18. Traitor.

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“Mi corazón tiene tatuado tu nombre. Ojalá nuestro amor sea permanente como su tinta.”

Niall no sabía donde estaba Harry, ni como iban a llegar. Andrea lo llevó hasta un descampado a unas cuatro cuadras de allí. Siguieron caminando y finalmente, luego de tres minutos casi exactos, se detuvieron. Delante de ellos había una enorme moto impecablemente blanca. Podrían ir perfectamente cómodos cuatro personas, literalmente.

“¿En esto viajaremos?” – preguntó Niall, un poco atemorizado.

“Tranquilo. Es inofensiva. Se llama Marie.”

Niall no quiso decirlo, pero ponerle nombre a una motocicleta no era algo muy normal y ella parecía decirlo sin vergüenza alguna. Lo dejó ir y, con ayuda de Andrea, subió al vehículo. Era sorprendentemente cómodo. Andrea sonrió.

“¿Te gusta, eh?” – Niall se sonrojó porque, seguramente, su placer se había expresado en su rostro. Asintió. Andrea rió y se subió en la parte delantera de la moto, poniéndola en marcha.

Comenzaron a andar con una velocidad muy rápida para el gusto de Niall. En pocos minutos, pasaron de estar en plena ciudad a estar en un campo desierto. El rubio observó el paisaje, buscando algún tipo de edificio donde Harry pudiera estar. Nada. Era todo pasto y animales.

Solo cinco minutos pasaron desde ese momento y Andrea frenó. Niall observó desconcertado el lugar, siendo que seguía habiendo solamente un campo desierto.

“¿Dónde está Harry?” – preguntó Niall.

Observó la sonrisa ladeada y pícara de Andrea y de repente se preguntó si fue buena idea seguirla o simplemente haberle hablado.

“Piensa en como conociste a Harry. Cierra los ojos y revive ese momento.”

Entonces Niall negó con la cabeza y se alejó, intentando buscar el camino de vuelta a casa. Todo eso era una locura, Harry estaba bien y esa mujer estaba completamente loca. Se lo repitió una y otra vez pero por alguna extraña razón le era díficil de creer. Harry necesitaba ayuda.

“Es muy díficil de explicar, Niall, y si lo hago ahora Harry corre riesgo de morir. Solo cierra los ojos y hazlo de una maldita vez.”

Entonces Niall lo hizo, no supo porqué. Seguramente porque la combinación de las palabras morir y Harry no sonaba demasiado bien o porque los ojos de Andrea eran hipnotizantes. No, definitivamente la primera opción.

Niall amaba los días de lluvia. Eran aquellos en los que se sentaba en su habitación y aprovechando la armonía, leía un libro o tocaba la guitarra que le regaló su tío Douglas para su cumpleaños número catorce, mientras veía a las gotas de la ventana caer rápidamente.

Pero ese día no era uno común y corriente. Llovía, sí. Pero le era imposible encontrar armonía con gente que pasaba de un lado a otro en su casa, el timbre sonando incontables veces y su madre gritándole indicaciones desde la cocina.

Observó con poca paciencia el pequeño escenario que él y Josh - su mejor amigo de toda la vida - habían armado en el frente de la sala para homenajear a su madre, quien cumplía 47 años.

"Eh, amigo. Aguanta un poco y ya estaremos allí arriba." le dijo Josh, a quien no había escuchado llegar.

"Mierda, deja de aparecerte así." gritó Niall, aunque fue casi inaudible entre la música, la gente gritando y los constantes truenos.

Josh se encogió de hombros y lo dejó solo, dirigiéndose hacía la mesa de quesos.

"Niall, ven a la cocina un segundo por favor." escuchó a su madre decir y se dirigió hacía allí. "Necesito que lleves esto a la mesa de las verduras, ¿de acuerdo?" le ordenó apenas lo vio entrar, poniendo en sus manos una fuente llena de brocolí. Niall frunció el entrecejo con asco e hizo lo que se le pidió.

