La noticia de la muerte de la que había sido su mejor amiga, su familia, entró punzante en el corazón del rubio, quien ya no sentía si quiera el dolor de sus heridas. Su labio inferior temblaba, dando a entender que aquel tic era el indicio de que comenzaría a llorar, pero no fue así. Sus ojos estaban fijos en el azabache, quien aún terminaba de vendar las heridas producidas horas atrás. "Amanda estaba muerta", ese era el único pensamiento que recorría la mente de Lev, devorando cualquier rastro de felicidad.
- Dime que es una broma -. Suplicó en un leve susurro que paralizó los movimientos de Harris. No obtuvo respuesta por parte de su amigo, por lo que repitió de nuevo la frase, obteniendo el mismo resultado.
Por su lado, Harris estaba con una expresión que denotaba impotencia, tristeza y amargura. Como una ensalada de emociones negativas que, de haber podido, lo hubieran empujado de nuevo en busca de alguna botella llena de aquella droga líquida, como si esa fuera la solución a todo el dolor que sentía en ese momento. Un dolor que no era fácil de calmar.
- No estábamos preparados para enfrentarnos a los Alquimistas Estatales -. Dijo de pronto el azabache, rompiendo el nuevo silencio generado.
- Se suponía que los Alquimistas Estatales se fueron al norte -. Contestó Lev con el mismo tono sombrío de voz que había empleado Harris.
- Por eso te dije que "nos la jugaron" -. Harris hizo el intento de mostrar una sonrisa sarcástica, pero lo único que consiguió arrancar de su boca fue una mueca desagradable.
- ¿Quién...? -. El rubio flexionó las rodillas y acomodó la cabeza entre estas. - ¿...Quién fue el traidor? -.
- Los siete -. Contestó Boris, quien prestaba total atención a los muchachos.
- ¿Cómo lo sabéis? -. Preguntó sin cambiar de posición. En el fondo sabía (o intuía más bien) que sólo aquellos lunáticos serían capaces de algo así, por lo que le pareció estúpido haber preguntado aquello. ¿No hicieron ellos que la alarma saltase? ¿No fue su culpa que los alquimistas llegaran para comenzar a aniquilar a cualquier infiltrado? ¿No fue su culpa que por ello ya no volvería a ver aquellos ojos achocolatados de su amiga? ¿No fue su culpa que todo se hubiera ido a la mierda?
- Nadja los vio junto al führer cuando venía hacia aquí -. Contestó Harris. - Sabían desde el principio que no estaría en el cuartel, sólo quisieron atraparnos dentro -.
- ¿Cómo llegaste hasta aquí, Harris? -. Preguntó Lev ignorado lo anterior dicho por el pelinegro. - ¿No estabas en el Área Oeste? -.
- Cuando sonó la alarma en Central, los demás cuarteles también la recibieron -. Se apresuró a decir. - Boris y yo decidimos huir... por muy cobarde que suene aquello... -.
¿Cobarde? Lev agradecía que lo hubiese hecho. De haber peleado... ¿Harris estaría muerto? Seguramente, por lo que agradeció profundamente que su amigo hubiera tenido el valor de huir (él no lo consideraba cobardía, sino valentía) al ver que las cosas se torcían. Por primera vez desde que entró, se fijó en el aspecto de su amigo. No parecía haber luchado mucho (seguramente por que huyeron), pero si se notaba el cansancio en sus ojos, mezclados con aquel dolor que sentían por lo ocurrido recientemente.
- Te ves hecho una mierda -. Dijo con un deje en su voz e intentando sonar burlesco sin conseguirlo.
- Mira quien fue a hablar -.
Con ayuda del pelinegro, Lev se puso en pie. Llegó hasta una de las sillas frente a Boris, y dejó caer su cuerpo en ella. Se recostó sobre la mesa y cerró los ojos, consciente de que no iba a conseguir dormir ni un poco, pero al menos quería descansar. Notaba la mirada de Boris y Harris fijas en él, pero las obviaba con facilidad. Su mente tenía mucho en lo que pensar. La muerte de su amiga era lo primero que atormentaba y perturbaba su calma, seguido de los acontecimientos ocurridos apenas hacía unas horas. Primero Nadja le daba una patada en el trasero y luego...
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Don't Forget
ActionMustang envía a los hermanos Elric a investigar un caso de "extrañas desapariciones" en Ciudad del Oeste. Por motivos que el resto desconoce, Edward acaba sumándose a la lista de personas desaparecidas. Alphonse y Roy mueven cielo y tierra para enco...