A Jungkook le encantaba dibujar.
Incluso cuando el no tenía lápices como los demás, incluso cuando el dudó de si mismo y dudó de lo que quería lograr.
Pensó que en un principio lo más difícil era escuchar a los demás repetir una y otra vez en su oreja que un chico como el no tendría oportunidad alguna en la vida para hacer lo que quisiera, pero no. El problema principal tenía por nombre universidad. Y aquel impedimento estaba ligado a la palabra dinero.
Su clase social no era la mejor y esa fue la causa por la que estuvo a punto de renunciar a lo que él quería si no fuera porque sus padres lograron alentarle. Ahora estaba en la universidad. Pero lo difícil era costearla a veces.
El trabajo de medio tiempo en un local de comida rápida no siempre cubría todos sus gastos, así que por esto Jungkook recurrió a lo que mejor podía hacer: Dibujar.
Así fue como Jungkook terminó retratando a las personas en las calles por dinero.
Al comienzo tuvo vergüenza y esta lo nublaba tanto que poca gente se acercaba a su modesto puesto en las afueras de una feria importante en Goyang. Luego, animado por la señora Lee -que tenía un puesto de plantas a su lado-, fue abriéndose más con la gente y así fue como pasó de dibujar a una o dos personas por día aquellos fines de semana a tener una larga y extensa fila de gente esperando a ser retratadas por esas "mágicas manos" como la señora Lee solía llamar a las de Jungkook. Ella siempre le animaba e insistía que lo que el hacia no podía ponerse otro nombre que magia. Y como no hacerlo, ya que Jungkook hacia retratos perfectos y realistas de personas desconocidas en cinco minutos.
Era tanta la gente que iba y que muchas veces volvía, que él puesto de Jungkook ganó relevancia e incluso algunas veces ganó más dinero con esto que con su trabajo de medio tiempo.
Cada vez estaba más seguro que elegía lo correcto. Que dibujar era aquello que le llenaría el resto de sus días.
Pero su espalda por agacharse para dibujar decía otra cosa.
-Auch-se quejó en cuanto se enderezó y su espalda hizo un terrible ruido. Aquel sábado su jornada de trabajo había acabado y el sol comenzaba a esconderse rápidamente en aquel barrio de Goyang, por lo que debía apresurarse y guardar todo para irse por fin a descansar en su casa.
-¿Como que auch?-la cabeza de la señora Lee sobresalió por entre las plantas de su puesto, mirando acusadoramente a Jungkook-¿Otra vez te duele la espalda?
-Si, señora Lee-respondió con una sonrisa, guardando todo en su lugar al igual que su compañera de feria.
-¿Y todo por estar agachado dibujado?-Jungkook asintió-Vaaaya, estos jóvenes de hoy en día no aguantan nada. Si supieras lo que pasaba en mis tiempos... Pero bueno, estas joven pero también cansado. ¿No pensaste en venir sólo una vez en vez de dos los fines de semana?
-Sí, pero no puedo darme ese lujo. Necesito el dinero.
-Y tu espalda necesita un descanso-siguió regañando-Al menos tómate el día de mañana. Yo puedo avisarle a tus clientes que no vendrás. Piensalo. No sólo éstas aquí, sino que trabajas haciendo hamburguesas y esas cosas gringas. El óseo no es un gasto sino una inversión, ¿sabes?
-Lo sé...-suspiró-Prometo pensarlo.
-Y hazlo bien, muchacho. Si no vienes mañana ya se que decisión tomaste-cerró el puesto-Yo acabé aquí por hoy. Nos vemos mañan... No, no, mañana no. O sí, pero espero que no. Mereces descansar aunque sea un día al año, ¿sí?
-Sí, prometo pensarlo. Gracias por todo señora Lee.
Luego de eso, su fiel compañera de feria desapareció por entre las calles de Goyang. A esa altura la noche teñía gran parte de estas.