un día, a Volkov se le hace tarde y olvida sus supresores
Oh no...
Ahora todos sabrán su pequeño secreto
• historia corta
• omegaverse
• Volkov Omega sisi
• parejas secundarias; Gustabo x Horacio, Greco x Leónidas
• contenido +15
Sad, soft y lemmon en un solo capitulo como no Un regalito por esos 500 seguidores UWU
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Simplemente se la pasó dando vueltas por toda la ciudad, estaba cansado de llorar por casi media hora, y todo por una...¿Estupidez?, Ni siquiera sabía cómo llamarle a eso.
La lluvia había parado, al igual que sus lágrimas agrias, sintió pena por si mismo, pues al fin y al cabo, terminó ilusionandose más de lo que hubiera querido.
No encontró nada interesante, al parecer los maleantes se tomaron un descanso, por la lluvia tal vez, quien sabe.
Llegó a la comisaría, al final le pidió a Paola que patrullara ella misma o hiciera cualquier cosa, por lo mientras, quería estar solo.
Estacionó en el parking, todo el lugar mojado, y hacía un viento que te cagas. Su cuerpo tembló levemente ante el brusco cambio de clima, hacía frío, lo bueno que no se mojó por la lluvia, seguro moriría de hipotermia.
Caminó para entrar al edificio, rezando tres aves Marías para no encontrarse con aquel alfa rompe corazones, aún no estaba del todo estable para hablar con el.
Pero hoy no era su día.
Encontrarse a aquellos dos alfas hablando tan animadamente en la entrada, se veían el uno para el otro, se veían tan bien juntos.
Las personas que pasaban al lado de su persona, tenían una cara asqueada y confundida, al parecer su olor se volvió desagradable, agrió, putrefacto.
¿Por qué se siente tan mal no ser correspondido?
¿Por qué simplemente no lo puede aceptar?
Su lobo estaba triste, deprimido y con ganas de pegarse un tiro, no lo culpaba, pero tal vez exageraba.
Tal vez...
Junto la dignidad que aún cargaba y trató de pasar al lado de los oficiales, y estos, obviamente detectaron su raro olor, alarmando a cierto rubio.
- ¿Comisario, está usted bien? - El alfa con olor a pinos se le intentó acercar, pero tapó su nariz por el fuerte olor del beta, algo que no muchos alfas podían aguantar.
- sí, solo un poco cansado - No les dirigió la mirada, y simplemente se dirigió a los vestuarios, quería ya terminar con ese jodido infierno llamado corazón roto.
En Leónidas esto aumentó su preocupación, así que solo fue tras el comisario, sin decirle nada a su compañero, dejando a este más que confundido.
Al llegar Greco a los vestuarios, se dirigió a su casillero, los que estaban ahí, se fueron rápidamente ante el insoportable olor, dejando más dolido al pobre beta, queriendo llorar por segunda vez en el día.
Justin entró después de que sus demás compañeros salieran, aunque algunos lo detuvieron diciendo que aquel lugar era una bomba atómica que podía matarte, pero al el, le dió igual.
