Capítulo 2

13 1 0
                                    


Cameron, el medio hermano de Dove nos saludó alegremente y abrazó a KJ, dándonos la espalda, ya que con él no se veían hace mucho, pero eran grandes amigos. Mientras que la rubia y yo quedamos petrificadas porque seguramente él se quedaría en la cabaña junto con su hermanastra y, sorpresa, su novio Thomas a quien no podía traer. El pelinaranja hizo una mueca extrañado que desapareció al ver mejor nuestros rostros ya que segundos después entendió todo.
KJ se llevó a Cameron a dar un paseo a la vez que Dove y yo nos fuimos al cuarto de ella en la cabaña, en donde me dispuse a ayudarla a desempacar.

—No puedo creer que viniera sin avisar. —Mencionó la rubia mientras bufaba, ya que no sabía qué iba a hacer con todo esto, y a su vez acomodaba algunas camisetas dentro del armario.

—Tranquila cielo, seguro no se va a dar cuenta. Hasta podemos esconder a Thomas debajo de tu cama. —Dije intentando animarla para tomar un vestido y lo doblarlo mejor para después guardarlo. Entre su ropa vi una camiseta celeste sumamente hermosa que ella siempre me prestaba cuando teníamos catorce años y sonreí con nostalgia al recordar eso. Este era nuestro último año en el que nos veríamos todos los días y pensar en que quizá no tendríamos tantos momentos así en un futuro, me hizo entristecerme un poco.

Estuvimos un momento terminando de acomodar todas sus cosas y escuchamos un ruido en la cocina, así que fuimos tranquilamente ya que era un lugar bastante seguro, en donde nos encontramos a un chico de espaldas con una cabellera naranja al que conocíamos perfectamente buscando comida en los gabinetes y claramente aprovechamos este momento para ir de manera sigilosa a asustarlo, cosa que conseguimos fácilmente. El problema fue que KJ aprovechó esto para decirnos que debíamos cocinarle waffles para compensar el susto que le dimos.
Nos divertimos mucho ya que nuestra amiga rubia se puso a hablar por teléfono con Thomas y quedamos él y yo intentando hacer la mezcla y usar la máquina. Lo divertido fue que somos sumamente desastrosos, así que ensuciamos toda la cocina intentando hacer la crema para agregarle.

—I would've stayed at home 'cause I was doin' better alone. —Intentó cantar KJ imitando a Dua Lipa con una cuchara en sus manos, a lo que claramente le seguí:

—But when you said, "Hello". —Canté apuntándole con el batidor, que por supuesto, estaba lleno de crema, así que terminé salpicándolo, pero en lugar de vengarse sólo se dedicó a seguir cantando y bailando conmigo como si no hubiera un mañana.

—Oh no, I was doin' better alone. —Tarareó Cameron para sumarse a nuestro show en la cocina y tomando un waffle para untarle crema, el cual se comió mientras el pelinaranja lo veía algo decepcionado porque él no podía comer ninguno ya que yo no le daba permiso de comer hasta no terminar de cocinar el resto.

