Cartas. [Hitoshi Shinsō]

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"Hoy quise aprender a utilizar uno de los módulos de mi quirk, había entrenado tanto para esto que al ver que no me salía, casi me rindo; pero luego recordé tu enfrentamiento con Deku y, me hizo querer esforzarme más. ¡Eres mi motivación para seguir fuerte, Hitoshi!

Por cierto, estuviste increíble, ¡y tu Quirk es verdaderamente asombroso!

Ah, sí. Ayer pasé por una tienda de pastelillos y galletas con variedad de sabores y formas. He comprado estas galletas tan bonitas que creo que te gustarán. ¡Tómalo en agradecimiento por ser mi motivación!

—Y."

Suspiraste en tu pupitre, debías colocar la carta en su casillero correspondiente, o eso pensaste hasta que tu mejor amiga ahora, Yūgen Shinsō, apareció sin más a tu lado, arrebatándote de las manos la carta y las galletas con forma de gatos, decoradas por glaseados distintos.

—¡Yū! Devuélveme eso.

Te levantaste del asiento.

—Yo se lo entregaré hoy. Por favor, descansa, no deberías sobreesforzarte, T/n.

Bajaste tu mirada. Si bien era cierto, hoy pasaste tu límite al esforzarte con tu Quirk. Tu cuerpo se encontraba débil, al igual que en tu cabeza tenías un dolor insoportable.

Apretaste tus puños y suspiraste, derrotándote. De la nada tu cabeza comenzó a caer con fuerza contra la dura mesa, a la vez que tus ojos se cerraban, provocando un fuerte estruendo en el lugar. Tu cabeza, golpeada, con una herida abrierta en esta, comenzó a sangrar. Yūgen alarmada, ahogó un grito llamando la atención de las personas del lugar.

—¡MIERDA, MALDITA ELÉCTRICA, HAZ ALGO!

—¡Hay que cargarla a la enfermería!

—¡Oh dios, T/n!

—DENSE PRISA.

El desastre que se comenzó a formar dentro de tu clase no fue para nada normal. Algunos gritaban mientras nadie hacia nada, hasta que la albina decidió cargarte, ahogándose por el dolor que ella también sentía de su cuerpo. Cargó contigo hacia la dichosa enfermería, preocupada.

Sus ojos emanaban tristeza, miedo, y sobre todo, dolor. ¿Tan al límite habías llegado, T/n?