Capítulo XII

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Nathalie se despertó al día siguiente con mucha sed, ¿cómo había llegado a su habitación? Todo fue apareciendo en su mente lentamente, recordando el incidente con aquel hombre y la llegada de su esposo al lugar.
─¿Qué diablos hice? ─se preguntó a si misma.
El cuerpo en toalla de su esposo salió del baño, mirándola con preocupación, ─¿cómo te sientes?
─Solo estoy sedienta.
Gabriel sonrió, ─se me había olvidado que eres buena bebedora.
Nathalie se levanta de la cama, viendo que tenía su pijama puesta, ─gracias por rescatarme anoche ─dijo antes de entrar al baño y beber agua de la llave, por lo que su esposo la siguió.
─Gorilla me dijo donde estabas, ¿de verdad llevabas toda la tarde bebiendo?
─El tiempo se va volando cuando empiezas a beber.
El platinado dudó al cercarse a ella, ─lo siento mucho Nathalie, sé que todo fue por mi culpa.
Ella niega, ─no lo es, yo fui quien decidió ir a ese lugar. Tú solo eres un estúpido que no sabe como tratar a su propia esposa.
─Tienes razón.
La mujer se enjuaga la cara y cierra la llave, ─sí, pero no puedo pretender que te enamores de mí, tú no eres el hombre con el que me casé.
─No digas eso Nath, solo es cuestión de tiempo para que recuerde todo.
─Ojalá y fuera solo eso Gabriel. Ya no se si el hecho de que tu memoria vuelva cambiará las cosas.
El mayor se acercó a ella, ─no puedes dar las cosas por sentado, debí estar enamorado para casarme nuevamente.
─¿Quién puede asegurarme eso? ¿Tú? ─cuestionó.
Los ojos azul grisáceo la miraban confundidos, ─¿tan poco piensas de mí?
Nathalie se acercó, quedando a pocos centímetros, ─te lo voy a poner de la siguiente manera: ¿qué harías si te dijera que el cuerpo de Emilie aún está en vivo en algún lugar?
─Eso no es posible.
─¿Estás seguro? ¿Por qué crees qué no nos hemos mudado de aquí? ─le preguntó muy seriamente.
Los ojos del hombre se abrieron con sorpresa, ─¿estás hablando enserio?
─No lo sé... ─dijo mirando la esperanza en sus ojos─. Tu fuiste quien se ocupó de todo.
La rabia se ve en la cara del palatinado, ─¿te causa gracia? ─cuestionó molesto.
─No, claro que no, pero necesitaba ver tú reacción y creeme que solo confirmaste mis sospechas.
─¿Eso es lo que buscas? ¿Mí reacción? ¿Quieres que te diga que no te amo?
Ella lo miró desafiante, ─quiero que seas sincero Gabriel.
─Está bien... ─habló con rabia─. No te amo y no entiendo como me casé contigo cuando nunca me gustaste Nathalie. Amo a Emilie y siempre la amaré.
─Gabriel...
El hombre salió del baño.
─¡Gabriel Agreste!
Sentía una presión en su mejilla y cuando abrió los ojos, lo primero que vio fue al platinado, ─¿estás bien?
─Sí, solo fue una pesadilla.
El hombre aun estaba en pijama y la miraba con verdadera preocupación, ─te traje agua y una aspirina.
La ayudó a levantar, el quejido de Nathalie no se hizo esperar, ─gracias ─dijo tomando la pastilla y todo el vaso con agua.
─¿En qué pensabas cuando fuiste a ese bar?
─No voy a discutir sobre eso Gabriel. No volverá a pasar.
Él negó, ─si no hubiera llegado a tiempo ese hombre se habría aprovechado de ti.
─Hubiera gritado, había más gente en el lugar por si no lo notaste.
Él la mira molesto, ─no te hagas la lista Nathalie.
Ella intenta levantarse pero él la detiene, ─no vas a escapar de esta conversación tan fácil.
─¿Qué quieres hablar? ─cuestionó con indiferencia.
─De lo que sientes, no quiero verte en ese estado nuevamente, realmente me preocupas.
Ella se masaje las sienes, ─lo que siento no es importante ahora, solo fue un momento de debilidad que no volverá a pasar, ya lo comprendí todo anoche ─colocó el vaso en la mesita de noche─. Puedes dejar de preocuparte... Ahora déjame tranquila.
─Nathalie...
Ella lo miró con molestia, ─¿puedes dejarme dormir un poco más o necesitas a tu secretaría?
Los ojos del hombre se cerraron, ─no digas eso Nath, tu eres más que mi secretaría.
─Claro que sí ─dijo sarcásticamente─. Ahora déjame dormir, porque no aguanto mi cabeza.
Volvió a dormir, de todos modos apenas eran las seis, unos momentos más no haría la diferencia.

Se despertó nuevamente tres horas después, se sentía mal, pero nada que un baño no solucionara. Cuando salió lo primero que se encontró fue con su esposo sosteniendo una mesita para desayuno en sus manos, ─¿estás mejor?
Ella se termina de secar su largo cabello, ─sí, gracias.
Gabriel dejó todo en la cama, para acercarse a su esposa y guiarla hasta ésta, ─Amalie te preparó un caldo y jugo de limón con bastante hielo.
Nathalie se sentó y bebió un poco de jugo, ─gracias y debo pedirte disculpas.
─¿Por qué? ─cuestionó sorprendido.
─Por todo lo que pasó... Yo no debí ir a tomar alcohol como si fuera agua, pero estaba tan molesta y decepcionada que fue la mejor opción.
Gabriel la mira con ojos comprensivos, ─entonces también debo pedirte disculpas. Yo soy el que de verdad se equivocó... Jamás he querido lastimarte... Bueno no consecuentemente.
Nathalie no soportó la mirada de su esposo y se levantó para darle un abrazo, ─prométeme que lo vas a intentar ─le susurró al oído.
Él la abraza con fuerza, ─te lo prometo Nathynath.
Los ojos de la mujer se abrieron, pero solo se aferró a los fuertes brazos de su amado esposo, creyendo en la promesa del hombre.

Redescubriendo Tú Amor (Gabenath)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora