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Los cuerpos se rozaban entre si. Gemidos invadian la habitación y el calor emanaba de sus cuerpos.


Había pasado un tiempo desde que Samuel y Rubén habían comenzado su aventura. Pero nadie en Karmaland lo sabía, no querían que los demás chicos se enterasen. Igual para ellos, no era nada serio, o eso creían.


-Ahhh, vegg.- Gimio el chico con orejas de oso, mientras el ojimorado lamia su cuello de forma seductora.- N-No hagas eso.


Samuel poco a poco bajaba por su abdomen dejando leves mordidas mientras avanzaba. Le encantaba ver a su osito descontrolado, y también amaba sentir el cuerpo tibio de Ruben ante su tacto. Estaba acercándose a su meta cuando Rubén lo detuvo.


-¿Qué pasa, chiqui?.- Dijo Samuel, extrañado. Ya que Rubén nunca lo detenía cuando hacían el amor (cursi uwu).


-No me siento muy bien.- El de orejas de osito se sonrojo al escuchar aquel apodo que usaba Samuel con él.- Se que ya estabamos a la mitad pero...


-No te disculpes lo entiendo, bobo.- Dijo ahora llenando de besos su cara sonrojada. Podían tener una aventura, pero se tenían mucho cariño.- ¿Qué es lo que te pasa, chiqui?.


-Y-Yo... Me duele la cabeza.- Dijo lo primero que pensó, tratando de excusarse para que Samuel no se diera cuenta de lo que de verdad le molestaba tanto admitir. Y el ojimorado pareció creer su excusa porque enseguida se levantó por una pastilla y agua. Ese hombre lo estaba volviendo loco.

Tomó la pastilla para que Samuel no sospechara que en realidad no le dolía la cabeza, mientras este se sentaba a un lado suyo, preocupado.


-¿Quieres que me quede hoy a dormir contigo?.- Acaricio con ternura su mejilla y Rubén sintió que su pecho iba a explotar.- Quiero asegurarme de que estes bien.


-Estoy bien Veg. No es necesario que te quedes.- Aunque dentro de su pecho pedía a gritos que se quedara. Tenía demasiada vergüenza como. para decírselo.


-Bien. Avísame si necesitas algo.- Dijo Samuel levantandose de la cama, abotono su camiseta completamente blanca y se dirigió a la puerta acompañado de Rubén a su lado. Antes de dirigirse a su casa, le dio un beso fugaz en los labios a Rubén mientras le susurraba Cuidate, osito. Este sólo se quedó parado en su sitio, rojo como un tomate, mientras veía a Samuel alejarse.


.................


Habían pasado unas horas desde que Samuel se había ido de la casa de Rubén y este no podía dormir. Se sentía inquieto. Necesitaba a su hombre junto a él. ¿Pero qué decía? Ni siquiera era su hombre.

Desde que comenzaron su aventura Ruben estaba completa y perdidamente enamorado de su vegetita. Le fascinaban esos ojos violetas peculiares y como sentía que se derretia cada que lo miraba. Amaba sentir sus brazos fuertes rodear su cintura cada que se besaban(o se acostaban).

Aunque ahora se le hacía más difícil hacerlo con Samuel, ya que sus sentimientos se habían hecho más fuertes con el pasar del tiempo. No queria que fuera sólo una aventura. Él quería que su Vegetitta supiera cuanto lo amaba mientras se entregaban el uno al otro. Rubén no podía seguir haciendolo, sabiendo que sólo él era el que entregaba su corazón.

Debía ser sincero con sus sentimientos, o cortar su "Relación" con Samuel. Aunque terminar dicha aventura le resultaba menos dolorosa a que su ojimorado recharaza sus sentimientos. No toleraria que el dueño de su corazón lo hiciera pedazos.

Sin darse cuenta, comenzó a sollozar. Pensar en todas esas cosas le partían el alma. Necesitaba consejos, pero a quien pedírselos si nadie sabia de su aventura con Samuel.


-¿Por qué es tan difícil amarte, Samuel De Luque?.- Dijo en un débil susurro, mientras se quedaba dormido con lagrimas en los ojos.


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Hola, me presentó. Es mi primer historia Rubegetta, solo es una prueba ya que normalmente nunca recibo viewers.

Espero que les guste!

Dulce miel de osito [Historia corta] ||°Rubegetta°||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora