Prólogo.

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Disclaimer: Harry Potter no es de mi propiedad le pertenece a sus respectivos propietarios.

Es 31 de octubre, una fecha que muchos conocen como Día de Brujas o Halloween, en este día todos lo celebran pasando de casa en casa en busca de dulces mientras la gente se disfraza de algún monstruo, las casas decoradas de calabazas, calaveras o cosas monstruosas para parecer una casa de terror, un Halloween como cualquier otro... O eso creen.

En un valle ubicado al oeste de Inglaterra en West Country una casa estaba totalmente destruida, con solo observarla se puede apreciar que hubo una masacre en ese lugar, las ventanas destruidas, la puerta floja y rechinando y para terminar un gran hueco en el techo de la casa, en el agujero se puede ver cenizas dando a entender que fue una explosión.

Sin embargo ese no es el lugar en el que nos tenemos que enfocar ahora, no, ahora nos trasladamos al número 4 de Privet Drive una calle suburbana de Little Whinging, el cual se encuentra en el condado de Surrey, cerca de Londres en el sureste de Inglaterra.

Ahí un hombre alto, delgado y muy anciano, a juzgar por su pelo y barba plateados, tan largos que llegaban al tórax del cuerpo. Vestía una túnica larga, una capa color púrpura que barría el suelo y botas con tacón alto y hebillas. Sus ojos azules eran claros y tan brillantes que centelleaban detrás de sus gafas con cristales de medialuna.

El hombre mayor miraba a todos lados buscando algo o tal vez a alguien, finalmente su vista se posó sobre un gato que se encontraba al otro extremo de la calle, soltó una pequeña risa salió de sus labios, como si encontrara divertido encontrar al gato.

― Debí haberlo sabido. ― Acto seguido buscó en sus bolsillos hasta que encontró lo que parecía ser un encendedor de plata. Lo abrió, lo sostuvo alto en el aire y lo encendió y con un leve estallido la luz más cercana se apagó. Siguió haciéndolo hasta que toda la calle estuviera a oscuras.

El gato siguió observando al hombre hacer su trabajo y una vez terminado se dirigió hacia el número 4 de la calle y se sentó en la pared cerca del gato, después de un momento el hombre finalmente habló.

― Me alegro de verla aquí, profesora McGonagall. ― El gato había cambiado para dar paso a una mujer mayor pero de aspecto severo, con gafas de montura cuadrada y llevaba una capa de color esmeralda con su cabello recogido en un moño.

― ¿Cómo supo que era yo?

― Mi querida profesora, nunca he visto en mi vida a un gato tan tieso.

― Usted también estaría tieso si llevara todo el día sentado en una pared de ladrillo. ― Respondió la profesora McGonagall.

― ¿Todo el día? ¿Cuándo podría estar festejando en estos momentos?

La expresión de la mujer se ensombreció, recordando por qué su mundo estaba de fiesta este día sin embargo olvidaban las vidas que se acaban de perder este día, de dos personas muy especiales para ella por lo que mirando a los ojos al señor frente a ella respondió.

― Tú sabes muy bien porque este día no es motivo de celebración Albus.

El ahora identificado como Albus perdió el brillo en sus ojos y su expresión decayó un poco, viendo a la mujer que a simple vista permanecía impasible pero él sabía que tras esa expresión ella quería llorar y descargar sus penas, gentilmente posó su mano sobre el hombro de ella, mirándola a los ojos el solo contesto.

― Se perfectamente que este ha sido un día trágico pero el niño está a salvo y tenemos que asegurarnos de que permanezca en un lugar seguro, hasta que esté listo.

La mujer cambió su expresión a una de coraje y enfado, sabía perfectamente por qué venían aquí de hecho por eso ella vino más temprano para asegurarse de que esto era una buena idea, algo que ella no creía.

Harry Potter And The Four KingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora