Capítulo XVI

760 56 10
                                    

N/A ESTE CAPITULO ES BIEN BONITO, ESPERO Y LES GUSTE. SALIDOS DESDE COLOMBIA.

ESPERO ESTEN BIEN.


─No es para tanto.
La pelinegra lo miró molesta, ─¿no es para tanto? ─se acercó a su esposo─. Siempre haces lo mismo Gabriel Agreste.
Gabriel acortó la distancia, quedando frente a la hermosa mujer, ─dentro de unos días no tendrás nada.
─Definitivamente eres increíble.
─No escuché que te quejaras cuando los hacía ─mencionó con una sonrisa picara.
Las mejillas de la mujer se volvieron extremadamente rojas, algo que solo Gabriel lograba, ─estaba distraída.
La atrajo hacía sí, ─¿lo ves?
─¿Por qué no puedes tomarme enserio?
La pregunta hizo que el semblante del hombre cambiara, ─lo siento.
Nathalie se asustó cuando vio la duda en sus ojos, ─¿qué pasa? ¿Te arrepentiste?
─No, no, no. Por supuesto que no.
─¿Entonces? ─inquirió ahora muy prevenida.
─Solo llegaron unas imágenes a mi cabeza.
Los ojos azules de la mujer se centraron en su marido, ─eso es... ─no supo que decir así que lo abrazo fuertemente.
─Que reconfortante es sentirte.
Nathalie le dio un manotazo en el pecho, ─¿lo ves?
Gabriel no la dejó alejar, ─eres irresistible cariño.
Nathalie se dejó de bromas, mirándolo fijamente, ─me alegra que lo intentes. Debe ser difícil no recordar nada y yo...
─No Nath. Yo también debí ser un poco menos terco. Esto pasará y solo será un recuerdo.
─¿Y si no? ─preguntó con temor.
─Y si no, me volveré a enamorar de ti ─dijo con mucha seguridad─. No es algo por lo cual debamos preocuparnos ahora querida, solo debemos tener paciencia, además no creo que no te recuerde desnuda entre mis brazos.
La pelinegra solo rió, intentando relajarse e intentando creer en las palabras de su esposo.

─¿Vas a volver a dormir conmigo? ─preguntó el palatinado.
Nathalie se acurrucó mas cerca del cuerpo desnudo de su marido. A pesar de que ya habían intimado nuevamente, no habían retomado la sencilla acción de dormir juntos, ─¿estás seguro?
Gabriel besó su cabeza, ─sí, claro que lo estoy.
Nathalie se sentó a horcajadas sobre su esposo, —realmente esperaba que lo dijeras sinceramente.
El platinado coloco sus manos en las caderas de la mujer, —¿extrañabas tenerme a tú lado? —inquirió con picardía.
—No de esa manera Gabriel.
—¿No? —cuestionó acercando los pronunciados labios de su esposa a los suyos, —¿estás segura?
El cabello azabache de Nathalie enmarcaba su delicado rostro, Gabriel la miraba con una sonrisa en sus labios, —¿por qué me miras así?
Apartó un mechón de cabello de su ojo y la atrajo para darle un beso, —va a sonar pervertido, pero te visualizo en esta misma posición y también nos visualizo en el baño, contigo contra el azulejo, es un poco extraño pero...
Nathalie lo interrumpe con otro beso, más apasionado que el anterior, —no es lo primero que quería que recordaras, pero creo que es un buen comienzo —dijo al separarse.
—Sé que recordaré mucho mas de ti Nath, es lo que más quiero —Gabriel le da la vuelta, dejándola presionada contra el colchón.
Un intento de abrir la puerta los alarmó, —¡Mamá! ¡Papá!
—¡Es Nerea! —Nathalie gritó por lo bajo.
—¡Un momento cariño!
El hombre se apartó de su mujer, colocándose unos pantalones de chándal y una camiseta, —yo le abro.
Gabriel la miró colocarse la camisola, para después abrirle a su pequeña hija, —¿están ocupados?
—Ya no cariño.
Nathalie los miraba interactuar, sonriendo para sí. Los ojos azules de su niña la miraron fijamente, —¿puedo entrar mamá?
—Claro que sí cariño.
El pequeño rostro de Nerea se iluminó, —¿puedo dormir aquí?
Ambos adultos se miraron, el primero que asintió fue Gabriel, haciendo sonreír a la pelinegra, —claro que sí mi amor.
Gabriel la tomó en sus brazos, —¿ves cariño? Puedes dormir aquí cuando quieras, tú madre es demasiado blanda.
—No soy blanda.
Gabriel lleva a su hija hasta su madre, —claro que no eres blanda cariño.
Nathalie besó la mejilla de su pequeña, —déjame adivinar —dijo la mayor—. No quieres dormir sola.
—No, algo tocaba la ventana mamá.
—Debió ser el viento mi amor —dijo el platinado, dándole una mirada comprensiva a su pequeña, la cual cada vez lo hacía enamorarse más de ella, aún teniendo pocos recuerdos sobre la niña.
Nerea negó acariciando su largo cabello negro, algo que obviamente había heredado de su mamá, pero los ojos eran indudablemente iguales a los de su padre, —no quiero dormir sola hoy papito.
Nathalie organizó un poco las sábanas. Miró a su esposo que la miraba divertido, —puedes dormir con nosotros, pero tienes que acostumbrarte a dormir sola cariño, no se te olvide nuestro trato.
La azabache mayor lo miró impresionada al escuchar su declaración, pero no quiso interrumpir, —exactamente cariño —mencionó mientras se acostaba.
Gabriel colocó el pequeño cuerpo de su pequeña en la cama, para luego acostarse él, —papá...
—¿Qué pasa? —cuestionó curioso.
—¿Lo pensaste?
Gabriel la mira confundido y luego se fija en su esposa, —¿qué debo pensar?
—¿Puedo ir a la escuela?
Nathalie se limitó a callar, sabía que la niña lo terminaría convenciéndolo después de todo, —oh, ¿por qué tanto interés en ir a la escuela? ¿Ya no quieres estar es casa con nosotros?
—Sí quiero papá, pero quiero amigos y aquí estoy sola.
La azabache mayor miraba a su marido, intentando encontrar algún gesto que indicara que iba a ceder, pero su rostro estaba indescifrable, —no me gusta mucho esa idea Nerea.
—¿Por qué? —cuestionó algo frustrada.
—Porque eres muy pequeña cariño, no quiero que te pase nada.
La pequeña cabeza de la niña negó fuertemente, —no te preocupes papito, no me va a pasar nada, es una escuela.
La aclaración de Nerea lo hizo recordar a Nathalie, —sé que es una escuela.
—¿Entonces? ¿Puedo ir?
Gabriel se fijó en los ojos de su hija, intentando resistirse a su intento de persuadirlo, —lo voy a pensar, pero con algunas condiciones.
—Está bien.
Los orbes azules de la niña se iluminaron, saltando sobre su papá, —gracias —dijo la niña llenándolo de besos.
—No he dicho que sí.
—Tampoco que no —respondió astutamente la pequeña.
Nathalie lo miraba con evidente burla, acercándose para abrazarlos, aferrándose a su pequeña familia.

Redescubriendo Tú Amor (Gabenath)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora