Cap 4

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De ambas personas que estaban recostadas en la cama, el primero en abrir los ojos fue Chu Wanning.

Se giró sobre sí mismo para encarar a la otra persona que dormía a su lado. El toque infantil de Mo Ran era más notorio cuando dormía.

Extendió sus cálidos dedos para acariciar a penas con un roce ese rostro pacífico.

— Shizun...

El susurro lo alertó para retraer su mano. Al no verlo despierto volvió a acunar su rostro para dejarle un casto beso.

Se tomó su tiempo para mirarlo detalladamente antes de levantarse. Fue a tomar un baño en medio de la noche y se cambió rápidamente.

Miró una vez más la figura que estaba aún recostada en la cama antes de salir con un simple "Adios". Con pasos firmes se fue dejando atrás el Pabellón del loto rojo. Solo estaba ese ser de blanco con una capa del mismo color que caminaba en la oscuridad de la noche. Miro hacia el sur del pico Sisheng, cerca donde yacia la tumba de la familia a la que habia servido todos estos años.

Dio una venia ante la familia a lo lejos.

Y se fue.

Nadie lo vió.

Nadie más que él sabía lo que pensaba.

Nadie sabía que cada vez que veía la cima donde la familia reposaba en sus tumbas, él sentiría culpa, pena y enfado. No era capaz de ir personalmente a visitarlos.

Nadie sabía que él pedía perdón todos los días a las almas de la familia que no pudo proteger,

Nadie sabía que incluso el gran yuheng elder casi se tropieza varias veces bajando los escalones.

Pero él tampoco sabía que una pequeña semilla había sido plantada en él.

Las pestañas negras temblaron por los rayos de luz. Aun no había amanecido por completo pero el líder de secta todavía tenía que regresar a su puesto. Chu Wanning no estaba a su lado así que pensó que quizá estaba fuera.

Se levantó rápidamente y lo buscó por todo el lugar para poder saludarlo como se debe. Sin embargo, a pesar de que busco cada rincón de ahí, no lo encontró.

Salió del pabellón para ir a preguntar a las demás personas, maestros, discípulos, vigilantes; todos respondieron de la misma manera. Nadie lo había visto.

Se asustó

Ayer su shizun se había comportado raro y hoy desapareció.

Casi se volvió loco por un momento. Trató de pensar que pronto volvería. No podía armar un alboroto por su maestro, sería raro para los demás.

Temía que al final su plan no resultara como quería.

— Mi señor, No hay más señales de Chu-zongshi.

— Iré a buscarlo, volaré sobre mi espada, así será más rápido— antes de salir tan desesperado fue detenido por la mano del anciano Liu — ¿Qué pasa?

— Mi señor, no se precipite, es de Chu-zongshi de quien hablamos, estará bien. Esperemos a ver si no se reporta hasta la noche. De ser así, yo mismo iré a buscarlo.

Mo Ran seguía en un estado de frustración, desesperación y un poco más llegaría a la ira.

— El no... no puede, tomó la píldora y no se los síntomas que tendrá después. Iba a contarle todo hoy, pero él...−

Soltó las palabras de tiro y poco a poco murieron en un silencio que no le permitió terminar la oración.

"Terminemos"

El sueño del fénix.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora