Fiel a su propio demonio

Introducción:

En su sueño, las cosas se veían reales, Hiro había cumplido recientemente los 21 años, pero en la nebula nocturna, era apenas un niño, uno que estaba muy asustado, que asistía a un velorio, ese era el velorio de su hermano Tadashi, aunque la edad de aquel pequeñín correspondía a la edad que debió tener cuando murieron sus padres, Hiro estaba seguro que los que yacían en el féretro abierto, no eran ellos, sino su hermano mayor, que se había hecho cargo no sólo del bebé Hiro, sino del "negocio" de la Familia.

Y ahí estaba, el pequeño Hiro, caminando para mirar al interior, y ver a su hermano, mientras amargas lágrimas caían por sus mejillas, y la pregunta reverberante subía por sus entrañas, "¿Por qué? ¿Por qué me dejaste solo?" ese era el momento en el que un sueño poco agradable, se convertía en una pesadilla desgraciada, porque el rostro de su hermano Tadashi, se giraba hacia él, de una forma tan veloz, que era inhumana, y Hiro podía escuchar un tronido venir desde aquel cuello amoratado.

Tadashi le miraba entonces, con un ojo velado por la carnosidad que había generado el fuego, mismo que, había quemado la mitad de su rostro, entonces, su hermano abría la boca en una mueca atroz, y Hiro podía escuchar la quijada forzarse a través del rigor mortis, y el mayor trataba de hablarle, de responder a su pregunta.

En realidad, Hiro nunca vio a Tadashi en el féretro, la Tía Cass, había insistido en que éste permaneciera cerrado, pero el sueño se encargaba de llenar con cosas horribles, cada espacio vacío que había en su mente, como la voz de ultratumba que le respondía a su incesante pregunta "¡Porque tu no me detuviste!"

El sueño terminaba allí, y al principio, Hiro solía despertar con un grito, que hacía que Tía Cass corriera desde el otro lado de la casa, para verlo, pero en años más recientes, él, simplemente despertaba, sudoroso en su cama, reprochandose mentalmente por no haber superado esos miedos infantiles, castigándose por no haber podido encontrar al asesino de su hermano…

Se dio una ducha helada, para vencer al sudor miedoso de su cuerpo, y también al sueño aterrador, que volvería a la noche siguiente, cada vez más real, hasta que en una de esas ocasiones, Tadashi lo tomara del brazo y lo arrastrara consigo dentro del féretro y a donde quiera que estuviera Tadashi ahora.

Se miró al espejo, pálido y ojeroso, se colocó una camisa de vestir, que cubrió el enorme y colorido Dragón de su espalda, ese que daba a conocer, su origen, herencia familiar y quienes le servían, si, Hiro era un yakuza, o el líder de ellos, y desde que Tía Cass se había retirado, Hiro se hacía cargo de la familia, como en su momento lo hizo Tadashi.

Precisamente, la última intención de Tadashi, había sido cruzar el mar Pacífico, para hacerse con el mercado de armas de esa región, y de esa forma, controlar los territorios de América, desbancando a sus más grandes competidores, y una vez teniendo esa zona, su siguiente objetivo serían los rusos, eran objetivos ambiciosos y Tadashi había muerto por ellos, pues Hiro estaba seguro que el accidente de los laboratorios, no había sido un "accidente"

Se puso unos pantalones de mezclilla, y unos tenis, quizá discordantes con la camisa de vestir, pero que le daban ese aspecto juvenil que debería tener un joven como cualquier otro, aunque Hiro definitivamente no era un joven como cualquier otro.

Hiro había hecho grandes avances sobre los objetivos de Tadashi, y sobre su propio objetivo de venganza, por ejemplo, ahora sabía que el mercado de armas del Pacífico hacia Estados Unidos y Brasil, lo manejaban unos mafios mexicanos, llamados "Los Rivera" un nombre pintoresco, y que el líder de ellos, era un tal Miguel. Había enviado a Honey Lemon (su infiltrada en el continente americano) a averiguar más de su ya declarado enemigo, pero ella no había logrado mucho, "si quieres hacer algo, hazlo tu mismo".

Hiro iba a seguir esa filosofía, así que al día siguiente tomaría un avión que lo llevaría a México, y luego de 14 hrs. De vuelo, en un asiento de Lujo del vuelo directo de las 9 de la mañana, llegaría a su destino y también averiguaría más de lo que su hermano hacía, cuando su "accidente" ocurrió.