Entonces sonó el timbre una vez. Niall esperó que su hermano abriera. Sonó otra vez y otra vez. Hasta haber sido tocado siete veces Niall bufó, fue hasta la puerta y la abrió, sin esperarse la vista que lo esperaba.

Frente de su puerta, estaba la estrella indie del momento. Harry Styles.

"Sé que soy hermoso, pero me estoy empapando aquí afuera." la voz grave y lenta del muchacho lo sacó de su estado de embriaguez. Inmediatamente, con un fuerte rubor en su rostro, contestó:

"¿Necesitas algo?" Harry rodó los ojos.

"Entrar a tu puta casa porque mi puto auto decidió romperse en medio de la puta nada con esta puta tormenta." Niall asintió, anonadado y se hizo a un lado, dejándolo entrar. "Gracias a Dios. Parece que aquí hay una fiesta. Todos ancianos, ninguno de mi gusto." Harry finalmente dejó de hablar consigo mismo y se volteó. "¿Dónde está el tocador?"

"¿...El qué?"

"Oh, mierda. ¿Acasos eres un campesino o algo? El baño."

"Ah, claro. Aquí, de hecho." dijo, señaladando una puerta frente a ellos. Harry asintió y entró.

Niall no se atrevió a abrir los ojos y murmuró "¿Puedo abrir los ojos?"

"Sí, eso ha sido suficiente."

Niall suspiró y abrió los ojos. Se encontró con un paisaje totalmente diferente al que había antes de que cerrara los ojos. De hecho, era el mismo lugar solo que, donde antes no había absolutamente nada, ahora se encontraba una cabaña con aspecto abandonado.

Andrea lo observó por un momento y sonrió, acercándose a la casa. Niall dudó por un segundo pero luego, pensando que si Harry estaba allí valía la pena, imitó a la pelirroja.

El lugar no era lo que se había imaginado. Esperaba encontrarse con muebles antigüos, rotos y sucios y sin embargo se encontró con nada excepto dos postes que tenían una figura humana esposada.

Niall pudo ver su rostro y empalideció. Era Louis el hombre esposado. Su piel lucía enferma y amarillenta, su cabello no era más de ese impactante y brillante rojo (parecido al de Andrea) sino un triste y aburrido marrón. Sus ojos, sin embargo, fueron lo que más impactó al rubio. Sus orbes increíblemente azules ahora eran de un deprimente color gris sin vida.

Harry estaba en un rincón, con una gran copa dorada en sus manos temblorosas y su teléfono hecho añicos a sus pies. Levantó la mirada y ambos amigos se observaron, un pacto silencioso creándose entre ellos.

"Vaya, Philip. Castigas a un ángel por enamorarse de un humano y tu délito ha sido aún mayor." dijo Andrea, la cual Niall casi había olvidado que estaba allí.

"Andrea." dijo el hombre, como si le faltara el aire. Rápidamente recuperó su compostura. "No sé de que délito hablas. Louis Tomlinson ha cometido un grave error que es igual a una condena eterna junto a las Criaturas del Infierno."

"Pero," dijo Andrea, colocando un dedo sobre su labio perforado "¿no es más grave aliarse con un demonio para castigar a un ángel caído por un délito menor?"

"¿Délito menor? ¡Se ha enamorado de un humano, y peor, de un hombre!" gritó Philip, su rostro tan rojo como el cabello de Andrea.

"En los Cielos eso es considerado un délito menor, Philip. Abre tus ojos, solo haces esto porque nunca aceptaste de que tu hijo fuera homosexual."

"¡Merece lo que le sucederá! ¡Siempre lo mereció!" Niall notó que el hombre estaba perdiendo la poca cordura que le quedaba.

"Él que lo merece eres tú, Philip Tomlinson." Andrea observó a Harry y él asintió, entregándole la copa. "Te condeno a una vida eterna en el Infierno." espetó para luego tirar el líquido negro sobre el hombre suplicante.

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⏰ Última actualización: Jan 03, 2015 ⏰

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Creatures from Heaven: El Ángel Caído (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora