DÍA 1: PRIMAVERA.

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En la residencia Álvarez-Doblas, se encontraban ambos hombres empacando comida en una mochila. Se habían tomado una semana libre de sus trabajos para pasar más tiempo juntos y con sus amigos, aquel sábado los chicos había decidió irse de día de campo a las afueras de su ciudad. Solo debían terminar de empacar las cosas para su hora de comida, se habían levantado desde temprano para desayunar en compañía de sus gatos mientras veían algún directo interesante de sus amigos o simplemente un par de series para matar el tiempo.

Rubius vestido para la ocasión con una camisa de su propia mercancía y un par de pants, guardaba una por una las comidas y aperitivos que eran para él y su señor. Auron quien usaba de igual forma una camisa de la mercancía de su novio, había optado por usar bermudas ante el clima que estaba haciendo en la ciudad. – Joder, que solo verte hace que me de calor. – Confeso el de barba mientras se acercaba a ayudarle, guardando las bebidas en la hielera.

. – Se que te pongo caliente, pero que se nos hará tarde para el picnic Auron. – Regaño Rubius, había entendido perfectamente de que hablaba su novio, pero trolearlo un poco jamás estaba de más.

. – Espero que te ases en tu ropa. -Deseo el mayor mientras le dedicaba una mirada sería a su pareja antes de seguir con su trabajo.

No tardaron mucho entre ambos terminar de guardar todo, verificaron traer sus pertenencias correctas antes de si quiera salir por la puerta del departamento. - ¿Llevas todo? – Pregunto Auron a su pareja.

. -Ci. – Respondió convencido mientras asentía.

. - ¿No olvidas la manta, verdad? – Auron necesitaba asegurarse de aquel detalle, se negaba a tener que viajar hasta las afueras de la ciudad para tener que comer dentro del carro de su pareja, en ese caso podrían bajar todo donde lo tenía estacionado y comer dentro de este, de una vez.

Rubius le regalo una de esas sonrisas especiales que solo eran para Raúl. – La guarde desde ayer, sé que el césped te causa alergias y no quiero que mi señor sufra por eso. – Prometió el noruego confiando en si mismo. Recordaba haber metido la sabana a su carro ayer, así que no había temor a equivocarse.

. – Vale, que mientras manejas y llegamos nos dará hambre a los dos. – Respondió Auron mientras cargaba con la hilera para salir de la residencia.

El chico de gorra le siguió, se tomo un momento para cerrar la puerta con llave y le siguió hasta su carro, donde el mayor ya le estaba esperando justo en la parte trasera. Rubius apretó el botón para abrir la cajuela y mientras se acercaba Auron metió la hielera dentro.

. – Aquí no esta la sabana. – Observo el catalán, si su novio la había olvidado estaban a tiempo para subir por ella.

. – Esta en la parte trasera. – Aseguro Rubius dejando la mochila con la comida dentro también antes de cerrar la cajuela. – Confía un poco más en mi. - Pidió al contrario.

Auron suspiro, pero le sonrió de regreso más tranquilo. – Andando, que no sabemos cuando tendremos una semana solo para nosotros dos. - Propuso el de perforaciones acercándose a la puerta del copiloto.

. – Que ese es el animo con el que te quiero. – Abriendo la puerta del piloto, el rubio entro junto a Auron al interior de su carro. Cada uno tomo su tiempo para acomodarse en su asiento, Rubius se quito la gorra un momento para acomodarse el pelo, su pareja a su lado se puso sus lentes de sol y su cinturón. – Andando. – Aviso el inicio de su viaje cuando el cinturón del piloto estaba abrochado, introdujo la llave para prender el motor y empezó a conducir con dirección a la salida de su ciudad.

Auron por su parte se fijo en algo curioso por el retrovisor, movió su cabeza sobre su hombro para ver detrás de su asiento. – ¿Cuándo piensas bajar todas esas sudaderas? -

MÅNED RUBIUSPLAYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora