A sábado 27 de junio del 2020.
Querido Flavio,
Y una penca, Hola, Flavio. Espero no te hayas preguntado "¿Quién cojones es Gèrard y por qué me manda un paquete?", porque me decepcionaría saber que no me has pensado lo que yo a ti durante éstos meses. Han pasado exactamente cuatro desde que nos topamos en aquel vagón de tren en Ámsterdam y salvaste mi vida literalmente.
Y ahora quizá te preguntes, ¿de dónde sacaste mi dirección? No seas pesado, hombre, mejor cuéntame, ¿qué tal te ha ido?, te preguntaría algo en específico, pero me sabe mal que apenas te conocí de medio día y ya, ¿podemos arreglar eso, no? Otra cosa, no, no hubiera sido más fácil enviarte un SMS, que te dejes llevar, pesado.
Soy un romántico, que decirte, me gusta a la antigua. Espera, capaz eres de esos tíos que confunden en persona y seguro eres un total hetero, madre mía, si me respondes que lo eres no vuelves a saber nada de mí nunca porque probablemente estaré abajo de mis cobijas muerto de la vergüenza.
Ah mira, ya tengo tema de conversación: ¿qué tal tus amigos?, ¿me odian por haberte robado el boleto? Espero que no, se veía que son chidos, digo buenos, perdona, muchas series mexicanas en Netflix.
La chaqueta, cierto, que tonto, te la he enviado porque pensé que la echarías de menos, tanto como lo hago yo ahora mismo que la acabo de empaquetar. Si no la quieres devuelta, reenvíala con tu respuesta que yo feliz.
Bueno, me voy que ya no tengo más que escribir y seguro se aburro, mi dirección está en el sobre. . . Espero puedas responderme y no tomes esto como algo soso.
Piensa en mí, Gèrard.
PD. ¿Te gustan las puntillitas?