Best friend

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Canción no. 4: Best friend.
Intérprete: Foster the People.

Extensión de Efecto Doppler (Capítulo 1.21):

Sus muñecas ardían con inclemencia, se hallaba nuevamente en el voladizo de la tercer fábrica de Ivo Robotnik. Su piel era desgarrada por los filosas garras que reemplazaron los dedos de su cariñoso padre.

El cuerpo de Jules presentaba un bruñido impecable. La sangre brotaba de sus heridas sin conseguir hacerla cesar. La detonación de sus propios explosivos llegó hasta él.

El interior de la fábrica se iluminó, las ondas chocaron su cuerpo con rabia. Maurice fue lanzado a las profundidades del agua del océano. Alcanzó a observar cómo las explosiones no conseguían hacerle un solo rasguño a la estructura de su enemigo.

Su padre se inmutó a la situación, permaneció de pie oteando el embravecido oleaje que golpeaba contra las rocas el cuerpo de quien en algún punto fue su hijo.

Maurice fue invadido por el pánico. El océano le impedía poner en práctica la única ventaja con la que contaba, la velocidad.

Las aguas oscuras le arrebataron su sentido de la vista, sentía la presión en su pecho, el agua salada internándose en sus heridas abiertas y su garganta cerrándose por autoreflejo.

Sir Charles The Hedgehog nadó debajo de él, lejos de transmitirle paz, su nueva forma robótica le atemorizaba. Sujetó el pie izquierdo de Maurice y lo arrastró al fondo del mar. Los pulmones del pequeño se sentían colapsar, mas la muerte no llegaba.

El agua salada empezó a calentarse con rapidez, pronto las olas fueron reemplazadas por un equilibrio superficial roto a base de burbujas. Charles se desintegró entre las ampollas.

Maurice gritó de dolor, pero las palabras jamás pudieron ser siquiera formadas. El agua alcanzó su punto de ebullición, volviéndose más caliente con cada metro que se adentraba aún más en la depresión del mar.

El agua hirviendo logró conservar sus terminales nerviosas, extendiendo aún más el lapso de dolor impuesto sobre su cuerpo. Haciéndolo incluso peor que morir ahogado o quemado.

Al instante, el líquido se consumió en el calor hasta formar una llamarada que se bifurcó por el océano hasta hacerlo arder.

Los párpados de Maurice se abrieron abruptamente, se incorporó en su colchón y gritó. Su pulso iba tan rápido como sus pies podían llegar a serlo, sentía la adrenalina recorrerlo hasta hacerlo sudar.

El erizo arrugó el rostro y golpeó el colchón con su palma con vigor. Era la tercera vez en la semana que el mismo sueño lo despertaba. Limpió sus lágrimas de frustración velozmente y se sentó en el borde de la cama.

Su memoria episódica seguía jugando con él, volviéndolo víctima de sus recuerdos intrusivos. Sus pesadillas habían comenzado a orillarlo a querer dejar de dormir.

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⏰ Última actualización: Feb 28, 2021 ⏰

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