SORPRESA

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Nada más entrar por la puerta del Hospital Universitario La Paz, a Aitana empieza a rugirle la barriga y es que necesita su dosis de tostada y café con leche antes de ponerse a atender a pacientes y por lo que se ve, el día que tiene por delante se aproxima duro.
Se maldice por los tres roncola que se tomó anoche en "Opium", para celebrar que Ana había aprobado las oposiciones de educación infantil las cuales llevaba preparándose 3 años y a las cuales se había presentado 3 años sin conseguir la nota suficiente para poder conseguir su puesto de trabajo en "PIZCAS", un colegio de educación infantil en el cual había hecho las prácticas en su cuarto año de carrera y del que se había quedado enamorada, siempre había soñado con trabajar allí y correr con los pequeños por esos pasillos de colores.

No lleva más de diez minutos allí , aún no le había dado tiempo ni de abrocharse la bata cuando Patricia la avisa de que tiene que atender una urgencia, un señor mayor que al parecer ha chocado de frente con un camión, el conductor falleció en el momento.

- Aitana date prisa, te necesitamos en quirófano en 30 segundos, necesitamos cortar la hemorragia o se nos va.

Aitana corre a toda prisa, se prometió hace años a ella misma, que no dejaría que nadie se le fuese delante de sus propias manos, siempre le ha gustado ayudar, dar todo lo que tiene para que los demás estén y se sientan bien y ahora que trabaja para la gente y para salvarlas no va a consentir que salga mal, no se lo perdonaría jamás, se conoce.
Va tan rápida que no ve que justo delante tiene a un chico cabizbajo que sujeta un café y del cual no aparta la vista, ese café tiene que estar ya helado. Choca con él y el café va a parar a la camiseta blanca básica que viste.

– ¡Oye tú mira por donde vas!. Además no puedes estar aquí, es zona restringida solo para personal autorizado y que yo sepa no me suena tu cara.

– Perdona, llevo aquí mas de media hora y no tengo noticias de mi padre, se lo llevaron por esa puerta y no sé ya a quién más preguntar. –Tenia miedo joder, si no hubiese sido tan cabezota y hubiese ido solo a esa mudanza, ahora mismo nada de eso estaría pasando, sus padres estarían en Ourense en la casa de campo y él estaría ordenando su habitación o tomando algo en el bar de la esquina con sus nuevos compañeros de piso.–

Aitana no lo deja ni terminar, necesita entrar en esa sala, que todo salga bien, acabar lo antes posible su turno e irse a casa, quiere ver a Bruno, lo necesita, hace dos días que no se ven, él ha estado de viaje de negocios y ayer cuando se podían ver ella ya tenía planes con las chicas, pensó decirles que se encontraba mal y que se quedaría en casa así podría pasar la noche con Bruno, pero le sabía mal, tanto Ana como Miriam la habían tratado como una hermana en este tiempo que llevaban viviendo juntas, ademas también le apetecía pasar una noche de chicas, para que engañarse.

Después de una operación de éxito de más de cinco horas, y alguna que otra urgencia Aitana se quita la bata, coloca su abrigo y bufanda y se monta en el primer taxi que ve, no puede esperar a que Marta termine de tontear con Javi para que la deje en casa, después le mandará un whatsApp avisándola de que salió antes y tenía prisa,  necesita llegar lo antes posible, almorzar, dar un limpiado e ir a hacer la compra para la semana, además de ducharse y prepararse para cuando Bruno pase a recogerla sobre las 21:00.

– Quédese con la vuelta, muchas gracias. – Saca un billete de 20€ y se lo da al taxista.

Sale sofocada, abre la puerta de casa y se encuentra con Miriam tirada en el sofá roncando y con todo el cojín lleno de babas, no puede evitar sonreír al verla, esa galleta de pelos rizados le ha sacado más sonrisas y risas de las que puede llegar a recordar en el tiempo que llevan compartiendo casa, risas de esas que te duele la barriga e intentas parar pero no puedes, así es Miriam.

Inesperada casualidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora