"Chico idiota..." Primeras palabras que en lo largo de mi aún corta vida escuché y lamentablemente me dejarían marcado para siempre...
Cómo si de una persona diminuta en mi mente se tratará.
Repitiendo siempre la misma maldita frase aún en mis mejores días, de un segundo a otro convirtiéndolos en los mismos grises, aburridos y rutinarios días...
De las 400 horas a las 2000 horas entrenando, solo con lapsos sumamente cortos de no más de 10 minutos de comida.
Lo que alcanzará a comer en esos minutos si no tendría un castigo, no peor a los demás, pero verdaderamente doloroso como ser atravesado con un calibre .50 en piernas y brazos, no se trata de una referencia, a veces prefiero morir a soportar eso, pero no...
Ni en la muerte me salvaría de ellos, lo bueno de que mis malditos días grises están pronto a terminar, esos malditos lo pagarán...
Cada balazo...
Cada apuñalada...
Cada corte que yo me hiciera al fallar en el entrenamiento...
Cada corte "Bien merecido" por fallar...
Cada maldito segundo de ese imbécil repitiendo lo mismo una y otra vez...
"Chico idiota. Deberías ser perfecto pero mírate..."
Cada noche antes de "descansar" con mi madre, calentando una katana al rojo vivo...
Con mi espalda descubierta para realizar 8 cortes en la misma, tantas noches iguales que hasta me aprendí su patrón hace mucho...
Corte horizontal empezando de la derecha...
Seguido de tres cortes verticales, el primero y el último de esa nueva secuencia de arriba hacia abajo, el de enmedio justo encima de mi espina dorsal de abajo hacia arriba
Para al final terminar con 4 cortes perpendiculares, uno en cada esquina del rectángulo que mi madre hizo en mi espalda a base de cortes
Nunca me daba el lujo de descansar ni por necesidad, solamente los minutos suficientes como para soportar el entrenamiento al mostrarse el nuevo alba y los rayos de luz posándose sobre Nanda Parbat
Cada noche...
Cada hora de su duración...
Cada minuto de la misma...
Cada maldito segundo insultando mi trágica existencia los únicos momentos que podía estar a solas...
"¿¡Por qué!?, ¿¡Por qué maldita sea me haces esto mundo!?"
"¿¡Qué hice para merecerme!?"
"¿Esto...?"
Cada jodida lágrima corriendo por mi rostro al preguntarme eso...
Cada estúpida noche llorando inconsolable mente hasta que mis párpados sangrarán por tanto dolor...
Momento justo en el que tenía los suficientes 30 minutos para tratar de descansar...
Algunas noches simplemente no lo conseguía, por lo que me dedicaba a lucir fuerte e invencible arreglando mi horripilante rostro para no mostrar que en verdad eso me causaba un dañó significativo...
Apenas soy un niño de 10 años al cuál esos tortuosos 10 años de vida mantuvieron entrenando...
Aunque los primeros 3 no pudiese levantar un arma, recuerdo que siempre estuvieron familiarizando me con ellas y con posturas expertas en combate...