Capítulo 9: El santuario

33 0 0
                                    


Capítulo 9: El santuario

Nastara lo llamó muy asustada y Elkrim hizo lo propio avisando a las asistencias médicas. Elkrim no podía creer lo que estaba sucediendo, "Otra vez no" pensó para sí. "¿Qué te ocurre, amigo?" No entendía qué le estaba sucediendo a su rey.

Junto a él, en el transporte hospitalario, se hallaba Erenzarth tumbado en una camilla. Nastara estaba a su lado, desesperada por no saber qué hacer.

Las cuatro Kirn que atendían a Erenzarth contemplaban sorprendidas cómo éste sufría pequeños espasmos. Era como si estuviese viendo cosas y siendo golpeado.

- ¿Qué le ocurre? – Elkrim observaba como Erenzarth volvía a sufrir un espasmo.

- No lo sabemos. – Una de las enfermeras volvió a revisar los datos de la maquinaria. – Todo está en orden. – Estaba confundida.

Elkrim suspiró y observó a Erenzarth. "Tengo que averiguar qué le ocurre", dijo para sí.

Mientras tanto, Yhajirt se encontraba en el interior del santuario de los susurradores. Se trataba de una amplia caverna subterránea bajo el bosque. Su techo estaba decorado por las raíces de los árboles, que sobresalían fuertes y robustas. Frente al alto en el que se encontraba Yhajirt, al fondo de la caverna, caía una cascada que brillaba bajo la luz del sol. Bajo los pies del mismo había un gran pórtico de columnas que conducía a un templo, que a su vez estaba rodeado por unos pequeños jardines. Por último, toda la pared estaba decorada por diamantes de diversos tamaños que sobresalían de las paredes.

- Ya hemos llegado. – Aelena sonrió. –El santuario de los susurradores.

- Vaya. – Yhajirt estaba impresionado. Era un lugar de una belleza increíble. – Y que esta preciosidad esté edificada bajo un bosque espantoso y terrorífico. – No daba crédito a lo que veían sus ojos.

- Vamos, Bruk debe estar en el interior. – Aelena descendió mediante una escalinata de piedra que había a la izquierda del precipicio. – Venga, vamos, Yhajirt. - Le sonrió. – Te has quedado embobado.

- Sí, sí. – Yhajirt no podía quitar ojo al paisaje. – Voy, voy. – Comenzó a descender la escalinata.

Según iban descendiendo, un grupo de cinco figuras encapuchadas se fue acercando al final de las escaleras.

- Aelena, ¿Quiénes son esos tipos? – Yhajirt se asustó. Estaban armados.

- No te preocupes, Yhajirt. – Se volvió y lo miró. – Son los Anúndi. – Observó la cara de Yhajirt y rio. – Los protectores del santuario. – No eres un fiel y lo saben. Pero no te preocupes, me has ayudado. – Se palpó cuidadosamente el vendaje improvisado. – No van a matarte.

- Oh, es un alivio. – Dijo irónicamente.

Ambos descendieron la escalinata y, una vez abajo, los Anúndi se les acercaron. Para sorpresa de Yhajirt, conocían la lengua Roxar, puesto que saludaron con ella.

- Alunda. – Pronunciaron las cinco figuras al unísono.

- Alunda. – Dijeron Aelena y Yhajirt.

Alunda significaba "Hola" en lenguaje común.

- Esto....- Se rascó el cuello. - ¿Podríamos usar la lengua común? – Yhajirt tenía algo olvidado su Roxar. – Me sería más fácil comunicarme con vosotros.

- Me ha salvado la vida. – Aelena observó que los Anúndi lo miraban desconfiados. – Es Yhajirt, segundo rey de Luxor. – Todos le reverenciaron.

Crónicas de Luxor: El Despertar del mal (Terminada  y a la venta en Amazon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora