Solo tenías un trabajo que hacer, solo uno. Y ese es cuidar de los gemelos Pines; a Dipper y a Mabel. No tenias que incendiar la casa, no darles dulces, no dejarlos dormir hasta tarde, no ponerles películas de terror y no consentirlos al punto de vo...
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Esto es a lo que llamo, «la grandiosa obra del desastre » después de una mañana de domingo. Después de que Seis Dedos y Fez se largaron a su emocionante aventura por el secreto en la montaña. A mí me dejaron lidiando con los gemelos Pines.
Estoy a un paso de convertirme en el mejor niñero del multiverso, eso creo.
- Día 5 en la cabaña del misterio ¿Estoy en el infierno o solo a un paso de estarlo? – Dijo Bill mirando el desastre en la cabaña y algunos garabatos y pintadas en la pared que representaba la historia del desastre entre una inscripción donde decía «Dipper estuvo aquí» entre dibujos de flores y estrellitas mal hechas, que de seguro eran hechas por la famosa artista, Mabel. – Seis Dedos va matarme... bueno literalmente. – Dijo cayendo rendido en el piso. – ¿Cómo carajo consiguen tanta energía esos mocosos?
Escucho un sonido de una ventana quebrarse por lo que salió corriendo hacia la sala, viendo como Dipper Pines alias "Pino desastroso" estaba aplastado en el sillón en pose de perezoso, mientras se quitaba un zapato y lo arrojaba por la ventana.
- ¡Woow, woow! Mocoso ¿Qué diablos estás haciendo? – Dijo Bill al ver la ventana quebrada. – Lo siento Satán por invocarte, sé que estas ocupado. – Hablándole al suelo. – En cuanto a ti ¿Quién te da derecho de romper la ventana? Yo solo puedo romperla cuando se me pega la gana.
Dipper lo ignoro y se recostó en el sillón tomando el control de la tv y cambiándole libremente a los canales. Bill llevaba días intentando llamar su atención, pero solo conseguía que el chico se comportara desinteresado y serio sin emitir una conversación decente.
- ¡Vamos Pino!, no actúes de esa manera. – Soltando un leve gruñido. – Es el quinto día de esta tiranía. Solo me fui por tres días y ustedes en dos días ya tienen la casa patas arriba. – Viendo el tiradero de cereal y jugo, entre dinosaurios de plástico. – Ya sé que estuvo mal dejaron un rato solos.
El castaño solo miraba con odio en sus ojos y con el ceño fruncido.
- ¿Dónde está la enana con patas? – Viendo que el niño levantaba una mano para señalar con su dedo arriba en el desván. - ¿Sola? – Observando que asentía con la cabeza. – Está muy silencioso allá arriba. – Sobándose la barbilla. – Quédate aquí.
Dipper solo lanzo un bostezo y se quedó dormido en el sillón mientras le gruñía más el estomagó. El demonio no le tomo importancia al sonido, pensando que él lo hacía a propósito.
Bill sin perder el tiempo chasqueo los dedos y fue llevado inmediatamente a la puerta del desván abriendo con mucho cuidado, ya que la última vez que abrió le había arrojado un bote de pintura en la cara.
