Capítulo 08 - Desde el principio -

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- Es decir... si se borra esta marca de aquí, ¿mueres? -. Harris contemplaba el sello de sangre dibujado en el interior de la armadura con curiosidad.

- Así es -. Confirmó Alphonse mientras camina junto a May, dirigiéndose a la estación de trenes.

- Sí que tiene que ser traumático ser separado de tu cuerpo... -. Comentó Harris mientras imaginaba como debía de sentirse ser despojado de su carcasa humana para ser atado a un traje articulado metálico. Un escalofrío le recorrió la espalda por ello.

- Sí... -. Rió nerviosa la armadura. - Sobretodo porque tenía diez años cuando pasó -.

- ¡Dios mío! -. Exclamó el azabache sorprendido. - ¿Tan joven? -.

- ¿Pero por qué se lo estás contando Al...? -. Preguntó May con aburrimiento mientras un suspiro escapaba de sus labios. Harris no podía ver a la chica desde el interior de la armadura, pero se imaginaba perfectamente sus expresiones.

- Bueno... a cambio podría deciros de que iba lo de antes... -. Dijo de pronto Harris, ganando la atención de ambos. - Pero prometedme que no diréis nada -.

May y Alphonse se miraron.

- ¿Es malo? -. Preguntó la armadura.

- Sí -.

- ¿Ilegal? -. Esta vez fue el turno de la muchacha.

- Bastante -. No pudo evitar reír.

La pareja volvió a intercambiar miradas.

- Lo prometemos -. Dijeron al unísono. Ambos sentían mucha curiosidad. Harris se había presentado ante ellos como un chico de veintiséis años, al que perseguían hombres armados. Muy normal aquello no era y ya que se ofrecieron a ayudarlo... ¿qué menos que unas explicaciones como pago?

- ¿Seguro? -. Preguntó el pelinegro desconfiado.

- En Xing nunca rompemos nuestras promesas -. Se apresuró a decir May. Harris guardó silencio unos segundos, tiempo suficiente para que la pareja volviera a dedicarse unas miradas entre ellos. Unos pasos apresurados llamaron su atención. Un hombre tan alto como la armadura, acompañado de otro (con un aspecto que a Alphonse le recordó a un gorila) pasaron a su lado casi chocando, al grito de "apartad". Vieron como se perdían por la calle recién recorrida por ellos y Harris comenzó a reír.

- Si Boris y Darius siguen por aquí, es que Lev los ha despistado -. Dijo para sí mismo, sintiendo una enorme sensación de tranquilidad invadiendo su pecho.

- ¿Los conoces? ¿Son los que te persiguen? -. Preguntó rápidamente Alphonse tras escucharlo.

- No, a mí no, esos iban tras mi compañero -. Dijo asomando su nariz por entre los agujeros de la armadura. - Bien, vale, os contaré de que va todo -.

No quedaba mucho recorrido hasta la estación de trenes de Ciudad Central, pero Alphonse y May sintieron que necesitarían un par de kilómetros más para procesar lo que el hombre de cabellos azabaches les estaba contando. Apenas el sol había comenzado a ocultarse cuando salieron de la casa de los Hughes, por lo que la luz de las farolas fueron encendiéndose lentamente, acompañando a la historia de Harris.

- A ver... que me aclare... -. Balbuceó la muchacha deteniéndose un momento, movimiento que la armadura imitó. - Te compraron cual objeto, te obligaron a trabajar para una especie de ¿mafia?... y ahora decidiste escapar... -.

- Así es -. La voz de Harris sonaba increíblemente tranquila para el gusto de Alphonse. ¿Quién contaba una historia así con tal parsimonia? Aunque... él contaba lo de su cuerpo con esa misma calma... así que tal vez no era quien para comentar al respecto. - Era de Aerugo, pero allí no tenía familia ni nada, por lo que me quedaré con mi compañero aquí, en Amestris -.

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