Veintidos

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Al día siguiente, Pekoyama y Kuzuryuu estaban allí para recoger a Hajime temprano. Apenas tuvo tiempo de levantarse de la cama, lavarse, desayunar rápido y cambiarse antes de que se lo llevaran. Sin embargo, en lugar de ir directamente a casa de Komaeda, aterrizaron en el palacio de Sonia, justo en la entrada principal. Hajime parpadeó.

—Lo siento, tenemos un mensaje que recoger —Pekoyama informó a Hajime—. Deja que Fuyuhiko se encargue de eso y luego nos iremos.

—Está bien.

Kuzuryuu se acercó a una habitación lateral y comenzó a hablar con una mujer. Hajime se quedó justo al lado de Pekoyama y observó como los youkai de todo tipo flotaban, caminaban, se arremolinaban o se movían de alguna manera única de un lado a otro. Nadie prestaba demasiada atención excepto por una educada reverencia antes de seguir adelante.

Hajime los miraba, claramente preparándose para el banquete, cuando alguien apareció a la vista. Se congeló. Allí, de pie delante de Hajime estaba Jiro, uno de los youkai Kuzuryuu que había dicho explícitamente que no se hablase con él.

No pudo apartar la mirada lo suficientemente rápido y vio como el ojo de Jiro se iluminaba. Se acercó a ellos. Al lado de Hajime podía sentir a Pekoyama avanzar muy suavemente, bloqueando su camino directo hacia Hajime.

—Buenos días, Jiro-san. ¿Puedo ayudarte en algo?

—Buenos días, Pekoyama-san —Jiro dijo con una sonrisa que rayaba en la navaja con lo afilada que era—. ¿Y quién es este? Los humanos son tan raros de ver en este mundo.

—Estoy seguro de que ya lo sabes —Pekoyama dijo firmemente—. Si no hay nada más que necesites, le pido que nos disculpe.

—Oh, qué mujer tan fría —Jiro continuó, sin preocuparse de guiñarle el ojo a Hajime—. Hace que el corazón de un hombre lata en su pecho, ya sabes. De todas formas, tú debes ser el infame Hinata Hajime del que todo el mundo ha estado hablando.

Hajime entrecerró los ojos ante la primera declaración del hombre, pero lo dejó pasar. Sin duda Jiro era el tipo de persona que prosperaba cuando la gente intentaba corregir sus horribles palabras

—Lo soy. Y tú eres Jiro-san.

—Vaya, vaya, qué educado — Jiro sonrió, pero su sonrisa no llegó a sus ojos—. Komaeda ciertamente eligió bien. Si me permites el atrevimiento, estás bastante bueno para ser humano. Eres guapo.

—Puede que no seas tan audaz —Hajime respondió—. No veo cómo mi apariencia juega un papel en mi compromiso.

Pekoyama resopló y Hajime juró que estaba escondiendo una risita.

—Oh, bueno, creo que si Komaeda se casa por un espectáculo absurdo debería elegir mínimo a alguien atractivo, ¿no crees?

Hajime apenas tuvo tiempo de registrar las palabras. Pekoyama estaba encima de él con un bokken que salió de la nada, apretándolo contra su garganta. Jiro se rió y levantó las manos en el signo universal de la rendición, pero estaba demasiado relajado.

—¿He tocado una sensibilidad? No puedo evitar preguntarme porqué Komaeda se casaría con un humano. Sus vidas son tan frágiles y débiles... Inútiles. ¿Él cree que haciendo esto mostrará aún más lo grandioso que es como embajador del mundo humano?

—Creo que deberías cerrar la boca e irte —Pekoyama dijo con mucha calma—. ¿A menos que necesites ayuda con eso? —Presionó su bokken contra su garganta con más fuerza.

—Ah, ah, creo que puedo captar una indirecta —Jiro retrocedió, su sonrisa  aún se le notaba en la cara—. Sólo estaba expresando lo que algunos youkai piensan, no que yo piense nada de eso, por supuesto~ —Se inclinó con una floritura que era casi burlona—. Me despido. Los veo a los dos en la cena de esta noche.

The Taste Of Melon And The Weight Of A Plushie Fox 「KomaHina」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora