Capítulo 3

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Eran las 7 de la mañana y KJ, Dove y yo nos encontrábamos ansiosos entrando a la escuela que había en el lugar. Lo mejor era que no estábamos ansiosos por entrar, sino que lo estábamos porque siempre era mucha adrenalina para nosotros, los nenes de papi y mami escaparnos.

Flashback.

En nuestro primer verano juntos estábamos los tres sentados junto al ventanal a la vez que escuchábamos una aburrida charla de presentación que nos daba una mujer que se veía joven y divertida, pero estaba muy nerviosa.

—Me aburro tanto que me escaparía. —Habló Dove mientras jugaba con un lápiz. En ese momento se nos acercó el entonces castaño de manera energética y algo extraña.

—¿Van a escaparse? Cuenten conmigo. —Ambas lo miramos como si fuera la persona más rara del mundo, a lo que él respondió con un suspiro y se sentó junto a nosotras en una de las mesas redondas, las cuales por cierto eran grupales, pero no muchas personas se juntaban con nosotras.— Mi nombre es extraño, así que solo díganme KJ.

En ese momento no le dimos mucha importancia a lo extraño que se estaba poniendo todo, y se nos hacía fácil irnos porque la maestra salió a atender el teléfono, todos estaban conversando en sus grupos y nosotros éramos ignorados, pero teníamos la ventaja de estar junto al ventanal. Como el primer día no hacíamos nada, no nos daban cuadernos o lápices, entonces buscamos la manera de abrir el ventanal y salimos rápidamente, corriendo con la cabeza baja para que no nos vieran del lado de las canchas. Al llegar hasta el cerco de arbustos que había detrás de la cabaña del fondo, aprovechamos que nadie nos vería porque Dove estaba ahí completamente sola cuando estaba fuera de clases y ayudamos a la recién nombrada a saltar hacia el otro lado, seguido de esto fui yo y KJ lo hizo por su propia cuenta ya que era más alto que nosotras.

Cuando nos encontramos en la calle, vimos que solo teníamos dos salidas. El campamento estaba sobre toda una calle, que en la vereda de enfrente no tenía nada más que un campo verde y prolijo. El pueblo era tan pequeño que tenía tres calles centrales, una la de nuestra escuela/campamento de verano, la otra que solo te llevaba a la entrada de una industria enorme de satélites o algo así y por último, nuestra calle favorita, que te llevaba a donde estaban los comercios de la gente que vivía la gente en el pueblo y de hecho, la mayoría tenía sus casas detrás de sus comercios. Los recién nombrados eran siempre muy amables con nosotros, nos compartían jugos, nos daban para probar lo que cocinaran para vender, nos dejaban ver tele, nos contaban cosas y hasta nos enseñaban a hacer artesanías.

Claramente optamos por ir al pueblo, que en ese entonces no conocíamos, pero entramos a una especie de cafetería con tonalidades verdes y marrones en donde los recibió una señora amable, quien primeramente pensó que estábamos perdidos y nos dio jugo de naranja, el cual aceptamos como si no corriéramos ningún riesgo, pero por suerte la señora no nos hizo nada. La recién mencionada se llama María y nos llevó a conocer a la gente del pueblo, conocimos a Dante, que cocinaba hot dogs y hamburguesas y que también nos compartió de lo que vendía. Imaginen que nosotros con casi 13 años nos sentíamos los reyes del mundo, y nos divertimos muchísimo conociendo más gente, pero teníamos que volver al campamento porque comenzaba a anochecer. Volvimos prácticamente y nos metimos a la cabaña de Dove hasta calmarnos un poco para después despedirnos de KJ, quien sí se fue a dormir a su habitación, mientras que yo me quedaba haciéndole compañía a la rubia.

Fin del flashback.

Este sería nuestra última primera vez que nos escaparíamos al pueblo y como siempre, tomamos el lugar del ventanal. A nuestra suerte, teníamos matemática con una profesora nueva, y nos reímos porque fue una coincidencia que también la llamaran en medio de la clase y pudiéramos aprovechar eso para escaparnos como siempre.

—Todavía no puedo creer que sea nuestro último año haciendo esto. —Mencioné mientras corría por delante de mis amigos.

—Voy a extrañar perder mi capacidad pulmonar haciendo esto. —Habló KJ entre jadeos, quien iba al final de nuestra "carrera".

—Por favor, no seas anciano y apúrate porque sigues siendo el más alto entre nosotros y tienes que ayudarnos. —Respondió Dove con el ceño fruncido mientras ganaba la delantera.

Como siempre, logramos escapar y pasamos primero por el puesto de comida de Dante, en donde compramos hamburguesas y nos quedamos hablando un rato con él, quien nos comentaba que sus dos hijas tuvieron la oportunidad de irse a estudiar a una ciudad vecina del pueblo y que se encontraba muy orgulloso de que Dove y KJ estuvieran siguiendo sus sueños, mientras mencionaba que seguramente yo termine estudiando algo similar a la medicina porque siempre curaba a KJ cuando se lastimaba. Seguido de esto, los tres fuimos a ver a María y nos pusimos algo nostálgicos porque para nosotros unos cinco años no habían sido mucho, pero a ella ya podíamos notarle canas. La recién nombrada nos recibió muy alegre y este pequeño lindo momento se vio interrumpido por el sonido del celular de la rubia, ya que su novio Thomas la estaba llamando.

—Mis pequeños, están tan mayorcitos. —Habló María viéndonos con ternura y, como era costumbre, llenó tres vasos con jugo de naranja, los cuales KJ y yo tomamos. Íbamos a ponernos a hablar con ella pero tenía bastantes clientes que atender, entonces nosotros dos nos pusimos a admirar y a jugar con algunos adornos que colgaban del frente del local.

—¿No crees que Dove está algo distante con nosotros esta vez? —Preguntó el pelinaranja algo desanimado mientras le daba un sorbo a su jugo.

—Quizá, supongo que está muy feliz con su novio. —Suspiré algo derrotada, ya que aunque no me parecía buena idea el plan, ese chico hacía feliz a mi amiga y yo tengo que dejar que ella sea feliz.

—Sí, pero, no crees que el tipo es algo extraño. Digo, no se conocen hace tanto y ya son novios y hasta lo va a traer a convivir con ella unos días.

—No lo sé, tampoco deberíamos pensar tan negativamente sobre las cosas buenas. —Respondí para después reír, KJ era muy desconfiado con todos.

Perdimos de vista a Dove porque nos distrajimos poniéndonos al día con la señora María, y de repente la vimos venir con su vaso de jugo y con ese chico Thomas de la mano. La rubia se encontraba sumamente feliz y se lo presentó a María, quien también lo miró algo extrañada y aprovechó a decirnos que no le parecía ser el tipo de chico que le gustase a Dove. Después de que se hiciera medianamente de noche, la señora recibió a Dante, quien vendría a cocinar junto a ella porque era la noche semanal en la que todos asistían simplemente a cenar y a festejar cumpleaños o lo que fuera que sucediese en el pueblo. Ambos dos se pusieron nostálgicos y dieron un discurso en el que nos despedían porque aunque nos quedara más tiempo en el lugar, sería el último año, hasta nos sacamos una foto todos juntos, la cual después hasta enmarcaron para poner en una de las paredes. Nosotros no queríamos ser conscientes de que estas cosas quizá no vuelvan a sucedernos o que quizá el año siguiente no veríamos a algunas personas del pueblo porque son sumamente mayores, no parecíamos estar listos para eso y tampoco sabríamos cómo estarlo.
Esta gran noche se vio interrumpida por el horario, ya que debíamos volver sin que nadie nos viera antes de que sean las diez y nos mandaran a todos a dormir, y lo más difícil, teníamos que meter a Thomas sin que Cameron ni nadie lo viera.

YOUNGBLOOD.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora