𝑪𝒂𝒑𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐 15-🎮

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༺Inicio del juego༻

Any seguía en la silla. Su mente estaba llena de susurros maliciosos que solo buscaban lo peor.

Desde el comedor, se escuchaba el tenue ruido de la televisión, y también se veía la figura de su padre en el mueble; el repugnante asesino que pretendía hacerse el bueno.

El viejo decrépito estaba arrumbado en el sofá, tranquilo y calmado, con los brazos extendidos, riendo a carcajadas por algún chiste en la tv. Any lo miraba con malicia, con crueldad, planeando sigilosamente cuál sería su próximo paso, porque esta era una guerra, una guerra que solo terminaría cuando uno de los tres saliera herido, y el rubio ojos azules, también estaba en el juego. Él quería jugar con ella, y ella también quería jugar con él, pero el juego implicaba enamorarse, y ella no se enamoraría de nadie, no le entregaría sus sentimientos a nadie, así que pobre del chico. Algo muy pleno le florecía a su lado, pero ya era tarde, ese sentimiento no crecería más.

Se levantó y fue a la sala, se sentó en el mueble con su padre, en silencio, sin explicaciones, sin comentarios, con un rostro inexpresivo.

Pasaron algunos minutos-que Any anhelaba con impaciencia-hasta que el hombre empezó a toser. Ella lo miró sin miedo, sin compasión, con un vacío en los ojos, que ni la imagen más trágica lograba llenar. El hombre tosía exasperado, con una violencia que casi escupía los pulmones. Ella lo observó toser con ferocidad, y entonces sonrió porque el veneno que vertió en el jugo de naranjas había funcionado.

Se levantó del sofá, y tomó al hombre del cuello. Lo apretó con fuerza, y él, vulnerable e indefenso, incapaz de deshacerse de la molesta tos, se dejó apretar hasta quedar inconsciente y caer recostado en el mueble, como un león perdiendo la batalla, con todo el orgullo arrollado por la fuerza de una adolescente.

Any-o quizás lo que quedaba de ella-observó al hombre que yacía en el mueble, envuelto en un silencio que se extendía en cada rincón de la casa. Vivo, pero condenado a morir.

Sonrió, su corazón ahora solo era un órgano que la mantenía con vida, teñido de negro y lleno de malicia. El mal tocó a sus puerta, y ella lo dejó entrar sin preocupaciones. Creyendo dominarlo, terminó siendo dominada.

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Esa tos...seguro tiene el coronavirus ok no, ese era otro tiempo😁

Nena maldición; Paulo LondraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora