Capítulo 8

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—Los chicos hacen lo que quieren y cuando lo quieren.—

—No puedo creer que me hallas arrastrado hasta aquí. —Me quejo.

—Un poco de ejercicio no te hará mal.
—Responde con sutileza.

Nos encontrábamos en el gimnasio, Valeria viene dos o tres veces a la semana y hoy quiso venir conmigo.

No tenía excusa, había dormido en su casa.

—Vamos hacer algo simple. —Me dice.

—Señorita Jackson, buenos días.
—Saluda un hombre musculoso que llevaba su cabello negro en una gomita, sus ojos caen en mi. —¿Cuál es su nombre bella dama?

—Soy Ava. —Si ajá a lo seca, es que no sé si han notado que no entro en confianza con personas nuevas de manera rápida.

—Mucho gusto, Ava. ¿En qué les puedo ayudar el día de hoy?
—Pregunta el chico, se ve mayor que yo pero no demasiado.

—Ava nunca va al GYM, queremos algo sencillo, ¿caminadoras?

—Eso estaría bien para ella.
—Dijo y empezo a caminar.

Medi cuenta que estabamos frente a las camimadoras cuando sus pies se de tuvieron.

—Gracias Arturo, de aquí lo hacemos solas. —Le dio un pequeña sonrisa y él se marcho.

Valeria me hace seña para que me suba y vacilando lo hago.

—¿Cómo se enciende esto? —Pregunto mientras observo los botones.

Valeria la enciende, la pone modo caminata y hace lo mismo con la de ella.

—¿Esto es divertido para ti?
—Pregunto incrédula.

—Si me coloco los audífonos a todo volumen y empiezo a correr, ahí encuentro la diversión y además te ejercitas, es bueno para tu cuerpo.

Asiento y sigo caminando.

Minutos después Valeria le sube el volumen de rapidez.

—¿Te ayudo a subirlo?

—No, no, gracias, mejor apagalo, esto dice veinte minutos, ¿es lo que llevo no?, voy a descansar.

—Es el botón rojo.

Me senté en un banco de los que están frente a las caminadoras.

Estaba empapada de sudor, no volveré al Gym, sin dudas.

Me puse a revisar mi teléfono.

—La rubia más sexy del gimnasio, ¿como estás Valeria?. —Escucho decir de un chico.

Levanto la mirada para ver quién es y era un chico con cabello rojo fuego, una sonrisa enorme y ojos cafés que resaltaban por el color de su cabello.

—Estoy bien, Leo. —La rubia responde y se baja de la caminadora. —¿Traerías botellas de agua para mi amiga y para mí? —Me señala con los labios.

Buscando A Un Virgen ✔ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora