Ya era tarde ese día, Mo Ran había despertado del sedante. Sostuvo su cabeza por el dolor al tratar de recordar lo que había pasado antes.
Recordó que estaba tan alarmado que el anciano Liu se vio obligado a dormirlo. No lo odió, pero si molestó. En el fondo sabía que no podía hacer mucho en su posición.
El día en que lo declararon como líder de la secta. Él se negó, conocía su pasado y que no tenía derecho alguno a dirigir el pico Sisheng, además temía de sí mismo, temía convertirse en el Taxian jun que odiaba si estaba al mando.
Fue Chu Wanning que lo animó a aceptar, dijo que lo ayudaría, Mo Ran tenía el corazón y él sería el de la razón. Ese día ambos estaban inmersos en el amor que nadie pensaría que todo sería diferente.
Tal vez Chu Wanning nunca debió apoyarlo en aceptar el puesto. Él no midió las consecuencias de sus palabras ni los problemas que vendrían en un futuro.
Mo Ran se levantó para terminar con sus deberes mientras esperaba la llegada del anciano Liu.
Por otro lado, alguien comenzaba a despertar cuando aún había rastros de la luz del sol.
— Shizun, ¿Esta mejor? Se desmayó por el cansancio.
Era la voz de Shi Mei quien estaba a su lado.
— ¿Cuánto tiempo...? — Su garganta estaba seca y no sabía por cuanto tiempo había dormido. Esto no se debía a un cansancio común, después de todo, durmió demasiado el día anterior.
— Solo fueron un par de horas, no se preocupe. Beba este té para sentirse mejor.
Chu Wanning miro por un momento la taza y Mo Ran volvió en sus recuerdos. Dudó por un momento y finalmente tomó la taza para beber de ella.
— Si shizun está mejor, puede pasear alrededor. Yo saldré a atender a alguien en la ciudad. No tardaré.
El apuesto joven se puso de pie con una amable sonrisa para retirarse.
— Ve con cuidado.
— Gracias Shizun.
Así Wanning se quedó solo en la habitación. Terminó su taza de té para levantarse. No le gustaba esa debilidad que había mostrado a su discípulo.
Ignoró el cosquilleo en su pecho para ir a meditar dentro del bosque hasta que Shi Mei llegara.
En las calles mucha gente comenzaba a esparcirse para regresar a casa o a salir a comprar.
Shi Mei estaba siguiendo a una doncella que le guiaría a su paciente. Su mirada estaba atento a los pasos e ignoraba lo que la gente hablaba en voz alta. Recibió saludos de los que lo conocían y él se los devolvió con su gentil sonrisa. Llegaron a la dichosa mansión y la jovencita se había ido silenciosamente.
— Vengo a buscar al paciente.
No se molestó en ser cordial porque sabía lo que ocurría aquí al no ver a nadie más que lo recibiera.
— El joven maestro es en verdad una deidad — una voz había sonado en la habitación de en frente — adelante, este pobre hombre no tiene muchas fuerzas para recibirlo como se debe.
Aun sabiendo lo que pasaba, empujó la puerta corrediza para entrar. Dio un paso y la puerta detrás se cerró de golpe.
— Que gusto verte.
— ¿Quién eres?
En vez de responder su pregunta, la voz de ese hombre lanzo otra para él.
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El sueño del fénix.
FanfictionMo Ran creía que su relación con Chu Wanning estaba yendo bien a pesar de los altibajos que tuvieron en un principio, pero aun así creyó que hacia falta algo que comprobara el amor entre ellos. La idea de Taxian-jun en su vida pasada resonaba en su...