En cuestión de minutos terminamos y nos sentamos exhaustos de haber ensuciado tanto la cocina, más que de haber hecho los waffles. Comenzamos a comer y Dove llegó de inmediato a sumarse a nosotros, pero fue algo incómodo ya que Cameron sabía que Thomas era su novio y el problema estaba en que a pesar de que es muy bueno con nosotros, sigue al pie de la letra las instrucciones que es estricto padre de la rubia le daba. Por lo que no tocamos el tema ni nada por el estilo, así que solo hablamos de cosas al azar.
KJ y yo debíamos ir a nuestros dormitorios, que se encontraban en los edificios que estaban casi en frente a la cabaña. Estaban frente a esta porque donde Dove y Cameron se quedaban se encontraba en el fondo del terreno, antes de esto habían canchas para practicar deportes y a un lado una especie de colegio al que deberíamos asistir al día siguiente por la mañana, lastimosamente. Más cerca de la entrada teníamos cuatro edificios de 5 pisos cada uno, que eran todos de madera y por dentro tenían un diseño sofisticado y medianamente antiguo, pero este lugar parecía más que nada una biblioteca. Todo este terreno enorme estaba cerrado con cercos formados por arbustos, y la verdad no hacía falta mucho más porque el pueblo era bastante pequeño.
Al llegar a los edificios, sabíamos que nos tocaría en el que está junto al colegio, pero de igual manera tuvimos que preguntar en qué habitación nos quedaríamos. Seguido de todo esto, subimos juntos las escaleras y nos separamos en el tercer piso, así que me quejé porque me iba a tocar subir un piso más que KJ todos los días, por lo que él aprovechó a burlarse de mí.
Al llegar a mi cuarto compartido, vi una inmensidad de cajas de pizza y no tardé ni dos segundos en saber que me había tocado con Martin, lo que me alivió un poco porque sabía que no era pervertido y seguramente me iba a reír mucho porque es como un niño pequeño. Me dispuse a abrir mi maleta (que los empleados del lugar habían traído al principio del día) para acomodar algunas cosas en los estantes hasta que escuché como la puerta del baño se abría y sabía que Martin iba a ser quien apareciera.

—¡Heeey! ¿Qué tal, chiquitín? —Pregunté a modo de broma, dándole un susto al ojiverde, el cual rió para tomar una caja de pizza y extendérmela a modo de invitación. Claro que tomé una porción, a pesar de que había comido waffles hace unos quince minutos.

—Me alegra que me haya tocado contigo, de verdad no quisiera haber quedado con el resto de personas elegantes que vienen. —Se sinceró, haciéndome sentir extrañada ya que no me había respondido con ningún chiste, así que lo escuché atenta porque pensé que algo raro le pasaba.— O sea, no podría eructar ni dejar mis cosas tiradas por ningún lado. —Y ahí estaba, seguía siendo el mismo de siempre, por lo que reí.

No hablamos mucho, ya que apuesto que él también estaba algo ansioso porque igual era su último año. Nos conocimos en mi segundo año en el campamento y siempre nos llevamos bien, a veces nos juntábamos KJ, Dove, él, JB y yo sólo para hablar en clases sin parar y así fastidiar profesores. JB y Martin eran los mejores organizando fiestas, siempre las hacían tres veces a la semana en el campamento, en el último piso del edificio que les tocara y de alguna manera u otra conseguían meter todo alcohol y hacer la fiesta sin que ningún empleado los delatara.
Como si fuera arte de magia, tocaron la puerta y Martin me miró suplicando que yo abriera, a lo que me hizo reír ya que era un flojo. Al abrir, divisé a JB al otro lado de la puerta.

—Rosie, tanto tiempo, diría que cuanto creciste pero al igual que a Martin, siguen con la misma estatura. —Dijo él fingiendo ser una especie de chico malo, a lo que soltamos los tres una carcajada porque sabíamos que no lo era.— Escúchame, te regalo a KJ como compañero porque ronca mucho.

—Ni loca, yo me quedo con el que me da pizza gratis. —Respondí negando y sacándole la lengua, haciendo que él ruede los ojos.

—En fin, mañana hay fiesta en el último piso, a las doce.

Dicho esto, él me dio una llave y después se fue. Esta llave era una copia de la de nuestra habitación, porque a las diez siempre pasaban a retirar las llaves para cerrar las puertas y que nadie se escapara, sí, el padre de Dove es estricto hasta con eso, pero tampoco le salía tan bien.
Mañana me esperaba una aburrida mañana de clases, pero seguro y nos escaparíamos junto con KJ y Dove a visitar a la gente del pueblo como todos los años, así que puse la maleta que no terminé de vaciar a los pies de la cama y me fui a dormir. Una parte de mí no quería que nada de esto terminase. 

YOUNGBLOOD.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora