Capítulo 3

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Cuando acabamos el almuerzo, salimos del comedor hacia el gran salón en el que estuvimos ayer y una Monja comenzó a bajar a los niños de sus habitaciones. Wendy vino directo hacia Niall, que se encontraba a mi lado, y también me saludó, por lo que le devolví el saludo.—Hoy sí podemos jugar a lo que ustedes quieran—Mencionó alegre. Sonreí.

Noté que Katie venía entrando y alcé mis brazos a ver si me veía. Funcionó, caminó despacio y se paró frente a mí.—Hola—Dijo y sonrió un poco.

—Hola peque—Saludé con una sonrisa.

—¿Quién eres tú?—Le preguntó Wendy a Katie.

—Katie—Dijo su nombre.

—Yo soy Wendy, y soy amiga de Niall—Lo señaló—Y de Louis—Me señaló a mí también.

La pequeña se mantuvo en silencio.

Alcé mi vista con el fin de encontrar a Ellah mientras Wendy le hablaba a Katie y, cuando vi que era la última en entrar, la llamé:—¡Ellah!—Ella me miró y caminó hacia donde me encontraba, cosa que hizo que Harry se nos acercara también.

—Hola chicos—Saludó. Se veía algo desanimada.

—¿Estás bien?—Pregunté preocupado.

Ella asintió.—Sí, sólo tengo dolor de cabeza, lo que le había dicho a Harry—Mencionó. Miré a Harry y él también se veía preocupado.

—¡Ellah!—Exclamó Wendy aturdiendo a la mayor que hizo una expresión de desagrado pero la cambió al instante por una sonrisa al ver a Wendy.—¿Cuándo vas a contarnos otro cuento?

—No lo sé, Wendy. Quizás otro día, no me he sentido bien—Explicó.

—Ya extrañamos la hora del cuento—Wendy hizo un puchero.

—¡Sí! A la hora de dormir deben haber cuentos—Habló Katie y se cruzó de brazos.

Ellah miraba a las dos niñas con una expresión que no podía describir pero era todo menos felicidad.—Estoy segura de que mi amigo acá rubio les puede contar una historia ahora mismo—Dijo fingiendo entusiasmo.

—¿Qué es una historia?—Preguntaron las menores al mismo tiempo.

Ellah suspiró.—Quiero decir... Un cuento. Sí, un cuento.—Afirmó.

Las dos niñas comprendieron y luego pusieron su atención en Niall.—¿Puedes, puedes, puedes?

El rostro de Niall era un poema, pensé que se negaría pero Ellah parecía rogarle discretamente que se las llevara a otro rincón a contarles un cuento; por lo que mi querido amigo, terminó aceptando y se llevó consigo a las dos niñas emocionadas por escuchar un cuento.

Ellah pareció relajarse y nos miró tanto a Harry como a mí.—Sí, cuido de los pequeños ya que soy la única mayor aquí.—Explicó. Me sorprendí porque respondió a una de las preguntas que tenía planeado hacerle.

—¿Cuántos años tienes?—Le preguntó Harry.

—15 años.

No sé si fui el único que quedó loco o si Harry también lo estaba, no podía ni quitarle la vista a Ellah de encima. Todo este tiempo pensé que tendría unos 12 o 13 años por su apariencia.—Si pensaron que tenía menos, está bien. Nunca me adoptaron por no ser una nena pequeña o un bebé y pues... Ya no tengo más opciones.

—Oye... No digas eso, algún día alguien te va a adoptar y te va a querer mucho—Dije tratando de animarla.

—No, Louis. Nadie adoptaría a una niña que quedó huérfana a los 10 años y a quien le dijeron hace unos meses que tenía Leucemia Mielógena Aguda—.Su mirada se había oscurecido al decir esto último.

Katie TomlinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora