Capitulo 11.

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Los meses pasaron, y Gerard iba mejorando poco a poco.
Aunque su corazón estaba roto, pues el chico avellana era el único que lo podía llenar.

No había sabido mucho de Frank, pues intento hablar con su madre y está solo soltó un "aléjate de mi hijo" y corto la llamada.

No entendía el por qué tanto odio hacia el, si, había cometido un error, pero en verdad quería remediarlo.

Gerard estaba decidido, en recuperar a su Frankie y ser muy felices juntos.

Era un sábado por la noche, Mikey Y Gerard caminaban por las oscuras calles de New Jersey, solamente disfrutaban de la compañía del otro, ninguno dijo nada, hasta que llegaron al puesto preferido de hamburguesas de Gee.

Ambos pidieron su hamburguesa y se sentaron en una de las mesas color naranja que se encontraban en el lugar.

Mikey estaba listo para confesar.
Y Gerard no se imaginaba ni un poco lo que iba a pasar.

Al terminar su hamburguesa, Mikey se levantó, tomo la envoltura de la hamburguesa de Gee y la suya, y las deposito en el bote de basura.

Tomó asiento y suspiró.
- Hay algo que debo decirte -Dijo con la voz entrecortada- Espero que me perdones y que logres recuperarlo.

El miedo en los ojos esmeraldas de Gerard eran evidentes, sabía que algo andaba mal pero se convencía a sí mismo, de que solo eran sus ataques de paranoia.

-Frank, sigue en la ciudad, es solo que el... -Suspiró- se casó con Jamia, el año pasado, cuando el doctor dijo que lo mejor sería desconectarte.

Gerard no pudo formular ni una sola palabra, no sabía como sentirse, o que mierda pensar, solo quería irse lejos y jamás regresar.

Se levantó antes de que su hermano pudiese decir algo, y corrió todo lo que pudo, no le importaban los gritos desesperados de su hermano, no lo quería ver, ni a él y por primera vez en su vida tampoco quería ver a Elena.

Su corazón estaba roto, y nadie lo iba a salvar esta vez, avellana y esmeralda no volverían a encontrarse.

Lágrimas caían por sus rojas mejillas, sentía que se congelaba, era temporada de vientos fuertes en New jersey, que importaba.

Corrió hacia un parque que estaba en medio de un bosque, solía escapar ahí de Niño, se sentó en un columpio y lloró como nunca lo había hecho en su vida.

Aquí estaba de nuevo, solo y triste como siempre lo estuvo toda su vida.

Solo pudo pensar en la ridícula canción que Frank le cantó.

Al final de todo el propio Frank le robó la luz detrás de sus ojos.

The light Behind Your Eyes (Frerard)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora