de escaleras que todavía le quedaba por subir y siguió adelante. Al final del día tendría los músculos entumecidos y no sentiría las piernas —gracias a que su padre simplemente no pudo elegir un lugar con ascensor funcional, duh—, pero si se daba prisa podría terminar antes del anochecer.

Caja tras caja, la tarde pasó más rápido de lo que Hiccup creyó, y como había previsto, para el anochecer sus piernas eran un desastre tembloroso que reclamaban un alto.

—¿Nos tomamos un minuto? —preguntó a su padre, pero antes de recibir respuesta, se echó bruscamente sobre el único sofá que habían armado hasta ahora.

Un gemido de dolor escapó de sus labios, hundiéndose con dramatismo entre los cojines.

Stoick dejó caer una caja de herramientas en algún lugar de la sala y se movió buscando algo a sus espaldas. Incluso su sombra era voluminosa.

—¿Cansado, hijo?

Hiccup lo miró por encima de su hombro, estaba leyendo el contrato del departamento por enésima vez, y rodeándolo, el desastre de cajas y cosas lo mantenían distraído. Aún así, él estaba seguro de que seguía prestando suficiente atención.

—¿Cansado? —repitió—. No, para nada, solo podría quedarme a invernar en este sofá para siempre y no tener problemas con eso, ya sabes, como un gran oso.

Buscando probar su punto, sacudió las manos al aire. Trataba de simular la complexión, exageradamente. La escandalosa risa de su padre no demoró en llenar el silencio, y como todavía se sentía vacío a su alrededor, el ruido hizo un eco enervante.

—Más bien, como un pequeño oso —Stoick bromeó, frotándose las palmas mientras caminaba fuera del departamento.

Su risa se escuchó hasta que cerró la puerta, llevándose consigo toda cosa. Un segundo más tarde, Hiccup encontró el ingenio para decir:

—¡Oye! Podrías tener consecuencias por burlarte de alguien como yo.

Colocó los ojos en blanco cuando no recibió respuesta, pero de igual modo sonrió. El que su padre y él pudieran bromear respecto a un tema que alguna vez fue razón de vergüenza, era un paso. Se sentía como algo más grande alzándose por encima del impulso de represión que antes cargaban sus hombros.

Dejó caer la cabeza en el respaldo del sofá y tomó la más profunda de las respiraciones, unos minutos después advirtió que sería vencido por el sueño.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Aquí entre nos || Hiccstrid [Serie de drabbles] EN EDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora