Capítulo 9: Descontrol

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No podremos decir que tenía otra opción. Necesitaba a este tipo. Con su muerte o desaparición se agotaban mis posibilidades de encontrar respuestas, así que ya se imaginan en qué situación estaba.

La motocicleta de Xavier era bastante ruidosa, pero eso ya no importaba. Debía llegar a la central lo antes posible. Al parecer alguien era incapaz de guardar un bajo perfil.

El sonido de las sirenas se amplificaba a medida que me acercaba, el cielo ya estaba cubierto de pequeñas chispas incandescentes que caían dulcemente como una capa de brillo sobre el asfalto, hasta convertirse en ceniza. El humo negro y espeso se esparcía por todas partes. A lo lejos alcancé a divisar el puente rojo escarlata que separaba la central del resto de la ciudad.

Estaba tan cerca.

–¿Qué haces acá? –rugió Maxwell del otro lado del puente. (Padre de Lou).

La jefa de policía estaba ocupada llamando a todas las unidades. Al parecer estaban sacando agua del río para poder apagar el incendio, pero una pequeña falla podría generar un corto circuito que haría explotar todo el sector.

–Vine a ayudar –grité mientras levantaba ambas manos y me bajaba de la moto.

– ¡VUELVE A TU CASA! –Gritó algo fuera de tono– No puedo cuidarte Kyra –agregó cuando ya estaba a su nivel.

–No necesito que me cuides Max– coloqué suavemente una mano sobre su hombro– Además soy casi invencible. –añadí con un toque de superioridad.

–Que no sientas dolor no significa que no puedas quemarte­– Rita ya se había despegado del auricular– Maxwell no tenemos tiempo para lidiar con ESTO. Te necesitamos en el sector 5. –Señala un lugar en el mapa que estaba apoyado sobre el auto– Si el fuego alcanza este punto, todo esto explotará.

–Sé que puedo quemarme, pero aun así tengo más resistencia que los demás. No tengo problemas con el humo Rita.­– traté de insistir en vano.

–No tienes preparación. Retrocede no tengo tiempo para esto. – añadió sin mirarme, mientras volvía a ocupar su radio.

Nadie me detendría, así que subí a la moto y conduje lo más rápido posible, esquivando los autos y los carros de agua, e internándome en la parte que aún no estaba en llamas.

El humo me irritaba los ojos, e impedía que me enfocara en esquivar los árboles que vivazmente se cruzaban a mi paso.

Ya había andado suficiente cuando pude divisar el centro del incendio. Si no actuaba con rapidez, la motocicleta también explotaría. Traté de aumentar la velocidad mientras ramas y troncos quemados se interponían en mi camino. Hasta el momento, nadie había podido internarse tanto en el bosque, el humo era demasiado espeso y el calor era insoportable hasta para mí.

–¡AARON, AARON! –comencé a gritar mientras la desesperación empezaba a ser palpable. No estaba en el centro, debía salir de inmediato, mi cabello ya comenzaba a chamuscarse. Solo me quedaba dar una vuelta por donde ya habían controlado las llamas. Era un verdadero cementerio de árboles, todos completamente carbonizados, con una fina capa de ceniza gris esparcida por todas partes.

Cansada de dar vueltas en vano, me encontré con un pequeño claro en el bosque cubierto por cenizas. Pero en el centro había algo más. Un bulto extraño permanecía inmóvil. Me detuve rápidamente, tras dar un par de vueltas a su alrededor. Aaron estaba tendido en el suelo, formando un ovillo con su cuerpo, no se movía. Por un momento pensé que estaba muerto, pero me negaba a creerlo. Solo estaba muy débil, no podía ponerse en pie. Tenía que ser eso.

Intenté subirlo a la moto.

Sentí que había transcurrido una eternidad cuando recién pude sentarlo, le quité la camisa e intenté amárralo a mi cuerpo para que no se cayera. Di un par de vueltas hasta logar encontrar la salida, el fuego ya no avanzaba hacia la central, pero retrocedía rápidamente, internándose ahora en el bosque.

No soportaba el ardor de su cuerpo contra el mío. A pesar de estar débil, seguía emanando olas demasiado intensas de calor. Volví a esquivar los carros de agua y los autos de los polis, mientras trataba de encontrar el puente camuflado entre el humo y la oscuridad de la noche.

– ¡KYRA! –escuché a mis espaldas.

– ¡Está vivo! –alcancé a responder mientras me alejaba. Era mejor que creyeran que era uno de los suyos.

Crucé el puente y me apresuré a acercarme a la orilla del río. Traté de frenar lentamente, pero el cuerpo de Aaron se inclinó peligrosamente hacia un costado, haciendo que perdiera el control y que la motocicleta nos arrastrara por el suelo. Después de un par de vueltas, cuando se detuvo por completo, logré sepárame del pesado cuerpo de Aaron y arrastrarlo hacia el río. El agua debía calmarlo, así que nos hundimos hasta la cintura. Su pesado cuerpo se deslizaba entre mis torpes dedos. Ahora temía que fuera a ahogarse. Pero logré sujetarlo entre un par de rocas.

–¡Kyra! ¿Está bien? –Ricky, el poli joven, me gritaba desde el puente.

–Está respirando­– respondí con un hilo de voz.

–La ambulancia está en camino. –volvió a gritar desde arriba. –Ellos se encargarán, tienes que volver a casa. Pronto va a amanecer.

Aún faltaba una hora, tenía tiempo para que Aaron reaccionara.

Poco a poco bajaba su temperatura, pero no reaccionaba a mis intentos desesperados de despertarlo.

–Ya no hay tiempo. –insistía entre dientes, mientras le daba unos golpes en el pecho y en la cara, esperando que reaccionara lo antes posible.

Esta noche superaba con creces a mi encuentro al filo de la muerte con Bobby dos dedos. Por primera vez ya había dejado de sentirme como la damisela en peligro. Eso me motivaba a seguir insistiendo, pero me atormentaba la posibilidad de morir carbonizada con la llegada del día.

– ¿Quieres matarme?­– insistía intensamente. Si no despertaba antes de que llegara la ambulancia tendría que limitarme a entregarlo. Pero si descubrían más sobre su extraña condición no volvería a verlo.

Una respiración desesperada, me despertó de mis cavilaciones, estaba moviendo sus manos y piernas, mientras abría sus ojos de par en par y su respiración entrecortada acompañaba los latidos de su desbocado corazón.

Sentí que el alma volvía a mi cuerpo. Figurativamente. Claro.

Traté de sostenerlo con todas mis fuerzas, para que no comenzara a hundirse.

–Tranquilo, soy yo Kyra, tenemos que irnos. –Su mirada volvía a clavarse intensamente en mis pupilas, pero ahora la chispa voraz de sus ojos estaba apagada, seguía muy débil, pero al menos ya estaba consciente. Aún no salían palabras de su boca. Todo lo que podía ver era desesperación, en sus movimientos frenéticos y en su mirada perdida.

Ya no podíamos perder el tiempo.

Estaba a punto de amanecer. 

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⏰ Última actualización: Jun 29, 2020 ⏰

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